Netflix llega al fin a España, las tiendas se llenan de pantallas con la pegatina de 4K, ya preparadas para la Ultra Alta Definición... La resolución de las pantallas sí hace que lo que veamos sea mejor, pero la pregunta clave es: ¿tenemos algo que ver en las teles 4K?

Las 4K hacen referencia al factor de multiplicación desde el primer gran estándar de alta definición: 1080p (o Full-HD). Dicho estándar marca la resolución equivalente a 1920 x 1080 píxeles. Las 4K multiplican ambas medidas por dos, lo que nos ofrece una resolución de 3840 x 2160 píxeles. Si seguimos la aritmética más sencilla, comprendemos fácilmente que esta resolución es cuatro veces la que vemos en un Full-HD, el televisor de alta definición más común ahora.

¿En qué apreciamos esto? Muy sencillo: vemos una mejor imagen a menos distancia. Al ser más pequeño el píxel, simplemente nos costará más verlo cuando nos vamos pegando a la pantalla. Además, la tecnología 4K ofrece ventajas adicionales como la posibilidad de mejorar las tasas de fotogramas por segundo. 

Diferencia de resolución entre Full-HD y 4K

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es si realmente estamos hablando de una tecnología que tiene presencia en el mercado. Sabemos que, en caso contrario, por muy innovador que nos parezca, todo acabaría fracasando.

Desde la cadena Media Markt un portavoz afirma que "las ventas de modelos superiores a 55 pulgadas de 4K rondan actualmente un 20-25% del mercado total de televisores y se espera que para Navidad estas cifras aumenten hasta un 60-70%". "En enero de 2015 el porcentaje era de un 10-15% y la tendencia es que en poco tiempo las 4K sustituyan a todo el parque actual de Full-HD", concluye este portavoz. Por tanto, si compramos un televisor 4K y el formato no termina de cuajar, parece que no seremos los únicos que tengamos un trasto similar en casa.

Otro asunto clave es el contenido. Según comenta Antonio Suárez, ingeniero experto en telecomunicaciones, "la adopción de las 4K va a depender de la generación de programas que encontremos para este formato". "Actualmente, compañías como Netflix y BT apuestan por la adopción de la Ultra High Definition o 4K. Un buen ejemplo es el canal británico BT Sport, que es 100% 4K", añade.

Netflix: 4K, pero no del todo

Respecto a los generadores de contenido, en España sólo hay uno a la vista: Netflix. Se estrenará con una opción premium en su suscripción con la que se podrá ver gran parte de sus series de producción propia y algunos contenidos licenciados (pero no toda su emisión) a una resolución 4K.

Ahora bien, aunque la compañía tiene un acuerdo con Vodafone, de momento no será posible aprovechar la nueva resolución a través de dicha plataforma. Según comentan desde Netflix, "al principio, la mayor calidad de imagen estará disponible sólo a través de Internet; la emisión por streaming será el principal camino por el que los consumidores reciban Ultra HD 4K".



Esta nueva resolución llegará al principio de forma lenta. No obstante, se convertirá en la principal según los televisores vayan adoptando esta tecnología, los precios caigan y los consumidores busquen mejorar sus dispositivos.

Por lo tanto, ya tenemos algo de contenido y un canal a través del que recibirlo: internet. Según cuenta Suárez, "con la introducción masiva de fibra y la optimización de las redes de cable el usuario dispone del suficiente ancho de banda como para recibir 4K". "En la actualidad, una emisión de Ultra Alta Definición sólo consumiría 15 o 20 Mbps, ya que las nuevas tecnologías de codificación consiguen reducir el ancho de banda considerablemente".

Logo oficial de Ultra High Definition

Eso sí, ninguna plataforma española tiene preparados sus descodificadores (set-top boxes) para recibir 4K. Fuera, el panorama es bien distinto. Como cuenta Suárez, "las principales plataformas de televisión de pago en Europa están planificando ya sus estrategias con la adopción de dispositivos preparados para 4K". Así pues, dentro de poco este reclamo se convertirá en un elemento de venta también para las propias plataformas, y no sólo para los anunciantes de televisores.

Si ya hemos comprado nuestra flamante pantalla de Ultra Alta Definición 4K, podremos seguir disfrutando del contenido que ya tenemos en Full-HD. No es lo mismo, pero las tecnologías de reescalado con las que trabajan estos modelos harán que veamos las cosas un poquito mejor que en la pasada generación audiovisual. Algo es algo.

Adaptarse al futuro, esa constante

El futuro plantea nuevas posibilidades. Por un lado, la implantación del nuevo estándar nos llevará a que se genere más contenido en este formato o que se convierta parte de lo actual a la nueva resolución. También podría llegar en breve otro tipo de soportes, como el prometido disco BluRay 4K, que nos ofrecerá más resolución. Supuestamente, estos discos y reproductores deberán estar en el mercado, al menos en EEUU, a finales del presente año.

Pero estas nuevas posibilidades parecen no tener fin. Tal y como apunta Suárez, "4K es la penúltima resolución de vídeo". "Subrayo penúltima, ya que también existen prototipos de 8K. De hecho, la televisión japonesa NHK planea emitir los Juegos Olímpicos de 2020 en dicho estándar", añade el ingeniero.

La tecnología 8K hace que las imágenes sobre la pantalla se vean casi como en la vida misma. Seguro que notaríamos la diferencia entre las 8K y las 4K, pero no entre las 8K y la realidad. "Por tanto, en cuanto salgan los nuevos modelos 8K, van a tener que inventarse nuevas formas para que compremos televisores", concluye.

En cualquier caso, hablaremos del 8K cuando esta tecnología se convierta en el último reclamo de los folletos de electrónica de consumo de turno.