Paolo Fava
Publicada

En marzo de 2017, Riazor contuvo el aliento. Tras una dura entrada de Álex Bergantiños, Fernando Torres caía a plomo inconsciente sobre el césped. Las imágenes mostraron a Vrsaljko y Gabi atendiendo rápidamente a su compañero en el suelo, obligándolo a abrir la boca para "evitar que se tragase la lengua". Ambos fueron elogiados por su "heroísmo", llevándose incluso algún mordisco, para evitar que Torres sufriera perjuicios mayores.

Aunque ambos jugadores estaban aplicando el cursillo de primeros auxilios impartido por el club para evitar muertes súbitas, las nuevas guías han pasado a considerar esta maniobra como un error, por bienintencionado que fuera. Un nuevo trabajo publicado en la revista Canadian Journal of Cardiology, sostiene que "evitar que se trague la lengua" una persona desvanecida no solo no es efectivo, sino que retrasa otras maniobras cruciales, como la reanimación cardiopulmonar (RCP).

Esto se debe a dos grandes motivos. El primero, que en caso de parada cardíaca -la principal causa de muerte súbita-, la prioridad es evitar que deje de llegar oxígeno al cerebro, de ahí la importancia de la RCP. En otros desvanecimientos en los que pueden aparecer convulsiones, el origen más probable del mito, tampoco se aconseja la maniobra: los expertos en primeros auxilios descartan que alguien que convulsione se llegue a 'tragar la lengua'.

El estudio analizó sistemáticamente 45 casos de deportistas que habían sufrido desvanecimientos durante competiciones entre 1990 y 2024 que habían sido grabados y retransmitidos por televisión o por internet. Los investigadores se centraron en las primeras maniobras de resucitación que recibieron los atletas inconscientes, y la correspondiente cobertura mediática que recibieron.

"Nuestro análisis mostró que en el 84% de los casos se realizaron maniobras inapropiadas para ‘prevenir que el paciente se trague la lengua’ antes de realizar una RCP adecuada", advierte Dana Viskin, del Departamento de Cardiología, Centro Médico Sourasky de Tel Aviv. "Esto se asoció significativamente con malos resultados: el 67% murieron o sufrieron daño cerebral severo, en comparación con el 0% cuando la RCP fue la primera respuesta".

El análisis mediático, por su parte, reveló que casi la mitad (48%) de los artículos usaron explícitamente el término “tragar la lengua", elogiando en su mayoría a la persona que realizó la maniobra. En las noticias que describían casos de paro cardíaco súbito (PCS), el 77% hacía referencia a la acción de evitar "tragarse la lengua" sin reconocer que era inadecuada ante un corazón parado. Solo el 23% criticaba explícitamente la intervención.

"Algunos pacientes en paro cardíaco, especialmente varones jóvenes, pueden mostrar actividad similar a convulsiones al inicio. Es comprensible que este mito se haya incorporado a la respuesta pública ante PCS en atletas, a pesar de la ausencia de apoyo por parte de guías clínicas para tal intervención”, señala Nicholas Grubic, de la Escuela de Salud Pública Dalla Lana de la Universidad de Toronto.

"Además, signos como la cianosis y la respiración agónica pueden confundirse con asfixia, llevando a los testigos a priorizar la inspección de la vía aérea en lugar de iniciar la RCP. Investigaciones cualitativas recientes han confirmado que estas malas interpretaciones pueden retrasar o incluso interrumpir intervenciones que salvan vidas", insiste.

Aunque promover el conocimiento de cómo realizar una RCP y cómo usar un desfibrilador externo automático (DEA) sigue siendo fundamental para mejorar la supervivencia, enseñar a la ciudadanía a reconocer los signos tempranos es igualmente crucial, ya que cada segundo sin actuar reduce drásticamente la probabilidad de supervivencia.

"Nuestro estudio subraya el peligro de la persistente creencia errónea de que hay que prevenir que alguien se ‘trague la lengua’. Esto puede retrasar el inicio de las compresiones torácicas y costar vidas. Sin embargo, los medios suelen aplaudir estas acciones equivocadas como heroicas", concluye la Dra. Viskin.