Si bien no conviene abusar de ellos, no está de más contar en casa con algún fármaco para aliviar un repentino dolor de cabeza o de músculos. Para estos casos existen medicamentos de venta libre que, si seguimos las recomendaciones de los médicos o de los farmacéuticos, no tienen por qué suponer ningún problema para nuestra salud al tomarlos por nuestra cuenta. Los más comunes son los analgésicos y los antiinflamatorios.
Estamos muy familiarizados con estos dos tipos de fármacos, pero a muchos nos cuesta tragar estas pastillas y, para hacerlo más sencillo, se nos ocurre morderlas hasta hacerlas pedazos muy pequeños. Sin embargo, este hábito no suele ser siempre la mejor solución para este problema. Así lo ha explicado el médico de Atención Primaria Fernando Fabiani en el programa de televisión Despierta Andalucía de Canal Sur.
"¿Puedo partir la pastilla y así me la trago mejor? A ver, esto es muy importante, el que fabrica las pastillas le da una vuelta al tema", dice Fabiani y añade que existe un truco muy sencillo para saber qué pastillas pueden morderse y cuáles no. "Si trae una ranurita, es que probablemente podamos partirla. Si no trae ranura, ¡ojo! leamos el prospecto". Es decir, que algunas sin ranura también podrían llegar a cortarse para tragarse con más facilidad.
Pero, ¿por qué es tan importante no morder algunas de estas pastillas? Pues porque con ese mordisco nos llevamos una parte importante de su composición. "Hay pastillas que llevan un recubrimiento, es decir, lleva el fármaco y por fuera lleva una película", explica Fabiani. La película puede tener funciones diferentes, pero si está presente lo mejor es que quede intacta porque el medicamento podría no tener el mismo efecto sin ella.
Su primera función puede ser evitar que el fármaco se inactive en el estómago: "Gracias a esa película, pasa intacto al intestino donde hace su efecto. Si yo la parto, la película acaba de irse a freír espárragos y, por lo tanto, puede desactivarse entera o parcialmente en el estómago", resume Fabiani. Lo que pasa en el estómago es que los ácidos que ayudan a digerir la comida en él pueden ser especialmente agresivos para estas moléculas.
Pero las películas de los fármacos pueden también servir para que el medicamento se vaya descomponiendo poco a poco y que, de esa misma manera, sean absorbidas por el organismo. "Hay otras cubiertas que están hechas para que la liberación sea lenta, hay muchos fármacos que se llaman 'de liberación modificada', o de 'liberación sostenida'. Y que tienen un efecto sostenido gracias a esa película", aclara el médico de familia.
Por esta razón, el experto explica que, aunque digamos que así nos la tomamos mejor, si partimos estas pastillas o las machacamos no podemos esperar el efecto que prometen para nuestra salud. Otro de los problemas que conllevan morder una pastilla en el caso de sólo querer media es que podemos estar llevándonos un peso menor o mayor del que realmente necesitamos del principio activo que lleva.
En la farmacia, además, podemos encontrar formatos diferentes de los medicamentos que consumimos con más regularidad. Sobres para disolver, pastillas efervescentes o líquidos, y lo más sorprendente de todo es que sus efectos pueden ser incluso más rápidos que los de los comprimidos. Esto se debe a que el medicamento, en esos formatos, ya se encuentra disgregado, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.
Tampoco deberíamos partir cápsulas y ¡ojo! porque, como señala este otro artículo de EL ESPAÑOL, tomar pastillas acompañadas de leche o de zumo puede hacer que la cantidad de principio activo que absorbamos sea menor que cuando se toman con agua. Si lo que nos preocupa es atragantarnos, además deberíamos tener en cuenta tomar estos medicamentos con el tronco en vertical.
