Coincidiendo con el inicio de la Semana Sin Humo, la semFYC publica los resultados de la encuesta anual sobre tabaquismo que, en esta edición, ha contado con 9.500 personas encuestadas. Uno de los puntos destacados de los resultados de este año es la permisividad que manifiestan los más jóvenes en cuanto a la restricción de los espacios sin humo. Mientras la mayoría de la población sí vería con buenos ojos convertir en espacios sin humo el entorno de centros educativos o las paradas de autobús.
Tanto es así que, mientras la media global de la población, un 74%, aceptaría que no se fumara en terrazas de bares y restaurantes, entre los encuestados de entre 14 y 18 años sólo un 56,3% lo aceptaría, y de los 19 a 24 años lo haría un 64,6%.
Se observa esta misma tendencia en otros espacios sensibles como las paradas de autobús: un 77,7% de los encuestados está a favor de restringir fumar en estas zonas, mientras que en la franja de 14 a 18 años sólo un 47,4% lo está.
En este mismo grupo, un 71,1% vetaría fumar alrededor de centros educativos; cuando del total, hasta un 85% protegería estas áreas.
El grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC (GAT-semFYC) señala la posible correlación entre este salto generacional y la expansión de nuevas formas de consumo (vapeadores y tabaco calentado) entre los más jóvenes.
La ampliación de los espacios sin humo, el aumento de la fiscalidad del tabaco o la viabilidad de conseguir la regulación del empaquetado genérico son algunos de los aspectos que se han puesto sobre la mesa en esta edición de la encuesta. En mayor o menor grado se detectan desviaciones tanto por grupos de edad como por el hecho de si se consume o no se consume.
Algo que preocupa en el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC es que el 93% de los que vapean consumen además cigarrillos tradicionales.
"Esto prueba que no se está usando para dejar de fumar ni reducir el riesgo sino para atrapar a los jóvenes en la adicción a la nicotina” y alertan con preocupación sobre el hecho que “las mal llamadas estrategias de reducción de daños no son más que puro marketing de la industria de la nicotina”.
¿Permitirías fumar en las terrazas?
La encuesta de este año ha puesto el foco, de nuevo, en la comparativa del conocimiento y del cumplimiento de la normativa respecto a fumar en bares y terrazas. Ante la pregunta “¿Permitirías fumar en las terrazas de bares y restaurantes?”, los datos globales señalan que un 74% de los encuestados son favorables a esta restricción.
Si bien se observan las variables por segmentos de consumo de tabaco, las personas no fumadoras apoyan esta medida en un 87,8% de los casos; las exfumadoras, en un 69,3%; las personas fumadoras ocasionales, en un 42,7%; y, en el caso de las personas fumadoras, este dato se precipita al 23,2%. Hay una diferencia de 64 puntos porcentuales.
Las diferencias no son tan pronunciadas cuando se abordan los resultados entre los jóvenes, pero también existen: el 56,3% de las personas de entre 14 y 18 años se muestran contrarias a permitir fumar en terrazas de bares y restaurantes.
Del mismo modo se expresan el 64,6% de las personas de entre 19 y 24 años. Cuando se rebasa el corte de 35 años, la aceptación de esta medida supera el 70%: con 25-34 años, es el 73,4%; con 35-49 años, llega al 76,9%; y entre 50-64 años, la cifra está en 73,9%.
“Es importante tener en cuenta que, hoy en día, está permitido vapear en discotecas y algunos bares. Desde la semFYC pensamos que, dado que ya se ha demostrado que la ampliación de espacios sin humo ha sido una medida positiva en la lucha contra el tabaquismo y de la visión de consumo normalizada, es necesario igualar la legislación de todas las formas de consumo para hacer frente al crecimiento desproporcionado del vapeo entre jóvenes” señalan desde el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC, y añaden que "hay cada día más evidencia de que existe riesgo para la salud en personas expuestas al humo de estos dispositivos".
¿Dónde se debería prohibir fumar?
Los datos de esta edición de la encuesta reflejan, de una parte, la aceptación a aumentar los espacios sin humo para incluir en ellos los entornos de los centros educativos, las paradas de autobús o los lugares públicos abiertos y, de otra parte, una significativa brecha generacional en la percepción del riesgo del tabaco y la necesidad de proteger espacios públicos del humo.
“La menor sensibilidad de los menores y jóvenes adultos hacia las medidas de control del tabaquismo podría estar relacionada con la normalización del uso de dispositivos como los cigarrillos electrónicos, percibidos erróneamente como inofensivos o menos perjudiciales”, apuntan desde el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC.
En el análisis pormenorizado de los espacios sobre los que hay más consenso para dejarlos libre de humo, destacan los entornos de los centros educativos, donde como media un 83,7% de la población encuestada está conforme para convertirlos en espacios sin tabaco.
Las más altas cotas de conformidad con esta ampliación de los espacios sin humo se dan en las franjas de edad entre 26 y 34 años que alcanzan una mayoría del 88,7%. La franja de edad entre 35 y 49 años que alcanza una mayoría del 85,6%.
El grupo de edad entre los 19 y 24 años que estarían de acuerdo con que el entorno de los centros educativos fuera espacio libre de humo representa un 84,7%. El grupo de edades de 14 a 18 años la aceptación de esta prohibición se sitúa en torno al 71,1%.
El siguiente espacio que cuenta con una amplia mayoría para convertirlo en espacio libre de humo son las paradas de autobús, donde un 76,8% de las personas encuestadas se manifiestan favorables a incluirlas dentro de los espacios sin humo.
La aceptación de incluirlos en estos espacios sin humo también es muy mayoritaria en la franja de 35 a 49 años en la que un 79,5% (casi 8 de cada 10 personas) verían con buenos ojos esta ampliación. En la franja de 25 a 34 años, los valoran positivamente un 76,9%.
Un 77,5% en la franja de 50 a 64 años coinciden en convertir las paradas de autobús en espacios sin humo. Un 76,4% en la franja de mayores de 65 años están conformes. Los datos de los grupos de 19 a 24 años reportan un retroceso de 20 puntos (60,2%). El grupo de 14 y 18 años, retroceden en casi 32 puntos porcentuales (47,7%).
En materia de aceptar convertir en espacios sin humo otros lugares, la encuesta de la semana sin humo de 2025 ha puesto de manifiesto que el 65% de las personas quieren proteger los lugares públicos abiertos, que el 62,7% estaría conforme en restringir el consumo de tabaco en las playas y que el 53,2% aceptaría que se evitara fumar en los coches particulares.
Crece la aceptación frente a nuevos espacios sin humo
Con respecto a los datos registrados en 2024, cabe señalar que aumenta sensiblemente la aceptación de convertir el entorno de los centros educativos, las paradas de autobús y las playas como espacios libres de humo.
En el caso del entorno de los centros educativos se ha pasado de una aceptación del 81,9% el año pasado a registrar un 83,7% este año; en el caso de las paradas de autobús se ha pasado del 70,4%, en 2024, a un 76,8%, en 2025; y en el caso de las playas se ha pasado de un 53,4%, el año pasado, a un 62,7%, este año.
Desde la semFYC se advierte de la importancia de reforzar las estrategias educativas y preventivas dirigidas a este segmento de la población, con campañas adaptadas que visibilicen los efectos del tabaquismo —incluido el electrónico— y promuevan entornos libres de humo como parte esencial del bienestar colectivo y la salud pública.
En lugares públicos abiertos, la connivencia con que estén libres de humo, alcanza un 66% en la media total, mientras que de los 14 a 18 años solo estaría de acuerdo con esta medida un 52,6% y de los 19 a los 24 años, un 54,5%.
Segmentando por tipo de consumo, en este orden, las prioridades de los fumadores son no permitir fumar alrededor de centros educativos (68,1%), en las paradas de autobús (51%) y en los coches (42%). Sobre esta cuestión, los no fumadores y exfumadores optan principalmente por vetar fumar en centros educativos (89,8% y 80,5%), en las paradas de autobús (84,5% y 74,9%) y en lugares públicos abiertos (75,1%);
Amplio consenso
Hasta el 74,6% de la población encuestada se muestra a favor de subir el precio del tabaco y de productos como los cigarrillos electrónicos (vápers) o las cachimbas. Una medida que hasta casi la mitad de fumadores también apoya: en total, un 48,4% de ellos.
En esta línea, la semFYC ya indicó el pasado año su apuesta por encarecer el importe de las cajetillas de cigarrillos hasta los 12 euros e igualar así el coste que tienen en el país vecino, Francia, donde hace dos años impulsaron dicha medida.
En España, el aumento de precios y la activación de medidas complementarias han venido significando “un claro descenso en el consumo de tabaco y se calcula que encareciendo el precio del tabaco un se conseguiría una reducción del hábito de fumar de entre un 10 y un 15%”, señalan desde el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC. En España, el precio del tabaco es uno de los más económicos en comparación con otros países de la Unión Europea. El coste medio de una cajetilla de cigarrillos es de 4,60 euros, mientras que en Irlanda, por ejemplo, llega hasta los 12,81 euros.
“Hay que hacer una llamada a la colaboración de todos los ministerios pertinentes para lograr esta equiparación de fiscalidad y precios de todas y cada una de las formas de consumo, que a día de hoy no están homogenizadas”, señalan desde el GAT-semFYC y recuerdan “la responsabilidad del Ministerio de Sanidad y del Ministerio de Hacienda en particular para situar a España al nivel de compromiso europeo en la lucha contra el tabaquismo”.
En la mayoría de los países europeos, los impuestos sobre el tabaco representan entre el 80% y el 90% del precio final, mientras que en España este porcentaje se sitúa, de media, en el 51%.
Por otro lado, en esta edición, casi el 40% de las personas encuestadas considera que el empaquetado genérico de productos de tabaco puede influir en la reducción del tabaquismo, una cifra que refleja un crecimiento notable respecto al 26,7% registrado en 2024. Datos que muestran una tendencia clara: la concienciación sobre el impacto del empaquetado neutro está aumentando progresivamente a nivel poblacional, consolidándose como una herramienta efectiva de salud pública en la lucha contra el tabaquismo.
Consumo y tipo de consumo
Uno de los focos sobre los que el Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC (GAT-semFYC)y la mayoría de organismos y estudios en la materia de tabaquismo ha llamado la atención reiteradamente es sobre el papel de los cigarrillos electrónicos como mecanismo de introducción al consumo de tabaco.
Este 2025 de nuevo vuelve a ser alarmante el consumo de e-cig (váper) entre los más jóvenes. En esta línea, se desprende que los cigarrillos electrónicos son la vía de entrada al tabaquismo para los menores de entre 14 y 18 años, cuando tienen prohibido adquirir este producto. En concreto, un 19,3% de los encuestados entre 14 y 18 años fuma y, de ellos, el 11,1% consume e-cig (váper), aunque el 77,8% asegure conocer los perjuicios de este producto.
En esta misma franja de edad el segundo producto más consumido es el tabaco de liar; mientras que este también es el preferido por parte de los jóvenes de 19 a 24 años. De hecho, es en este bloque de 19 a 24 años cuando el e-cig (váper) ya se convierte en la tercera forma de consumo, y por delante quedan el tabaco de liar y los cigarrillos. Explicado en datos: del 28,3% de personas entre 18 y 24 años que fuman, un 16,3% consume tabaco de liar preferentemente, un 13,6% consume cigarrillos y un 5,7% consume vapeadores o cigarrillos electrónicos.
A partir de los 35 años y en todas las franjas de edad analizadas el cigarrillo convencional es la forma de consumo de referencia seguido del tabaco de liar. Respecto al total de fumadores, un 8,6% fuma cigarrillos convencionales; un 4%, tabaco de liar; y un 1,2%, cigarrillos electrónicos.
Hasta 50.000 muertes anuales
Cada año mueren en España unas 50.000 personas a causa del tabaco, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad. Además, el tabaquismo se asocia a la aparición de 35 enfermedades, como el cáncer de pulmón, las patologías cardiovasculares, la EPOC o la diabetes.
Con este trasfondo, con su campaña de prevención del consumo de tabaco y promoción de la salud, la semFYC persigue concienciar a la población acerca de la importancia de no fumar, además de dar soporte a las personas que han conseguido superar esta adicción, y visualizar el importante problema social y sanitario que representa el tabaquismo desde la Medicina Familiar y Comunitaria y los centros de Atención Primaria.
La Semana Sin Humo de la semFYC
La semFYC hace 26 años que organiza la Semana Sin Humo coincidiendo con la semana previa del Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo), La responsabilidad de la organización de esta actividad de la semFYC corresponde al Grupo de Abordaje del Tabaquismo (GAT) y al Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de esta sociedad científica. La actividad tiene como objetivos principales:
Mostrar a las administraciones públicas el clima social favorable a regular más estrictamente los aspectos relacionados con el consumo de tabaco y productos derivados (empaquetado genérico, regulación del cigarrillo electrónico (váper), exposición al humo en terrazas y vehículos -especialmente cuando hay niños-, etc.), pues dicha regulación ha demostrado reducir la prevalencia de tabaquismo en la población y, consecuentemente, evitar sufrimiento y muerte prematura entre las personas que fuman y sus familias.
Sensibilizar a la sociedad y a las administraciones, para seguir avanzando en las medidas (normativas y de otro tipo) que eviten que nuestros adolescentes se inicien en el consumo de tabaco y productos relacionados.
Informar a los fumadores de los beneficios que tiene para su salud y su calidad de vida el abandono del tabaco. Motivar y movilizar a todos los profesionales sanitarios, especialmente a los de Atención Primaria, para que realicen intervenciones preventivas y terapéuticas sobre todas las personas que fuman.
Ofrecer tratamientos de deshabituación, de eficacia reconocida por la evidencia científica, en todos los centros de salud de nuestro país, incorporando también a la financiación pública la Terapia Sustitutiva de Nicotina (TSN), tanto en sus formas de liberación lenta como rápida.