P. Fava
Publicada
Actualizada

Los profesionales sanitarios han salido a la calle para recordar a Mónica García, ministra de Sanidad, su promesa de eliminar las guardias de 24 horas. Tener que enfrentarse a una operación o a la prescripción de medicamentos cuando apenas se han conseguido juntar algunas horas de sueño es una queja generalizada de los facultativos. No solo afecta a su salud, denuncian, sino a la de sus pacientes.

Así de clara y rotunda se ha mostrado Carmen Truyols, médica especialista en Anestesiología y Reanimación, y uno de los rostros más reconocibles del activismo en defensa de los derechos de los médicos y pacientes. Desde sus cuentas sociales, transmite el agotamiento que las guardias de 24 horas provocan en quienes deben cuidar de la salud de los demás.

En uno de sus vídeos, Truyols comparte su desazón al mostrar su agotamiento en la hora 20 de sus 24 horas de guardia como anestesista. "Son las cinco menos veinte de la mañana. Cesárea". La especialista explica que ha hecho una intervención general durante el día por una pseudo-obstrucción, seguida de una endoscopia y una fractura complicada periprotésica.

"He tenido 500 llamadas por falta de camas en una unidad que depende de nosotros... Ya ni me acuerdo, ni me importa", termina, abatida. "Me quiero ir a mi casa. Me quiero ir a la cama. Esto es un sinsentido, tío". En otro de sus vídeos describe en qué consiste tener que atender una cesárea en la hora 20 de trabajo, y por qué es una situación de enorme estrés físico y mental.

"Son las cinco de la mañana. Me han despertado a las tres y media para una cesárea", relata en el siguiente vídeo. La intervención, explica, no era necesaria con urgencia ya que respondía a un caso de no progresión, es decir, cuando el parto no avanza pese a las contracciones de la madre. En cualquier caso, el "problema real", apunta, es que "se trabaja mal así. Innecesariamente".

"Cuando llegamos a una cesárea, estamos dos enfermeros que han entrado a las diez de la noche, un celador que ha entrado a las diez de la noche, un auxiliar que ha entrado a las diez de la noche y, en el caso de mi hospital, un ginecólogo y un cirujano ayudándole que llevan desde las ocho de la mañana. Y yo, que llevo desde las ocho de la mañana y he hecho siete cirugías. Sola".

"Me he confundido de nombre de matrona", enumera entre los problemas cognitivos que le está causando la falta de descanso. Aunque tiene memorizada la colocación de los fármacos en su carro, descubre a la hora de asistir a la operación que ya no se la sabe. "He abierto tres veces el mismo cajón", se lamenta. "Me da vergüenza decirlo, pero estás muy lento".

Además, el quirófano está a baja temperatura para prevenir el riesgo de infecciones y de proliferación bacteriana. "Estás tiritando durante todo el proceso", revela, porque el profesional se encuentra "súper trasnochado". El ambiente es de tensión constante ("no hay bromas, no hay risas, la relación laboral no fluye") porque "nadie" tiene ánimos para desarrollar relaciones personales.

"Hacer guardias de 24 horas como médico en España no es bueno ni para el médico, ni para el paciente. Esto hay que pararlo", zanja. "Esto no aporta nada a los pacientes. Hay que tratarlos las 24 horas, estoy de acuerdo, pero no así".