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Los expertos están viendo cómo, año tras año, las infecciones de transmisión sexual (ITS) son cada vez más frecuentes en personas mayores.

Entre 2019 y 2023, los diagnósticos de infección gonocócica en mayores de 55 años han crecido un 188,4%, los de sífilis lo han hecho un 124,3%, y los de clamidia un 204,5%, según los informes de vigilancia epidemiológica de las ITS en España del Instituto de Salud Carlos III.

Antes de 2019, estos informes no diferenciaban a los mayores de 45 años por franjas de edad por no ser necesario: los casos recogidos eran poco más que testimoniales.

Las ITS (principalmente, infección gonocócica, Chlamydia tracomatis, sífilis y linfogranuloma venéreo) llevan desde inicios de siglo aumentando paulatinamente, con un incremento acelerado en los últimos años.

La franja de edad con más casos suele concentrarse entre los 25 y los 45 años, si bien estas infecciones han aumentado también en adolescentes y adultos jóvenes. Y ahora se está viendo que, además, lo hace en personas mayores.

"Aunque el número de casos absolutos es más alto en gente joven, el crecimiento relativo, en porcentaje, es mayor en los más mayores y, si no se estabiliza, va a haber que hacer un esfuerzo en concienciar a esta población".

Quien dice esto es Gema Fernández Rivas, microbióloga del Hospital Germans Trias i Pujol y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

No solo hay que concienciar a la población. "Tenemos que educar a los propios sanitarios para detectar estas enfermedades en las personas mayores, que suelen obviarse".

Este crecimiento no es igual entre todas las ITS ni en los dos sexos: los mayores aumentos se dan en hombres en infección gonocócica y clamidia.

En cuatro, años, el incremento en la primera en varones ha sido del 218%, mientras que en la segunda ha sido del 204,5%.

En las mujeres mayores de 55 años, el crecimiento ha sido del 95,4% y 122,8%, respectivamente.

Los casos de sífilis también se han multiplicado, aunque algo menos: 124,3% (134,2% en hombres, 79,8% en mujeres).

Aunque los informes del Instituto de Salud Carlos III no establecen más franjas de edad, algunas comunidades sí lo hacen.

Por ejemplo, Madrid detecta una fluctuación con tendencia ascendente en la mayoría de ITS para mayores de 59 años.

Si los casos de infección gonocócica en hombres en esta franja de edad suponían el 0,4-0,7% del total a inicios de la pasada década, en los últimos años ya son el 1,1-1,3% (y eso teniendo en cuenta que el número absoluto de ITS ha crecido enormemente).

En Chlamydia tracomatis, han pasado del 0,6-0,9% hace diez años al 1,2% y 1,3% en 2022 y 2023. El linfogranuloma venéreo se sitúa entre el 0 y 0,6% en 2016 y 2017, pero en 2022 alcanzó un pico del 2,9%.

Aunque todavía no se ha estudiado en profundidad este fenómenos, Fernández Rivas apunta un par de razones de este aumento.

La primera, que cada vez hay más personas mayores. La segunda, "que muchos son usuarios de Prep". Se refiere a la profilaxis pre-exposición del VIH, un programa que facilita antivirales a personas con conductas sexuales de riesgo.

La mayoría de usuarios de estos programas son hombres que tienen sexo con hombres, y de ahí el aumento más notorio en varones.

Sin embargo, la microbióloga recalca que el aumento se da también tanto en hombres como en mujeres heterosexuales.

Confundirse con otros síntomas

Por su parte, el urólogo Gabriel Bastidas, director de Androclinic y portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, explica que hay "un despertar sexual en la madurez" que está impulsando este crecimiento.

Además, "el aumento de separaciones, divorcios y viudedad en esta franja etaria impulsa el inicio de nuevas relaciones afectivas y sexuales", sostiene.

A esto se une la relajación en el uso del preservativo. "Tras la menopausia o con el uso de tratamientos para la disfunción eréctil, la preocupación principal (el embarazo) desaparece".

Esto "lleva a una relajación del preservativo como método de prevención, ya que se perciben las ITS como un problema exclusivo de los jóvenes", advierte.

Bastidas explica que hay cierto tabú sobre las ITS en personas mayores. Algunos "pueden sentirse juzgados o atemorizados de someterse a las pruebas". 

En otras ocasiones, es el propio médico el que no identifica, en un primer momento, los síntomas de la persona con una posible infección de este tipo.

Es habitual que las señales, como lesiones o síntomas inespecíficos, puedan "confundirse o tomarse por síntomas propios del envejecimiento o afecciones geriátricas, llevando a un diagnóstico más tardío, a veces con la ITS en etapa avanzada".

Y esto puede ser un problema. Gema Fernández Rivas señala que no se trata solo de que la persona tenga un tratamiento adecuado, sino de que "pueden acabar transmitiendo la infección a otras personas, dependiendo de su actividad sexual".

Como si fuera un cóctel perfecto, la baja concienciación, el abandono de preservativo y la ausencia de sospechas puede terminar extendiendo el problema más de lo que en un primer momento se pensaba.

Por eso, tanto Fernández Rivas como Bastida hacen un llamamiento a los médicos para que sean más conscientes de esta nueva realidad.

"Los profesionales nos tenemos que dar cuenta de que esto también le puede pasar a personas de más edad", comenta la microbióloga. "Las ITS pueden afectar a cualquier rango de edad y persona".

Bastida apunta que "aún falta trabajo por hacer", sobre todo en el testeo rutinario de ITS, un "desafío para la atención primaria", donde debería incoporarse como una "oportunidad ganada".