Nuestro país es uno de los más longevos. Con una esperanza media de 83 años, estamos en los primeros puestos de gente que vive más años. Sin embargo, hay lugares concretos que nos dejan bastante por detrás. Nos referimos a las conocidas como zonas azules. Su principal característica es que una parte muy significativa de sus habitantes llega a rondar los 100 años.
Uno de esos lugares es Loma Linda, una ciudad californiana que presume de que sus habitantes viven hasta diez años más que el resto de estadounidenses. Algo que se debe a su estilo de vida basado en el ascetismo y la frugalidad de las comidas, algo que en lo que muy probablemente tiene mucho que ver la mayor parte de las personas que ahí habitan forman parte de la comunidad adventista, que promueve unos particulares y saludables hábitos.
Precisamente de allí es originario el médico y nutricionista John Scharffenberg. A sus 102 años, asegura que disfrutar de una vida larga y saludable no es una utopía, sino algo que se puede lograr si se adoptan los hábitos adecuados y se dejan de lado algunos factores de riesgo sobre los que podemos decidir.
Entre los hábitos, el ejercicio es fundamental. En este sentido, el experto en longevidad señala que caminar entre 2 y 3 km cada día es una excelente forma de reducir el riesgo de muerte a la mitad. Este mensaje está totalmente reforzado y avalado por la ciencia. Uno de los fundamentos de esta afirmación lo encontramos en el Honolulu Heart Program, un estudio realizado en Hawai que demostró que caminar con regularidad puede reducir de forma significativa el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria en personas mayores.
La investigación se centró en 2.678 hombres de entre 71 y 93 años que estaban físicamente activos y podían caminar sin ayuda. Durante un seguimiento de entre dos y cuatro años, los investigadores observaron cuántos de estos hombres desarrollaban enfermedades del corazón. Los resultados fueron claros: quienes caminaban menos de 400 metros al día tenían el doble de riesgo de sufrir una enfermedad coronaria en comparación con aquellos que caminaban más de 2,5 kilómetros diarios.
Esta reflexión forma parte de una de las batallas que libra el especialista: convencer a la gente de la necesidad de realizar ejercicio. En una entrevista, explicó que la mayoría de la gente mantiene una vida demasiado sedentaria. “Espero que sepas que, si no haces ejercicio, vas a morir antes”, espeta al entrevistador, para afirmar acto seguido que “por cada hora que haces ejercicio, puedes vivir tres horas más, tal como demostró un estudio con antiguos alumnos de Harvard”.
En su opinión, casi cualquier ejercicio es válido, no solo caminar. “Yo creo en el ejercicio útil. Esa es la palabra que uso: ejercicio útil”. Y señala que cualquier actividad que nos obligue a movernos va a servir para mejorar nuestra salud. “Incluso jardinería, agricultura…”. Y resalta la importancia de la edad, sobre todo entre los 40 y los 70 años. “No tanto en la juventud ni en la vejez, sino en esa etapa intermedia”, tanto para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares como de Alzheimer.