Un tupé de moda, una coleta a lo Pablo Iglesias o quizá la melena lisa de Ana Blanco ¿Qué pelo me pongo? Un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU) propone (PDF) el uso de una impresora 3D para fabricar hilos de material plástico a la carta. Al proceso, aún experimental, lo han llamado "furbricación".

"La idea nació originalmente de ver lo que sucedía con una pistola de pegamento caliente", comenta a EL ESPAÑOL Gierar Laput, director de este curioso proyecto. "Cuando sueltas un pequeño chorro de adhesivo y te alejas, obtienes un efecto no deseado, un hilo de material", afirma, y añade: "Hemos utilizado el mismo principio para producir el pelo con una impresora 3D".

La inspiración vino al ver los hilos que deja el pegamento. G. L.

Este tipo de máquinas construyen los objetos a base de capas de material, que suele ser plástico -más asequible- o metal. El compuesto sale en estado semisólido de un cabezal, que sigue las instrucciones de un software. De esta manera, poco a poco y capa a capa, se va construyendo el objeto.

Para generar melenas, los investigadores programaron el cabezal de una impresora 3D para que salpicara una superficie con una minúscula gota de plástico derretido. Luego, en lugar de añadir otra capa, hicieron que el cabezal se separase de la primera capa. Así fueron creando cada pelo, que no es más que un hilo de plástico estirado.

El cabezal de una impresora 3D es capaz de generar hilos. G. L.

Al repetir esta acción una y otra vez, los científicos obtuvieron varios objetos tales como matas de cabellos de plástico de diferentes densidades, cepillos con cerdas de longitud y grosor distintos, incluso juguetes como pequeños trolls de pelaje fosco o caballitos con largas colas.

En última instancia, la longitud y grosor de cada pelo depende de la rapidez del cabezal de la impresora y de lo lejos que se separa de la primera capa donde nace el filamento.

La longitud de los pelos, bajo control. G. L.

"Hemos utilizado sobre todo materiales plásticos, ya que tienen una propiedad dúctil cuando se aplica calor", comenta Laput.

Un experimento económico

El investigador y su equipo utilizaron una impresora FDM (Modelado de Deposición Fundida, por sus siglas en inglés), sin modificar, de la marca Prinstbot, que cuesta unos 350 dólares (319 euros).

El software elegido para simular la impresión fue Repetier Host y el material, un plástico muy común en este tipo de procedimientos denominado poliácido láctico o PLA, aunque se pueden usar otros materiales como el ABS (o acrilonitrilo butadieno estireno).

Un caballo impreso con su larga cola. G. L.

Según Laput, "la invención abre la puerta a toda una nueva clase de objetos que un usuario puede imprimir". "Es posible fabricar objetos funcionales como un cepillo de dientes con cerdas duras, o un pincel con filamentos suaves", destaca.

Incluso podría conseguirse, con el software adecuado, reproducir materiales como el velcro. 

¿Por qué no crear así cepillos de una pieza? G. L.

No obstante, queda mucho aún para que esta tecnología tenga una función concreta más allá de la experimental.

¿Se podrá construir en casa una peluca a medida, con la longitud y el color de pelo que siempre quisimos lucir? Pues depende de la paciencia que se tenga.

Pelos de colores en función el material. G. L.

En teoría, el proceso es capaz de generar filamentos como cabellos que pueden recortarse, trenzarse, cepillarse e incluso rizarse, pero se tarda más o menos 20 a 25 minutos para generar el pelo para un espacio de 10 milímetros cuadrados. "Elaborar una peluca completa sería un proceso demasiado lento para una impresora 3D", confiesa Laput.