Encuentran una relación positiva entre el contacto con animales de granja y la prevención de alergias.

Encuentran una relación positiva entre el contacto con animales de granja y la prevención de alergias.

Salud Dolencias respiratorias

Polvo de granja para acabar con las alergias: así se busca en los corrales la última 'píldora milagro'

Nuevas investigaciones ratifican que el contacto con animales en entornos rurales ofrece protección inmunológica contra enfermedades.

6 septiembre, 2022 03:08

Las alergias respiratorias son un importante problema para la salud mundial y uno de sus hándicaps es que afectan con fuerza a los más pequeños de la sociedad. Según la Asociación Española de Pediatría (Aeped), la rinitis alérgica es la enfermedad crónica más frecuente en la edad pediátrica. La institución afirma que es el principal motivo de consulta en Alergología Pediátrica y uno de los diez primeros en Atención Primaria. A ello se suma que la prevalencia ha aumentado en las últimas décadas, con una incidencia del 8,5% para los seis y siete años de edad y del 16,3% entre los 13 y 14.

Por datos como estos no es de extrañar que, durante los últimos años, hayan surgido varias líneas de investigación que pretendan acabar con el problema y resulta que, recientemente, una de ellas ha encontrado un nuevo estudio que le otorga más fuerza: la del famoso efecto granja

Un equipo de la Universidad de Múnich ha concluido que tener contacto con animales de granja durante los primeros años de vida tiene un efecto beneficioso contra el desarrollo de enfermedades alérgicas respiratorias. Concretamente, el estudio se ha centrado en la mencionada rinitis alérgica.

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Con una muestra de más de 1.300 niños, los investigadores comprobaron que aquellos que habían tenido relación con granjas en su infancia desarrollaban en menor medida, a lo largo de su vida, síntomas de dicha dolencia. 

Según sus datos, la prevalencia de estos fue del 10 al 24% en los participantes que nunca habían tenido trato con granjas en su infancia y del 4 al 10% para los que sí. "Aunque aumentó en ambos grupos durante el seguimiento, se mantuvo más alta en aquellos sin contacto con la granja", concluye el trabajo.

"No es el primer estudio en esta línea, ha habido otros previos, y confirma una vez más el efecto protector a lo largo de la vida del contacto precoz con animales de granja", sentencia Carmelo Escudero Díez, del servicio de Alergología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y presidente del Comité de Alergia Infantil de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

El misterio amish

Uno de los estudios anteriores a los que hace referencia el doctor es el publicado en 2016 por la revista New England Journal of Medicine y que buscaba respuestas a un aparente milagro, por qué los niños amish no desarrollan asma. La respuesta que encontraron, efectivamente, estaba en el trato con animales de granja.

"Cuando se analiza ambas poblaciones para buscar una explicación, lo que se ve es que hay una diferencia entre las bacterias que colonizan el tracto respiratorio y el tracto digestivo de los niños que viven en granjas y en contacto con los animales y los niños de las ciudades", razona Escudero.

Las investigaciones apuntan a que esa diferencia se debe, principalmente, a que los niños que han crecido rodeados de animales de granja han tenido la oportunidad de tener relación con una mayor diversidad microbiana.

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"Estas bacterias, cuando tienen contacto con nuestro sistema inmune, lo entrenan para que responda de manera adecuada frente a estímulos externos y no actúe, como en el caso de las alergias, en forma de reacción frente a sustancias que, teóricamente, no tienen que producir daño, como por ejemplo el polen", razona el doctor.

Es lo que se denomina inmunidad entrenada, algo a lo que también hace referencia el estudio: "Nuestros datos son compatibles con la teoría de que el sistema inmunológico innato exhibe características adaptativas".

Los beneficios de estos hallazgos son varios. Afortunadamente, la rinitis alérgica está dejando de ser considerada como algo trivial y vista como un problema relacionado con varias morbilidades que perjudican al día a día, como asma, conjuntivitis, dermatitis, alergias alimentarias, sinusitis, cefaleas y alteraciones del sueño.

En busca del tratamiento

De hecho, Erika von Mutius, una de las autoras de la reciente investigación, informaba en una entrevista para The Guardian que la intención es, a partir de estos resultados y estudiando los beneficios del polvo y granja y la leche mínimamente procesada, "desarrollar un tratamiento que, en el mejor de los casos, logre prevenir el asma y las alergias". "Hay resultados muy prometedores y poco a poco lo estamos consiguiendo", celebraba para el citado medio.

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Escudero, de momento, prefiere no centrarse en un futurible, pero sí ver lo positivo de los hallazgos actuales y cómo ponerles en práctica en el presente: "Ahora mismo no tenemos ningún producto que inhalado por los niños de ese efecto protector. Lo que habría que hacer es intentar promover esa relación con animales de granja para que se produjera el intercambio de bacterias beneficiosas".

Eso sí, no se puede olvidar la clave más importante de la cuestión: el contacto debe ser en la infancia. "La ventana de la oportunidad aparece en los primeros años de vida", confiesa el experto, cuya opinión coincide con los resultados de las investigaciones sobre el tema. "Parece que no podemos lograr ese entrenamiento cuando somos más mayores, no es algo que podamos revertir".

Si bien para los aquejados actuales no es una solución, es un rayo de esperanza para las generaciones venideras. La investigadora alemana opina que, mientras que durante años la única línea de actuación ha sido la de evadir la exposición a los alérgenos en la infancia, puede que un cambio de paradigma, sea una solución: "Ya no se trata sólo de evitar, ahora hay un consenso sobre que necesitamos introducir las cosas que hemos perdido en nuestro estilo de vida".