Un informe sobre el estado de la atención a la identidad de género en la sanidad pública inglesa destaca "un incremento significativo en el número de derivaciones al Servicio de Identidad y Desarrollo de Género" en los últimos años. La demanda ha crecido desde 210 derivaciones en 2011-2012 a 3.585 en el último año.

En pleno debate sobre la ley trans en España, el expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Celso Arango, afirmaba en una entrevista a EL ESPAÑOL que el número de casos de niños y adolescentes que sienten que su género no es congruente con el sexo asignado al nacimiento se había multiplicado en los últimos tres años. "O esto es algo vírico, contagioso, o es algo que no parece lo que es", afirmaba.

Los datos de Reino Unido, que maneja estos casos en una única unidad de atención a la identidad de género, parecen corroborar esa tendencia. No obstante, no ha sido en los últimos tres años: de hecho, con la pandemia el número de derivaciones bajó por primera vez, para crecer en el último año fiscal, de julio de 2021 a junio de 2022, un 49%.

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Ha sido a partir de 2015-2016 cuando la demanda creció sustancialmente, duplicándose (1.409) los casos respecto al año anterior (691). La tendencia a un rápido crecimiento continuó en los tres años siguientes para comenzar a estabilizarse a partir de 2018. Aún así, en los últimos siete años, la demanda ha crecido un 154%.

Derivaciones al Servicio de Identidad y Desarrollo de Género inglés entre 2011 y 2022. GIDS

El crecimiento ha ido acompañado de un cambio en el perfil del demandante. Tradicionalmente, habían sido predominantemente varones al nacimiento que manifestaban incongruencia de género a una edad temprana. Más recientemente, se trata de mujeres al momento de nacimiento que presentan la incongruencia en los primeros años de la adolescencia. Además, un tercio de los niños y jóvenes referidos a dicho unidad tiene autismo u otro tipo de neurodiversidad, además de una sobrerrepresentación de niños bajo tutela.

El informe independiente, elaborado por la pediatra retirada Hilary Cass, no busca profundizar en las causas de este aumento de la demanda sino en las consecuencias para la atención a este grupo de población. En octubre de 2020 había 2.500 niños y jóvenes recibidos anualmente, pero la lista de espera era de 4.600. El tiempo de espera para una primera cita en el centro era nada menos que de dos años.

Un aumento generalizado

Que se atendiera a 2.500 niños no implica que entraran en algún tipo de tratamiento de afirmación de género. De hecho, en 2019 solo 200 fueron derivados hacia terapias endocrinas. No obstante, la falta de datos impide saber qué pasó con el resto de la gente. Entre las distintas posibilidades se encuentran la resolución de la disforia de género; que estén siendo todavía evaluados y recibiendo apoyo psicológico; que sus características les impidan ser tratados con bloqueadores de la pubertad (el paso previo y reversible antes de someterse a la terapia de afirmación), o que haya decidido acudir a centros privados.

"El importante incremento de la demanda asistencial se constata también en España", afirma Marcelino Gómez Balaguer, coordinador de la Unidad de Identidad de Género del Hospital Universitario Dr. Peset (Valencia), también coordinador del Área de Identidad y Diferenciación Sexual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GIDSEEN).

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En su centro, concretamente, la demanda se ha incrementado un 1.050% en la última década, "sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes". También han observado un cambio en el perfil de las personas que acuden. "Antes de atendía predominantemente a mujeres transgénero maduras y en la actualidad demandan atención psicosanitaria personas más jóvenes y se han invertido las ratios hombre/mujer", predominando hoy en día los hombres transgénero, según los datos de su centro, que han sido presentados en el último congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y serán publicados próximamente en una revista médica.

El endocrino no cree que haya una única causa que justifique este aumento, observado en un gran número de países. "Se habla de 'contagio social' pero sería muy simplista pensar que solo es por esta causa", reconoce.

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Lo más probable es que el origen de este aumento de la demanda sea multifactorial, al darse una mayor visibilidad y oferta de servicio que puede animar a muchos a 'salir del armario', entre otras circunstancias.

Gómez señala la necesidad de una reflexión como sociedad "sobre qué papel estamos reservando en nuestras sociedades teóricamente modernas, democráticas y avanzadas a las personas por el hecho de haber nacido con unos genitales u otros".

Arrepentimientos

La cuestión del aumento se ha ligado a un supuesto peligro por acabar tratando con terapia hormonal irreversible a personas que pueden arrepentirse posteriormente. En la entrevista mencionada, Celso Arango afirmaba que se estaban viendo adolescentes que decían ser trans "con cuadros de Asperger, por ejemplo, niños muy desadaptados con cuadros de abuso y de acoso escolar, que necesitan encontrar un sitio, una comunidad que les acepta porque por fin han encontrado lo que son".

En contraste con la escasez de datos que admite el informe británico, Marcelino Gómez explica que, en su servicio, "menos del 4-5% de las personas atendidas no fueron elegibles [para tratamientos de afirmación de género], es decir, a muy pocas se consideró que no deberían ser medicadas".

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Por ejemplo, "se detectaron algunos trastornos múltiples de la personalidad, algún cuadro psicótico, incapacidad para comprender los efectos de los tratamientos y, por tanto, de firmar los consentimientos informados. Solo si se incluye una adecuada valoración de la demanda, sin intención diagnóstica, se podrán minimizar los arrepentimientos y sus dolorosas consecuencias", concluye.

A pesar de este aumento de la demanda, algunos estudios recientes recalcan que estos arrepentimientos son, en todo caso, residuales. Uno publicado en The Lancet daba cuenta de un 2% de personas que no continuaron con los tratamientos prescritos (sin especificar si era por arrepentimiento o no) en una clínica de Países Bajos.

En España, la experiencia de los últimos 18 años de la Unidad de Identidad de Género de Cataluña observaba unas conclusiones similares. En un artículo publicado este mismo año en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental indicaban que el número de derivaciones ha aumentado considerablemente, atendiéndose cada vez más menores de asignación femenina y menores de 12 años, y con más menores tomando la decisión de realizar la transición social a una edad más temprana.

A pesar de este aumento, y "en contraste con otros estudios epidemiológicos realizados en este campo", la tasa de persistencia en la transición fue "considerablemente alta": el 97,6% persistió en su identidad transgénero tras un seguimiento mediano (es decir, que deja el 50% de los casos por arriba y por debajo) de 2,6 años.