A pesar de que las hepatitis virales -la B y la C principalmente- siguen causando todos los años 1,5 millones de infecciones en todo el planeta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) piensa que puede reducirlas en un 90%, así como las muertes en un 65%, para el año 2023. Todos los tipos de hepatitis son capaces de inflamar el hígado y provocar enfermedades más graves al tiempo: la OMS de hecho calcula que el 78% de los casos de cáncer primario en hígado y el 57% de las cirrosis tienen su origen en las hepatitis.

En este sentido, España es uno de los mejores modelos del mundo en la eliminación de una de las hepatitis más peligrosas: la hepatitis C. Para que nos hagamos una idea, la hepatitis C ha descendido drásticamente hasta ser entre tres y cuatro más baja que la hepatitis B, la cual padece entre el 0,4% y el 0,7% de las personas que viven en España. Dentro de nuestro país, destacan las comunidades autónomas de Galicia y Andalucía en la lucha contra esta enfermedad.

De hecho, Galicia se está convirtiendo en una región pionera en el mundo al implantar pruebas generalizadas en la población. En este sentido, la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE) considera que puede ser la primera comunidad en eliminar la hepatitis C en 2024. Por esta razón, tanto la AEHVE y los expertos de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) urgen al resto de las comunidades autónomas a incluir estrategias similares.

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Marta Casado, hepatóloga y presidenta de la FEAD, advierte que las enfermedades del hígado sólo dan la cara cuando están muy avanzandas y son irreversibles. Por eso, la implantación de pruebas generalizadas es vital para detectar los casos que pasan desapercibidos antes de que sea demasiado tarde. Además, destaca que la vacunación ha sido clave en la lucha contra la hepatitis en España y el papel clave de los hábitos de vida saludable para evitar las enfermedades más frecuentes del hígado: la enfermedad hepática por alcohol y el hígado graso.

¿Cómo ha conseguido España tener tan buenos resultados en la estrategia contra la hepatitis C?

España en la actualidad es uno de los países mejor posicionados para conseguir la eliminación de la hepatitis C y es gracias al impulso de medidas a nivel estatal y autonómico. Todo ello ha condicionado que en España haya una elevadísima tasa de tratamientos a pacientes infectados, gracias al importante esfuerzo de los profesionales implicados, las asociaciones de pacientes y médicos. También han puesto en marcha programas locales orientados a aumentar el número de pacientes que posteriormente han sido tratados.

¿Será posible erradicar la hepatitis C?, ¿qué retos supone este objetivo?

En hepatitis C hablamos de eliminación, en vez de erradicación. No podemos conseguir la erradicación de la hepatitis C porque no tenemos vacuna para ella, pero lo que si conseguiremos en los próximos años sin ninguna duda es su eliminación. Tenemos una serie de retos por delante para conseguirlo. Aumentar la tasa de diagnóstico es una de las más importantes: hay muchos pacientes infectados por el virus de la hepatitis C que lo desconocen al ser una infección asintomática.

Son necesarias estrategias de cribado universal de forma que toda la población adulta en España se haya hecho la serología de la hepatitis C por lo menos una vez en la vida. Otros retos son la puesta en marcha de eliminación de la hepatitis C en la población vulnerable, como los usuarios de drogas por vía parenteral, y la elaboración de planes autonómicos de eliminación de hepatitis C, como ya han hecho Galicia y Andalucía, para que haya una estrategia uniforme en todo el territorio nacional.

¿Cuál es la razón por la que está tan infradiagnosticada esta enfermedad?

Como hepatóloga, siempre digo a mis pacientes que el hígado es un órgano muy traidor y es porque no da síntomas, no tiene terminaciones nerviosas y, por eso, no duele. No se observan síntomas hasta un estadío avanzado e irreversible donde el órgano deja de funcionar. Los pacientes no tienen conciencia de tener enfermedad y, por eso, es difícil diagnosticar a todos. Esto pasa tanto en la hepatitis C como en otras enfermedades hepáticas y es por ello porque es importante hacer un esfuerzo especial para poder tratar a todos.

¿Preguntamos lo suficiente al médico por nuestro hígado?

El hígado no es como el cerebro o el corazón, es un órgano abandonado del que se habla muy poco, también de sus enfermedades. Es muy posible que haya escaso acceso de los pacientes a las consultas de hepatología, la base del diagnóstico de las enfermedades hepáticas suele ser la realización de un análisis en el que aparecen alteraciones. Por eso, es importante que los pacientes adultos vayan al centro de salud a hacerse un análisis con determinaciones de hepatitis B y C.

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Teniendo en cuenta que la mayoría de enfermedades de transmisión sexual están en alza, ¿no se ha observado más transmisibilidad por este cauce de hepatitis B?

Es cierto que la hepatitis B se contagia por la vía sexual o a través de sangre contaminada, pero tenemos una vacuna eficaz que en España forma parte del calendario vacunal desde hace casi 30 años. Por eso, toda la población de nuestro país que tiene 30 años e, incluso, un poquito más, está vacunada. También se han hecho campañas de vacunación en adolescentes, hay mucha población vacunada y esto hace que, aunque exista riesgo de transmisión sexual, como la vacuna es tan eficaz, la transmisión es menor.

Es cierto que en torno al año 2008 hemos visto un aumento en la incidencia de la hepatitis B en España, pero está en relación con los fenómenos migratorios con inmigrantes que proceden de países donde la hepatitis B es endémica. España se considera un país de baja endemicidad para esta hepatitis, tiene una prevalencia de entre 0,5 y 0,8%, habrá unos 200.000 o 300.000 personas con este virus.

¿En qué situaciones nos ponemos más en riesgo de contraer una hepatitis?

Depende de los tipos de hepatitis. Cuando hablamos de la de tipo viral está la B, la C y la delta que se transmiten por vía parenteral, es decir, al contacto con sangre u otros fluidos corporales de una persona infectada, en relaciones sexuales de riesgo o por el uso de drogas intravenosas que se comparten, jeringas o agujas, esta es la vía más frecuente. Luego hay otras como la hepatitis A o la E que se transmite por vía fecal-oral, que es cuando una persona no infectada ingiere agua o alimentos contaminados por heces de una persona infectada.

Ahora que es verano y es época de viajes, ¿qué riesgo representa ir sin vacunar a ciertos destinos donde son más frecuentes?

Es un riesgo real, la hepatitis A es endémica en países que tienen malas condiciones higiénicas, como el sudeste asiático, la India, África y algunas zonas de Sudamérica. Existe el riesgo de contagio sin estar inmunizado. De todas formas, la hepatitis A no es grave, no cronifica y sólo en casos especiales puede condicionar un fallo hepático y un problema serio, pero cuando se viaja a estas zonas se recomienda la vacuna de hepatitis A para evitar el contagio por agua contaminada.

La hepatitis D, o delta, está repuntando, ¿cómo de frecuente es?

Es poco frecuente. En España en la década de 1980 afectaba a usuarios de drogas por vía intravenosa y en los últimos años también estamos asistiendo a un aumento de la incidencia por fenómenos migratorios de personas de áreas geográficas de alta endemicidad. De hecho, en un estudio de prevalencia que estamos llevando a cabo en Andalucía se observa que la mitad de los pacientes infectados por hepatitis delta en esta región son inmigrantes.

Es cierto que desconocemos el número de pacientes infectados ahora mismo en España por delta, se están haciendo estudios en Cataluña y en Andalucía y, probablemente, en unos pocos meses tengamos datos. Pero sí sabemos que afecta al 5% de los pacientes con hepatitis C. No disponemos de datos porque deberíamos hacer el cribado de la hepatitis delta a todos los que tienen la C y esto a día de hoy no se ha llevado a cabo, esperemos que con estrategias que estamos llevando a cabo ahora en los próximos meses tengamos a todos los que tienen delta.

¿Qué características tiene esta hepatitis D emergente?

La hepatitis delta se caracteriza porque es la forma más grave de hepatitis viral, rápidamente progresa y tiene una elevada tasa de desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado. Por lo tanto, es una hepatitis grave que además hasta ahora sólo hemos tratado con interferón, que ha resultado poco eficaz. Ahora tenemos otro medicamento aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y que está disponible en muchos países europeos, pero está pendiente de comercializarse. La llegada del medicamento ha traído de vuelta el interés a España de saber cuántos hay y cómo tratarlos. En resumen, es la más grave y con más riesgo de mortalidad.

El factor que quizás más asociamos al daño del hígado es el alcohol, pero ¿qué otros hábitos insanos comprometen este órgano?

En la actualidad, las dos enfermedades del hígado más frecuentes en España son la enfermedad hepática por alcohol y la conocida como hígado graso. Esta última es muy frecuente y se asocia al sobrepeso y a la diabetes tipo 2. Es una enfermedad potencialmente grave, pero que además puede evitarse con hábitos de vida saludable como una dieta o ejercicio físico habitual. El sedentarismo y una dieta no saludable, es decir, hipercalórica, alejada de la dieta mediterránea o con un elevado consumo de comida rápida son hábitos muy insanos para nuestro hígado.

Esta enfermedad hepática, ¿se asocia más al consumo de alcohol por atracón en los fines de semana?

No, la enfermedad hepática por alcohol está relacionada con el consumo diario de alcohol: con la cantidad diaria y el tiempo que llevamos tomando esta sustancia. El efecto tóxico del alcohol va acumulándose con el tiempo. Es cierto que existe un nuevo patrón, el consumo por atracón de la población joven, y que también tiene riesgo.

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Pero es el habitual y diario, mantenido durante el tiempo el que va produciendo lesiones en el hígado y éstas van progresando poco a poco y de manera silente. De nuevo, el hígado es un órgano traidor que no avisa y podemos llegar a darnos cuenta cuando ya necesitamos un trasplante. Esta enfermedad puede incluso ocasionar la muerte de un paciente.

Entonces, lo que nos han contado de que la copa de vino diaria es saludable...

Es cierto que es necesario que haya un consumo perjudicial de alcohol para que dañe el hígado y que existe un consumo bajo que se considera que no daña el hígado. Sin embargo, es importante que la población sepa que el único consumo seguro de alcohol es cero, no consumir alcohol. 

Pero, sin duda, el hecho de que esta enfermedad sea una de las más frecuentes del hígado deja ver en España tenemos una mala relación con el alcohol.

Sin ninguna duda, en España y los países desarrollados en Europa, que es uno de los continentes donde más se bebe, el alcohol se asocia a la vida social. Siempre comemos y cenamos con alcohol y hemos aceptado una relación como con el alcohol si no fuera perjudicial: debemos limitar nuestro consumo de alcohol porque más de dos unidades en las mujeres o más de cuatro en los hombres, siendo una unidad una copa de vino o un tercio de cerveza, mantenido en el tiempo sí puede dañar el hígado. Cuidar el hígado es limitar el alcohol.