El cáncer de próstata sigue siendo el tumor más diagnosticado en hombres en España, según las últimas cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): se estima que en 2022 se detectaron casi 31.000 nuevos casos en nuestro país. Las cifras de mortalidad, eso sí, no son tan elevadas en comparación con otros tumores, ya que la gran mayoría de los cánceres de próstata crecen y se propagan lentamente.

Sin embargo, las complicaciones del cáncer de próstata se pueden encontrar en las distintas opciones de tratamiento que existen para este tumor. En algunos casos, la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil pueden resultar del tratamiento de cáncer de próstata. También existe la posibilidad de que se extienda a órganos cercanos o se disemine por el torrente sanguíneo. Aunque nadie se imaginaría nunca que una de las consecuencias del cáncer de próstata sería el cambio de acento.

No se trata de una historia de ciencia ficción. Todo lo contrario. El caso se ha publicado incluso en la prestigiosa revista BMJ Case Reports. Y lo más llamativo es que no estamos ante el primer caso del conocido como síndrome del acento extranjero (FAS, por sus siglas en inglés).

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Este trastorno inusual del habla puede hacer que una persona adopte de manera repentina un acento que por la cadencia se asemeja a otro dialecto distinto al nativo. Aunque se desconoce el motivo exacto, este síndrome se suele asociar a accidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales traumáticas.

Cómo cambia el acento

Volviendo al ejemplo más reciente, un hombre estadounidense de unos 50 años acudió al hospital donde le diagnosticaron cáncer de próstata. La gravedad del asunto llegó cuando en el momento del diagnóstico el paciente presentaba metástasis. A esta situación se la conoce como cáncer de próstata metastásico hormonosensible. El objetivo del tratamiento en estos casos no es otro que intentar preservar la calidad de vida y prolongar la supervivencia en la medida de lo posible.

El tratamiento para el cáncer de próstata depende de varios factores, como la rapidez con la que crece el tumor o los posibles efectos secundarios que pueda causar el propio tratamiento. En el caso del paciente estadounidense, la presencia de metástasis provocó que los especialistas recurrieran a la terapia hormonal como alternativa para que el organismo dejara de producir testosterona. Y es que el crecimiento de las células del cáncer de próstata depende de esta hormona masculina.

La terapia de privación androgénica no causó anomalías en el varón cuando se produjo la exploración neurológica ni tampoco en la resonancia magnética cerebral. El paciente sí que presentó un cambio en su acento. Sin tener antecedentes que procedieran de esta zona, el hombre comenzó a hablar con un marcado e incontrolable acento del sur de Irlanda.

El cambio de acento empezó a los 20 meses desde que a este hombre —que no había estado nunca en esta isla— le diagnosticaran un cáncer de próstata metastásico hormonosensible. A diferencia de casos anteriores, este paciente no presentaba inicialmente ningún tumor observable en el cerebro. Sí que fueron apareciendo conforme avanzaba la enfermedad.

Teniendo en cuenta su historial, los médicos creen que el síndrome del acento extranjero se había producido por un raro trastorno neurológico paraneoplásico (TNP, por sus siglas en inglés). Este trastorno se produce cuando un cáncer que no es cerebral desencadena una respuesta inmunitaria que puede afectar al sistema nervioso.

Pese a que los niveles de antígeno prostático eran indetectables, el diagnóstico por imagen reveló una progresión del cáncer de próstata. Es más, al realizarle una biopsia comprobaron que se había transformado en un cáncer de próstata neuroendocrino (CPNE, por sus siglas en inglés). Se trata de un tumor de alto grado, y que tiene un mal pronóstico: de 10 a 30 meses de supervivencia. 

El paciente recibiría quimioterapia, pero el CPNE progresó de tal forma que dio lugar a metástasis cerebrales multifocales y a una probable parálisis ascendente paraneoplásica que le terminaría causando la muerte. El hombre mantuvo su nuevo acento irlandés hasta el final.

Otros casos de FAS

Como se ha mencionado antes, este estadounidense no es la primera persona del mundo a la que se le modifica el acento debido a una enfermedad. Aunque, en realidad, se puede contar con los dedos de una mano los casos que existen en la literatura médica acerca de este síndrome. Eso sí, esta es la primera vez que se vincula con el cáncer de próstata.

En el caso más mediático, la mujer sufrió un traumatismo craneal durante el bombardeo que asedió Oslo (Noruega) en 1941. Unos meses más tarde transformaría su acento noruego en alemán.

Desde entonces, sólo se han recogido dos casos más en los que el paciente ha empezado a hablar con un acento diferente. En todos ellos el cambio en el habla se produce de manera genérica, por lo que no se puede asociar a una región geográfica concreta. Por ejemplo, una mujer de unos 60 años empezó a hablar con un acento diferente al original después de que el cáncer de mama se extendiera al cerebro, como se recoge en la revista Clinical Neurology and Neurosurgery.

Se trata de una historia parecida a la ocurrida a una italiana diagnosticada con un tumor cerebral que cambió su ritmo y su melodía originaria. Si la causa de este síndrome ya es complicada de conocer, al tratarse de un caso relacionado con un tumor la complejidad se acentúa. Sumado al hecho de que, tras el hombre estadounidense que hablaba irlandés, son sólo tres los casos que la literatura ha recogido acerca de este síndrome que produce un cambio de acento.