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En el último medio siglo, las vacunas han salvado 154 millones de vidas, la inmensa mayoría de niños menores de 5 años. Este éxito sin precedentes puede verse ensombrecido por el estancamiento o la caída de las coberturas inmunitarias mundiales.

Un extenso análisis publicado en The Lancet así lo advierte: entre 2010 y 2019, nada menos que 100 países —de los 204 analizados— experimentaron un freno o una disminución en sus programas de vacunación.

No se trata solo de naciones emergentes: 21 de los 36 países de mayores ingresos —entre ellos, España— han visto reducir sus coberturas en al menos una de las vacunas infantiles principales.

Así, el sarampión está alcanzando niveles no vistos desde la década de los 90 y el número de muertes por tosferina ha aumentado en Europa y Estados Unidos.

Además, la pandemia elevó la incertidumbre y las reticencias a la vacunación. También impactó en un aumento en el número de niños menores de un año sin recibir una sola dosis de la vacuna.

Esta situación se empezó a revertir en 2023, pero los autores del trabajo, pertenecientes al Instituto para las Métricas en Salud y la Evaluación, de la Universidad de Washington, ven difícil alcanzar los objetivos de inmunización establecidos en la Agenda 2030.

Esto es: alcanzar coberturas de al menos el 90% en las vacunas DTP3 (dosis de refuerzo frente a difteria, tétanos y tosferina), MCV2 (segunda dosis de la del sarampión), PCV3 (enfermedad neumocócica) y HPVc (pauta completa frente al papiloma humano).

La Agenda de Inmunización 2030 también establece una reducción a la mitad del número de niños menores de un año que no hayan recibido una sola vacuna, conocidos como 'dosis cero'.

En 1974, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha su Programa Extendido de Inmunización, que incluyó seis enfermedades: difteria, tétanos, tosferina, sarampión, polio y tuberculosis.

Posteriormente, se expandiría a otras enfermedades infecciosas potencialmente mortales y prevenibles mediante vacunas: Haemophilus influenzae tipo B, hepatitis B, rubeola, neumococo, rotavirus y virus del papiloma humano.

Desde su implantación, se ha logrado un progreso "sin precedentes" en la historia de la salud pública, afirman los autores.

Se ha vacunado a más de 4.000 millones de niños y niñas y se han prevenido 154 millones de muertes: nada menos que 10.200 millones de años de salud plena.

"La vacunación rutinaria en la infancia es una de las intervenciones en salud pública más coste-efectivas", afirman los investigadores. Se estima que por cada euro invertido en vacunas se recuperan 44.

En este medio siglo se han logrado hitos como aumentar del 49% al 89% la cobertura mundial de la primera dosis frente a la difteria, tétanos y tosferina, y el 40% al 81% la tercera dosis.

En el caso del sarampión, la cobertura ha pasado del 37% al 83%. Frente a la polio, ha aumentado del 42% al 80%. En cuanto a la tuberculosis, ha pasado del 38% al 83%.

En este plazo de tiempo también se ha visto una disminución del 75% en el número de bebés menores de un año que no han podido acceder a ninguna vacuna: han pasado de 58,8 millones a 17,7 millones en 2019.

Caída de las coberturas

La mayoría de esos logros se consiguieron entre las décadas de 1980 y de 2000. La segunda década del siglo XXI, en cambio, ha vivido un estancamiento o incluso un revertimiento de la tendencia.

Así, 100 países de 204 analizados vieron cómo sus coberturas vacunales frente al sarampión. En Latinoamérica y el Caribe cayó del 90% al 87% de media. Se calcula que un millón de niños se quedó sin vacunar en la región en 2019.

Esto es un problema porque el sarampión es una infección altamente transmisible y necesita coberturas muy altas —se suele hablar del 95%— para garantizar el control de los brotes.

Entre los 36 países de mayores ingresos, nada menos que 21 vivieron caídas en la cobertura de alguna de las vacunas del Programa Extendido de Inmunización original.

Por ejemplo, en Argentina la cobertura de la primera dosis de la vacuna del sarampión cayó un 12% entre 2010 y 2019. En Finlandia y Austria la cobertura de la dosis de recuerdo frente a tétanos, difteria y tosferina disminuyó un 8% y un 6%, respectivamente.

España también experimentó ligeras caídas en las coberturas de la DTP3, así como de otras no incluidas en el Programa original, como la polio y la hepatitis B.

Con todo, la cobertura vacunal media de nuestro país en 2023 fue del 96,7%, por encima de estados como Finlandia, Suecia, Reino Unido, Alemania o Países Bajos.

La pandemia tuvo un impacto negativo en el acceso a las vacunas en todo el mundo. Entre 2020 y 2023 más de 15 millones de niños no recibieron la pauta completa de la DTP, una cifra similar quedó sin ser vacunado contra la polio y 9 millones se quedaron sin la de la tuberculosis.

También aumentó en 12,8 millones el número de bebés 'cero dosis' en los cuatro años pandémicos. En España, la cifra pasó de 7.390 niños en 2019 a 10.734 en 2023.

La Covid puso de manifiesto la reticencia a vacunarse de una parte de la población. Los autores advierten de que, pese a que es una minoría, esa desconfianza puede incluir en la percepción a futuro sobre las vacunas.

Recortes en las ayudas

En un comentario al estudio publicado en el mismo número de The Lancet, Hai Fang, investigador del Centro Chino de Estudios para el Desarrollo de la Salud, alerta de los peligros que pueden frenar el avance de la vacunación mundial.

"El estancamiento o declive en la cobertura puede también servir como un indicador indirecto de las crecientes dudas sobre la vacunación, que se ha exacerbado en muchos contextos por la pandemia".

Para abordar estos problemas señala que serán necesarias estrategias individualizadas en cada país, que tengan en cuenta las creencias y las preocupaciones de la población local.

En declaraciones al Science Media Centre, la catedrática de Salud Infantil del University College London, Helen Bedford, señala que "las razones del descenso en la aceptación de las vacunas son numerosas y complejas, pero requieren compromiso y recursos para hacer frente a los retos que plantean el aumento de la desigualdad social, la fácil disponibilidad de información errónea sobre la seguridad y la necesidad de las vacunas, y la mejora de la confianza del público en los programas de vacunación".

Hablando para el mismo portal, Ed Parker, profesor adjunto y codirector del Centro de Vacunas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, apunta que "es demasiado pronto para saber qué efecto podrían tener los recortes de financiación propuestos en los programas de vacunación a nivel mundial".

"El reciente resurgimiento del sarampión, la poliomielitis y la difteria, todas ellas enfermedades prevenibles mediante la vacunación, nos recuerda lo que está en juego si no se mantiene una cobertura vacunal elevada y equitativa".