Traer una nueva vida al mundo es para muchas personas uno de los momentos más bonitos de su vida, pero también complejas física y emocionalmente. Mientras la nueva madre se adapta, muchas veces debe enfrentarse a cambios físicos que pueden minar su autoestima. Entre ellos, uno de los más comunes y angustiantes en el posparto es la caída masiva del cabello, un fenómeno conocido como efluvio telógeno.
El cabello, en constante renovación, pasa por un ciclo natural donde es normal perder alrededor de 100 cabellos al día. Sin embargo, en el efluvio telógeno, la pérdida se acelera de forma drástica, provocando una disminución de la densidad capilar que se convierte en una preocupación constante.
Algunas estimaciones señalan que esta alteración del ciclo de crecimiento del pelo afecta a cerca del 45% de las madres en España. A pesar de ser tan frecuente, la experiencia sigue siendo un tabú que muchas mujeres viven en silencio. Un silencio que algunas mujeres, como la popular presentadora Cristina Pedroche, se han atreviso a romper en sus redes sociales.
En su primer posparto, Cristina Pedroche confesó haberse sentido muy vulnerable y compartiendo a través de las redes sus sentimientos abiertamente. Sin embargo, en su segunda maternidad, ha optado por un enfoque diferente, tamando un tiempo para "solo vivir mi vida, sin ver nada más, sin compararme con nadie, dándome mis tiempos".
Afrontándolo de este modo, más tranquila, ha confesado que "el efluvio telógeno ha vuelto, pero no me lo estoy tomando tan mal como la otra vez". Esta nueva perspectiva le ha permitido gestionar las secuelas del posparto de manera más tranquila, aceptando una faceta más real y menos idealizada de la maternidad.
Factores de riesgo
La palabra efluvio proviene del latín effluvium, que significa "desprender o soltar". Según la Fundación Piel Sana, en dermatología se utiliza para definir "una caída del cabello más intensa de lo normal, que suele ser difusa y generalmente transitoria". Para entenderlo, es fundamental conocer el ciclo de vida del cabello, que se divide en varias fases: crecimiento (anágena), reposo (telógena) y caída.
En el caso del efluvio telógeno, "numerosos folículos pilosos en crecimiento aceleran su evolución pasando de forma sincronizada y prematura a la fase de reposo". Esto hace que haya una cantidad de cabello mucho mayor de la habitual lista para caerse en los próximos meses.
Aunque el efluvio posparto es el más conocido, existen múltiples factores que pueden provocarlo. La Fundación Piel Sana destaca:
Alteraciones endocrinas. Como los cambios hormonales que ocurren tras el embarazo y el parto. También se incluyen las enfermedades tiroideas.
Deficiencias nutricionales. La falta de vitaminas, sales minerales y proteínas, especialmente la anemia por déficit de hierro, puede ser un factor determinante.
Estrés. Situaciones de estrés psíquico, como un trauma emocional, una cirugía o una enfermedad grave, pueden desencadenar la caída.
Determinados fármacos. Algunos medicamentos, como el enalapril o el litio, pueden tener la caída del cabello como efecto secundario.
El efluvio telógeno suele aparecer "entre 2 y 4 meses después de acontecer el factor desencadenante", lo que explica por qué la caída posparto se manifiesta varias semanas después de dar a luz. En tales casos, los pacientes notan que pierden mucho más pelo al cepillarse o en la ducha, pero rara vez se produce una calvicie total, ya que es un proceso difuso y lento.
Para facilitar su diagnóstico, la Fundación Piel Sana señala que existe una prueba sencilla conocida como el signo de Sabouraud. Esta consiste en una suave tracción de un mechón de pelo que permite "diagnosticar una caída aguda excesiva si se desprenden más de 2 ó 3 pelos en cada tracción".
Un problema con solución
La buena noticia es que "no existe ningún tratamiento específico para el efluvio telógeno" porque, en la mayoría de los casos, la solución es simplemente dejar que el ciclo capilar se recupere. Lo importante es identificar y corregir la causa. Incluso, “muchas veces, la propia tranquilidad del paciente al conocer que el proceso es reversible tiene un efecto favorable sobre el cabello".
También hay algunas pautas que pueden ayudar a las madres a minimizar el riesgo o los efectos del efluvio telógeno:
Una dieta equilibrada rica en nutrientes esenciales como hierro, biotina, zinc y proteínas. Se recomienda evitar dietas restrictivas que puedan debilitar el cabello.
Reducción del estrés a través del descanso y momentos de autocuidado. La propia tranquilidad del paciente al saber que el proceso es reversible tiene un efecto favorable.
Uso de productos capilares adecuados, evitando químicos agresivos y manipulaciones excesivas.
En casos más severos, los especialistas pueden recomendar tratamientos de bioestimulación capilar, como el plasma autólogo. Este tratamiento, que se obtiene de una sencilla extracción de sangre del propio paciente, se utiliza como complemento para estimular los tejidos dañados y facilitar una recuperación más rápida del cabello.
En cualquier caso, el pronóstico suele ser muy favorable, ya que la caída no daña la raíz del cabello de forma irreversible. Una vez que la causa ha cesado, tiene lugar "una recuperación espontánea" del cabello entre 6 y 12 meses después. Un signo de esta repoblación es la aparición de "pelos cortos y finos en el borde del cuero cabelludo".
