La psicología lleva cientos de años estudiando el comportamiento humano. Esta disciplina trata de explicar cómo funciona nuestra mente, por qué somos capaces de experimentar distintas emociones o qué respuestas damos ante ellas. Su campo de estudio abarca los más amplios aspectos de la experiencia humana. La empatía de las personas es uno de ellos.
Así lo asegura la psicóloga María Esclapez, que hace algún tiempo compartía un video en sus redes sociales que tuvo una gran repercusión. En él exponía lo que alguien bautizó como la teoría del carrito de la compra, una hipótesis que lleva circulando desde hace años por internet.
"Ayer subí a mis historias una foto diciendo que una vez leí a alguien decir que el nivel de empatía de la gente se medía en carritos de la compra abandonados en el párking del supermercado", comienza diciendo la especialista. "Empezaron a llover mensajes privados y uno de ellos me sorprendió. Era alguien hablándome de la teoría del carrito de la compra del supermercado".
La supuesta teoría psicológica, continúa contando Esclapez, propone que la moralidad y capacidad de las personas para autogobernarse puede determinarse a través de un gesto tan sencillo como devolver el carrito de la compra al lineal designado para su almacenamiento después de haberlo usado, en lugar de dejarlo en cualquier lugar y mal ubicado.
"Devolver el carrito de la compra es una tarea fácil, cómoda y además todos somos capaces de reconocer el acto como lo correcto y adecuado", continúa la psicóloga. "Alguien podrá pensar: ‘Bueno, es que quizás ha ocurrido una situación de extrema emergencia y la persona ha tenido que salir corriendo dejando el carrito por ahí tirado’. Sí, pero ¿realmente es tan probable que haya tantas emergencias a la vez?", se pregunta.
Según narra la psicoterapeuta, salvo algún caso excepcional, no existe justificación que nos impida dejar el carrito en el lugar adecuado. “No es ilegal abandonar el carro, pero tampoco nos van a premiar por colocarlo en el lineal, y precisamente por esto, porque no hay consecuencias, actuar bien o mal depende de la voluntad de la persona en sí misma”, subraya. “Por eso, se dice que esta es la situación perfecta para ver si una persona hace lo correcto sin que se la obligue a ello y sólo por su bondad”.
Lo cierto es que esta no es, ni mucho menos, la primera vez que salta a la palestra la teoría del carrito de la compra. La revista Scientific American, allá por 2017, publicó un artículo abordando el tema de manera extensa. En el artículo llegaron a categorizar los cinco tipos de usuario de carrito de la compra que existen: los que lo devuelven, los que no lo devuelven nunca, los que lo devuelven por conveniencia, los que lo hacen por presión, y los que lo devuelven impulsados por la presencia de niños.
“Los supermercados pueden intentar guiar nuestro comportamiento con los recipientes o los encargados de los carritos, pero compiten con nuestros propios objetivos egoístas, que en este caso pueden ser vigilar a nuestros hijos o simplemente llegar a casa lo antes posible”, decía el artículo.
Krystal D’Costa, la antropóloga autora del artículo, aseguraba que "si bien siempre hay casos atípicos -personas que se comportan de forma contraria a la norma por el simple hecho de hacerlo-, estos escenarios ilustran bastante bien el flujo y reflujo del orden social".
Es decir, existen normas que buscan proporcionar un beneficio general para la sociedad en su conjunto, "pero como individuos, tenemos objetivos que se entrecruzan con estas normas y pueden generar conflictos”. O lo que es lo mismo, “en general, queremos comportarnos como los demás porque queremos ser aceptados, pero también tenemos objetivos que nos benefician o nos brindan satisfacción inmediata".
Lejos de ser una verdad universal, la teoría del carrito de la compra también ha sido criticada por los expertos. De ella se ha dicho que es una teoría simplificada y no siempre justa ya que no tener un principio moral fuerte no equivale automáticamente a no devolver el carrito. Además, puede haber factores contextuales que impidan hacerlo o no considera las diferencias culturales o las normas locales.
Sea como fuere, el debate lleva años circulando por internet. La pregunta, aún sin resolver, es: ¿dejar el carrito abandonado en un párking define la catadura moral de una persona o su nivel de empatía?