El calor es un asesino silencioso. La frase viene sustentada por los resultados de una nueva investigación publicada en Nature Medicine, la cual estima que entre el 30 de mayo de 2022 y el 4 de septiembre de ese mismo año se produjeron 61.672 muertes atribuibles al calor en Europa, 11.324 de ellas en España.
El estío del año pasado fue el más caluroso jamás registrado en el continente. Se batieron récords de temperatura y los registros demuestran que los termómetros estuvieron por encima de la media durante todas las semanas que dura este periodo.
El exceso de calor ha demostrado tener un efecto letal sobre los seres vivos y, dado que la tendencia apunta a que los veranos infernales serán la tónica futura —2021 ya había superado el récord de temperatura—, cuantificar el número de fallecimientos atribuibles al calor se convierte en una importante cuestión de salud pública.
Eurostat, la oficina estadística europea, notificó un exceso de mortalidad inusualmente alto para esas fechas, pero no calculó la fracción de fallecimientos atribuible específicamente al calor. La OMS, en noviembre, hablaba de 15.000 decesos, pero según el estudio de Nature la cifra es mucho más devastadora.
Para dar con ella, el equipo investigador tomó datos de temperatura y mortalidad desde 2015 a 2022 de 823 regiones de 35 países europeos y usaron esta información para trazar modelos epidemiológicos y predecir la mortalidad atribuible a las altas temperaturas para cada región.
Italia, el país con más decesos
En términos absolutos, el país con mayor número de muertes atribuibles al calor fue Italia, con 18.010 fallecimientos. El siguiente en la lista sería España, con los mencionados 11.324. La cifra es mucho más alta que la que esbozan los registros nacionales. Según, el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), el verano de 2022 se saldó aquí con 4.164 muertes atribuibles al exceso de calor.
Si se ordenan los datos en base a la tasa de mortalidad por calor, el país que encabeza la lista de nuevo es Italia, con 295 muertes por millón, seguida de Grecia (280), España (237) y Portugal (211). La media europea se estimó en 114 muertes por millón.
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La cifra total de fallecidos se acerca a la del verano de 2003, año en el que Europa vivió una de las peores olas de calor desde que hay registros y que se saldó con un exceso de mortalidad de más de 70.000 personas.
"El verano de 2003 fue un fenómeno excepcionalmente raro, incluso cuando se tiene en cuenta el calentamiento antropogénico observado hasta entonces. Esta naturaleza excepcional puso de manifiesto la falta de planes de prevención y la fragilidad de los sistemas de salud para hacer frente a emergencias relacionadas con el clima, algo que en cierta medida se trató de corregir en años posteriores", explica en un comunicado Joan Ballester Claramunt, primer autor del estudio e investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Lecciones (no) aprendidas
De aquella hubo lecciones aprendidas, pero como apunta Hicham Achebak, del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm), de ISGlobal y último autor del trabajo, parece que no han terminado de calar en los sistemas de salud públicos: "El hecho de que en el verano del 2022 muriesen más de 61.600 personas en Europa por calor pese a que, a diferencia de en 2003, muchos países ya contasen con planes de prevención activos, sugiere que las estrategias de adaptación de las que disponemos en la actualidad pueden ser todavía insuficientes".
Esta parte es muy importante. Como advierte el Informe sobre el Estado del Clima en Europa 2022, Europa es el continente que más se está calentando. Mientras que en el conjunto del planeta los niveles de calentamiento se colocan en 1,2 grados Celsius sobre los niveles preindustriales (cuando el ser humano comenzó a usar los combustibles fósiles responsables de los gases de efecto invernadero), aquí ese dato llega a los 2,2, grados Celsius.
Según la investigación de Nature, si se atiende únicamente al incremento en la temperatura, el país que registró un valor más alto fue Francia, con 2,43ºC sobre los valores promedios del periodo 1991-2020, seguido de Suiza (2,30ºC), Italia (2,28ºC), Hungría (2,13ºC) y España (2,11ºC).
Con estos datos en la mano y según las estimaciones realizadas por el equipo investigador, en caso de no lograr una respuesta adaptativa eficaz ante este incremento de las temperaturas, el continente se enfrentará a un promedio de más de 68.000 muertes prematuras cada verano hacia 2030 y más de 94.000 hacia 2040.
Más mortal en mujeres
El estudio, asimismo, incluyó un análisis por edad y sexo, mostrando un incremento muy marcado de la mortalidad en los grupos de edad más avanzada y, sobre todo, en las mujeres. Se estima que se produjeron 4.822 muertes entre menores de 65 años, 9.226 muertes entre los 65 y los 79 años y 36.848 entre los mayores de 79 años.
En lo que respecta al análisis por sexos, los datos apuntan a que la mortalidad prematura atribuible al calor fue un 63% superior en mujeres que en hombres, con un total de 35.406 fallecimientos prematuros (145 muertes por millón), frente a los 21.667 estimados en hombres (93 muertes por millón). Esta mayor vulnerabilidad de las féminas al calor se observa en el conjunto de la población y, de forma más remarcada, en mayores de 80 años, donde la tasa de mortalidad es un 27% superior a la de los hombres. En cambio, la tasa de mortalidad masculina es un 41% más elevada en menores de 65 años y un 13% mayor entre los 65 y los 79 años.