P. Fava
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Tamara Pazos Cordal, bióloga especializada en Neurociencia y divulgadora en redes sociales, rompe una lanza por todas aquellas personas que se interesan por la ciencia de la longevidad no solo para vivir muchos años con buena salud, sino también con buen aspecto. "Siempre defenderé la vanidad", explica en su último libro Crecer sin envejecer (o casi) [Paidós], si esta peccata minuta es una motivación para que cada uno aplique los cuidados que contribuyen a su bienestar.

No obstante, la autora alerta sobre factores negativos de contexto social, como puede ser la obsesión cada vez más temprana por la cirugía plástica o el 'edadismo' que relega a partir de cierta edad. "A todos nos parece bien que la gente mayor tenga tratamientos contra la osteoporosis. Sin embargo, en lo que respecta a lo estético ya hay juicio", argumenta. "Pobre de ti que no te gusten tus arrugas o tus canas, cuando estos signos de envejecimiento también son un síntoma de pérdida de función celular".

"Las canas o las arrugas generan un trastorno más vinculado a la aceptación social, que dependiendo de la persona o el contexto generará más o menos impacto", prosigue la investigadora. El primer paso para cuidar la salud de nuestro cabello es una dieta proteínica. "El pelo está compuesto principalmente de queratina, una proteína fibrosa. Si nuestra dieta es pobre en proteínas, el cuerpo no las usará para producir pelo, sino que la destinará a reparar otros tejidos corporales".

"Además, para la síntesis de la queratina el folículo necesita vitaminas del grupo B, como la biotina y el hierro, ya que es un transformador fundamental del oxígeno a través de la sangre, para la buena formación del pelo en el folículo". La divulgadora explica que algunos casos de alopecia son incluso sintomáticos de cardiopatías y problemas del sistema circulatorio, ya que la caída del pelo viene causada por un deficiente aporte de sangre a los folículos.

"Si te estás preguntando dónde obtener hierro y biotina, la respuesta es muy desagradable, pues el hígado de muchos animales contiene altas cantidades de estas sustancias", zanja. No obstante, desde el momento en el que tomamos carne, consumir "el animal entero" -incluyendo la "casquería"- sería lo preferible desde el punto de vista de la responsabilidad, calidad nutricional y sostenibilidad. Dicho esto, Pazos concluye que la recomendación general es la "reducción del consumo de carne".

Consciente de estos dilemas alimentarios, la autora ofrece alternativas en forma de "cereales, legumbres o algunos frutos secos" que también aportan hierro y biotina, con la ventaja de que "son muy ricos". "Te diré que las legumbres van muy bien para el pelo, porque también tienen proteínas y otros minerales que participan en la producción del folículo, así que no te cortes", añade.

"Por último te recomiendo las fresas. Suelen estar carísimas, pero tienen muchísimo hierro, además de vitamina C, vitamina K y ácido fólico. Personalmente encuentro las fresas mucho más atractivas que el hígado", concluye Pazos sobre este asunto. Por último, recuerda que hay múltiples factores tras la pérdida de densidad capilar, que incluyen los contaminantes ambientales, el tabaquismo o el estrés. También a los "cambios estacionales" o las "etapas de la vida".

En caso de pérdida de cabello sin precedentes, añade, sería recomendable consultar con el médico de cabecera. "Independientemente de la preocupación estética -que valido totalmente-, podría haber un problema de salud detrás de esa caída".

Canas y arrugas

En cuanto a las canas, aunque su aparición está mediada igualmente por factores genéticos, pueden aparecer "antes de tiempo" en caso de déficit de nutrientes como el cobre, el hierro, el zinc o la vitamina B12. "El más importante en este caso es el cobre, que podemos encontrar en mariscos, cereales enteros, nueces y, cómo no, en las legumbres", subraya. Consumir "ricas y nutritivas legumbres" es la mejor estrategia para conservar el cabello "en su puesto y con su color".

Finalmente, para la salud de la piel, Pazos subraya la importancia de la protección contra la radiación solar y la comida equilibrada. "Si seguimos las recomendaciones del plato de Harvard con una dieta variada, completa y apartándonos de los ultraprocesados lo máximo posible, nuestra piel va a estar bien porque nuestro cuerpo va a estar bien".

No obstante, desliza un 'truquito'. "Una de las moléculas con más evidencia científica a la hora de mejorar la apariencia y función de la piel a lo largo de los años son los retinoides. Estos derivados de la vitamina A intervienen en varias funciones: regulan el intercambio de células de la piel, fortalecen la función barrera estimulando la producción de proteínas indispensables y también estimulan la producción de colágeno en la dermis".