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En 2005, entre los 500 médicos que habían obtenido mejor nota en el examen MIR, que da acceso a especialidad, uno de cada siete elegía Pediatría. Dos décadas después, ya son menos de uno de cada 60.

Aquel año fueron 69 los licenciados que escogieron la especialidad generalista de la infancia y la adolescencia. En la actual elección, que comenzó este lunes (antes había sido el turno de farmacéuticos y enfermeros, entre otros), solo ocho de los primeros 500 graduados ha optado por ella.

No se trata de números aislados sino que la tendencia es clara. En 2010, la eligieron 53 médicos. En 2015 fueron 41, y en 2020 ya solo 29 facultativos optaban por Pediatría. ¿Qué ha pasado?

Guillermo Martín Carballo lo tiene claro. "Hoy en día, la principal salida es la Atención Primaria pero, por las condiciones que hay, con falta de pediatras y plazas sin cubrir, si acabo en la primaria voy a hacer mi trabajo y el de otro. Esto está influyendo mucho".

Lo dice con conocimiento de causa. Él es vicepresidente de Atención Primaria de la Asociación Española de Pediatría y conoce bien las condiciones de sus compañeros. "En zonas como Madrid, las condiciones laborales no ayudan mucho, en el sentido de los turnos de trabajo. Hay plazas de tardes puras, de 14h a 21h, y eso hace que la gente se retraiga mucho, quedan esas plazas sin cubrir".

"Esto se ha comprobado", continúa, "porque en algunas zonas se pusieron en marcha turnos de cuatro mañanas y una tarde, en el que el que estaba de tarde asumía la atención urgente de los centros de una zona, y esas plazas se han cubierto. La gente busca plazas de 4+1".

No se trata solamente de turnos sino que, al tener que cubrir las plazas de compañeros, no puedes dedicar parte de la jornada a otras acciones, "como la investigación, participar en la formación de los residentes y estudiantes, etc."

En opinión de Pedro Gorrotxategui, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), los futuros médicos residentes siguen teniendo interés en la especialidad, y eso lo demuestra que "el porcentaje de médicos que abandonan el MIR de Pediatría es el más bajo de todas las especialidades".

Coincide con el diagnóstico de Martín Carballo –"los pediatras de primaria muchas veces cubren su puesto y el de algún compañero"– pero culpabiliza a las administraciones, que en lugar de paliar la escasez en primaria creando nuevas plazas, lo que ha acabado haciendo ha sido aumentar las de hospital: entre 2015 y 2023, las plazas MIR de Pediatría aumentaron de 392 a 501, pero este aumento ha correspondido al hospital.

Próximas jubilaciones

En la sanidad pública, a principios de la década pasada la proporción entre primaria y hospital en Pediatría era del 62% y 38%, respectivamente, y ahora está en el 58% y 42%. "Si no aumentáramos las plazas hospitalarias, más pediatras irían a primaria y el trabajo sería más llevadero y atractivo", opina Gorrotxategui.

"Es una pescadilla que se muerde la cola: si potencias la pediatría hospitalaria, la primaria va a ser menos valorada por los residentes, por lo que el problema crecerá. Pero las plazas hospitalarias tienen un límite y es que el recambio generacional es más próximo en la primaria".

El 52,8% de los pediatras que trabajan en centros de salud tiene 50 años o más, mientras que en el hospital es el 27,6%, casi la mitad. Uno de cada cinco pediatras de la red primaria cumplirá la edad de jubilación en los próximos cinco años por el 11% de los hospitalarios.

Para los próximos 15 años, según los cálculos del informe sobre la necesidad de médicos especialistas entre 2021 y 2036, harán falta 9.872 pediatras en la primaria y 6.063 en el hospital.

"La mayoría de residentes va a tener que coger plazas de primaria, por lo que será bueno que roten más por primaria y estén mejor formados", por lo aumentará su interés, apunta el presidente de Aepap. "A la larga, creo que la primaria va a ir a mejor, soy optimista", subraya.

Por su parte, Guillermo Martín Carballo opina que es necesario que "tanto Ministerio de Sanidad como comunidades autónomas empiecen a ver como una necesidad tener cubiertas las plazas que realmente existen, para que los que trabajen en la primaria no lo hagan por dos y, además, puedan participar en la investigación o ser tutores de residentes, pues ahora no pueden".

Otra sugerencia más: fomentar el interés en puestos de difícil cobertura (aquellos que son poco atractivos por encontrarse lejos de los entornos urbanos) "pagando más, o que el tiempo trabajado puntúe más a la hora de un traslado, que pueda haber una movilidad más fácil".