"El yoga facial sigue de moda y no sé cuánto tiempo más nos torturarán con él", confirma tajante Helena Rodero. Esta farmacéutica experta en el cuidado de la piel y el cabello está cerca de superar los 1,3 millones de seguidores en Instagram y explica que el yoga facial ha tenido algo que ver en este éxito. "Crecí mucho después de publicar un vídeo en YouTube en el que decía, directamente, 'no hagas yoga facial'".
Los vídeos e, incluso, las aplicaciones de pago que enseñan a hacer yoga facial han llenado internet. Se trata de una serie de técnicas —masajes y series de muecas que puedes hacer frente al espejo— que prometen a quien se compromete con ellas lucir una piel con menos arrugas. Los expertos coinciden en que los estudios científicos sobre el yoga facial son escasos y, es más, no tiene nada que ver con la práctica del yoga convencional.
"No existen entidades que acrediten como experto en esta técnica. Vamos, que todas esas monitoras de yoga facial lo son por la gloria de mi madre", denuncia Rodero. "La evidencia científica actual sobre el papel del yoga facial en la prevención de arrugas es aún limitada", explica por su parte Tomás Presern, médico estético del Grupo Pedro Jaén. "Son técnicas que pueden ser útiles como complemento a los tratamientos médico-estéticos. Por sí solo no es determinante en la reducción de arrugas".
Rodero explica que este tipo de contenido en redes sociales tiene mucho éxito porque es gratuito, todos podemos masajearnos o practicar expresiones en el espejo, y muy fácil: "Nos encanta la magia". En este sentido, la farmacéutica señala que los únicos masajes faciales que realmente tienen efectos son los que contribuyen a drenar la linfa, "pero se dan de una manera específica y en España los hacen técnicos superiores".
Los masajes de yoga facial, en este sentido, no cuentan con garantías. "Si estiramos mucho la piel sin lubricar y de forma continuada, podríamos deformarla. La piel sí es elástica, pero, a medida que envejecemos, también es plástica. Es decir, cuando la estiramos no vuelve a su lugar", explica Rodero. Efectivamente, nuestra piel pierde ciertas propiedades según van pasando los años y esto es un hecho con difícil solución.
Arrugas inevitables
"A medida que avanzamos en edad, experimentamos una pérdida progresiva de colágeno y elastina, dos componentes esenciales para la firmeza y elasticidad de la piel. Además, los ligamentos que sostienen la musculatura facial pierden tensión, mientras que el volumen de grasa facial y la densidad ósea disminuyen. Estos cambios en los tejidos de soporte contribuyen al descolgamiento de la piel y al aumento de la flacidez", resume Presern.
Es precisamente cuando empezamos a notar estos efectos cuando Rodero asegura que nos apuntamos al yoga facial. "Pretender hacer masajes para reponer todo eso es absurdo e, incluso, contraproducente", señala. La experta explica que las monitoras de yoga facial pueden recomendar sonreír ciertas veces frente al espejo para tener más pómulo, "pero también te saldrán líneas de expresión en el contorno del ojo al hacerlo", puntualiza.
Los defensores del yoga facial suelen alegar que los científicos, como médicos estéticos y farmacéuticos, rechazan estas técnicas porque no pueden sacar beneficio económico de ellas. Sin embargo, tanto Rodero como Presern son claros: no hay nada que hacer para borrar nuestras arrugas de manera definitiva y la única manera de retrasar su aparición es manteniendo hábitos de vida saludable.
"Pienso que deberíamos eliminar el concepto de antienvejecimiento y cambiarlo por el de envejecer bien", sostiene Rodero. "Tenemos que ser conscientes de que vamos a envejecer y lo único que puedes hacer al respecto es ayudar a la genética que te haya tocado con una rutina". Ambos expertos sostienen que el agente que más acelera el proceso de aparición de las arrugas es la exposición a los rayos del sol.
"Lo más importante, para ralentizar el envejecimiento, es protegernos del sol todos los días del año con un fotoprotector de amplio espectro y alto índice, preferiblemente de factor 50", advierte Presern. A esto Rodero añade que tampoco es necesario esconderse del sol "como si fuéramos vampiros", pero precisamente la cara es la zona del cuerpo que más se expone durante todo el año. "Si queremos tomar un poco de sol podemos exponer los antebrazos, por ejemplo", explica.
La exposición a la contaminación también acelera el proceso de envejecimiento de la piel, pero hay otros aspectos que podemos controlar en mayor medida. "Evita el tabaco, limita el consumo de alcohol, sigue una dieta rica en antioxidantes, controla el estrés y asegura una adecuada higiene del sueño", enumera Presern. "La rutina para una piel bonita o que envejece bien es la misma que para una salud de hierro. Pero claro, cambiar de hábitos nos da pereza", destaca Rodero.
Qué hay contra las arrugas
Esta farmacéutica, de hecho, reivindica el papel del ejercicio físico para conseguir una piel más firme, pero no todos son iguales. "Está demostrado que el entrenamiento de fuerza además de generar músculo, aumenta la síntesis del colágeno", asegura y añade que sería interesante realizar ejercicios de pesas por lo menos tres veces a la semana, además de tomar proteínas saludables y abundantes alimentos vegetales.
Y, realmente, ¿qué podemos esperar de una crema para la piel? "Puedes esperar una mayor sensación de confort para la piel, al evitar la sequedad y la tirantez. Si tuviera que elegir algún producto más, la vitamina C por las mañanas y el retinol por las noches son los dos compuestos que más evidencia científica tienen", explica Rodero. Sin embargo, si lo que nos preocupa es evitar las arrugas, la experta insiste en usar protección solar todo el año.
En cuanto a la medicina estética, Presern sostiene que el bótox, o toxina botulínica, sería la mejor opción para evitar líneas de expresión, que están menos ligadas a la edad y más a los gestos que hacemos a menudo. El yoga facial no estaría recomendado si utilizas bótox porque el masaje puede contribuir a que tu cuerpo lo elimine antes. Para atenuar —no eliminar— las arrugas estáticas, relacionadas con el envejecimiento "existen diversas opciones que podemos combinar, como los inductores de colágeno, los rellenos dérmicos, la radiofrecuencia con o sin microagujas, los ultrasonidos focalizados (HIFU) y distintos tipos de láser".
