El último informe epidemiológico semanal del Instituto de Salud Carlos III informa de que, hasta ahora se han notificado 8.103 casos de reinfecciones por SARS-CoV-2. No es una cifra muy alta en comparación con los 4,8 millones de casos de Covid-19 registrados en España a día de hoy, pero sí es llamativo el ritmo con el que las reinfecciones están creciendo en los últimos meses, cuando la vacunación ha tomado su mayor ritmo.

Así, hace un mes se habían notificado 4.645, y hace dos, 2.980. Es decir, que en los últimos 60 días el número de reinfecciones está cercano a triplicarse. El ritmo de crecimiento durante todo el año anterior ha sido mucho menor.

"Da la impresión –pero no se puede corroborar de momento– de que la variante Delta puede haber tenido algo que ver, ya que tiene una mayor tansmisibilidad", comenta a EL ESPAÑOL Julián Domínguez, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Área de Salud de Ceuta.

"Al haber existido una onda epidémica y la entrada de la nueva variante, ha habido un remanente importante de personas que ya habían pasado la enfermedad y que, unido a cierto grado de relajación de las normas, ha podido volverse a contagiar". Es decir, que personas que pasaron la Covid en anteriores olas epidémicas han podido reinfectarse dado el crecimiento exponencial de casos que vivió la primera fase de la quinta ola.

En principio, Delta no tiene ninguna cualidad más para 'recontagiar' a las personas más allá de su capacidad de transmisión. Así lo corrobora Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología. "Delta no es un problema para la inmunidad celular e influye poco en la capacidad neutralizante previa" de las personas. Pero "si en lugar de infectarse mil se infectan diez mil, todos los números crecen".

Las reinfecciones son una de las incógnitas de la pandemia. Sobre todo, porque son difíciles de confirmar: "La variante que está produciendo la segunda infección clínica tiene que ser diferente a la de la primera. Si no, sería una recaída". Para ello, se tienen que haber secuenciado los dos virus de la persona en cuestión y solo a partir de enero se comenzó a integrar la secuenciación genómica del SARS-CoV-2 en el sistema de vigilancia de la pandemia. Entre un caso y otro tienen que haber pasado, al menos, 90 días.

Por eso, de las 8.103 reinfecciones notificadas por el Carlos III, solo 534 (el 6,6%) están confirmadas, es decir, se han secuenciado ambas PCR o la variante presente en la segunda no circulaba cuando se produjo la primera infección. Un 15,2% se considera posible reinfección (el segundo diagnóstico ha sido con test de antígenos) y un 78,2% se indica como probable (segundo diagnóstico con PCR no secuenciada).

Perfil del reinfectado

El último informe del Ministerio de Sanidad sobre la inmunidad frente a la Covid-19 señala que la protección frente a reinfección que confiere el haber pasado la enfermedad es de entre el 80 y el 90% pasados siete meses desde la infección, basándose en cuatro estudios realizados en Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca. La protección frente a enfermedad sintomática se elevaba hasta el 94%.

No obstante, uno de los estudios, el realizado en Dinamarca y basado en las PCR realizadas a cuatro millones de individuos, indicaba que esta protección se reducía hasta el 50% en el caso de personas mayores de 65 años.

Los CDC de Estados Unidos (órganos de control de enfermedades transmisibles en el país norteamericano) también han informado recientemente, en su boletín semanal sobre morbilidad y mortalidad de la Covid-19, que la probabilidad de reinfección era 2,34 veces mayor en personas sin vacunar que en aquellas que habían recibido la pauta completa. Se basan en un estudio realizado entre los residentes en Kentucky entre mayo y junio de este año.

Ahora, una revisión de 25 investigaciones sobre reinfecciones realizada por epidemiólogos de la Universidad de Ciencias Médicas Shahid Beheshti de Teherán (Irán) pone de relieve una notable diferencia entre los porcentajes de segundas infecciones. Aunque la prevalencia general se ha calculado en 3 casos por cada mil pacientes, esta se eleva hasta 12% en uno de los artículos analizados.

Más difícil es extraer una conclusión sobre el perfil de personas que se han contagiado en dos ocasiones distintas con el coronavirus. Se han reportado reinfecciones en individuos de entre 15 y 99 años; el tiempo entre un contagio y otro ha variado entre los 45 y los 172 días; la mayoría de casos son asintomáticos o con síntomas de leves a moderados, pero también se ha notificado una hospitalización y dos muertes: la de dos mujeres, una de 80 años y otra de 72. En este último caso, la principal causa de muerte no tuvo que ver con la Covid sino a su historial de rabdomiólisis (descomposición del tejido muscular) y a una oclusión vascular aguda.

Algo más claro parece el sexo de las reinfecciones: entre los hombres, se dan en 3,2 de cada mil pacientes, y entre las mujeres, en 2,1 de cada mil. Las condiciones subyacentes en los pacientes que se volvieron a contagiar son la diabetes y la inmunosupresión causada por factores varios como el VIH o tratamientos que comprometen el sistema inmune (oncológicos, en trasplantados, etc.).

Esta circunstancia no le sorprende a Yvelise Barrios. "La respuesta inmune, ya sea por pasar la enfermedad o por haber sido vacunado, exige tener un sistema inmune competente, sano. Al tener una enfermedad de base como la diabetes, ser mayor de 80 años (cuyo sistema inmune ya es más frágil) o estar con tratamientos inmunosupresores, las respuestas pueden ser menos vigorosas".

La inmunóloga recuerda, además, que hay "defectos genéticos" que se han asociado a "una desprotección de la respuesta frente a la Covid", con un mayor riesgo de enfermedad grave, que pueden hacer más susceptible el individuo a una reinfección. Sin embargo, "incluso en estos casos, las reinfecciones siguen siendo leves".

Julián Domínguez, como experto en Salud Pública, añade otra circunstancia que puede hacer propicia la reinfección. "El reinfectado, por sentido común, tiene que ser una persona que haya tenido bastante interacción porque, al tener cierto grado de inmunidad, necesita un mayor número de contactos para poder reinfectarse".

Vacunas y reinfecciones

La cuestión que surge es si, teniendo asi al alcance de la mano la cobertura vacunal casi completa de la población española, cómo se comportará el virus entre aquellos inoculados que pasaron primero la enfermedad. Y es que durante la quinta ola ha habido muchos casos de contagios entre vacunados con pauta completa pero se desconoce cuántos han sido entre aquellos con la doble inmunidad conferida por la Covid y la vacuna.

"Nosotros hemos tenido un caso, que era excepcional, de una reinfección posible, no confirmada (es decir, no se secuenció la PCR positiva de la primera infección)", comenta Domínguez, por lo que se siente incapaz de ofrecer una perspectiva sobre la cuestión.

Algo parecido indica Yvelise Barrios. "Si ya es complicado ver reinfecciones en personas que han pasado la enfermedad y no han sido vacunadas, en aquellas que tienen una dosis de la vacuna es realmente difícil".

Barrios realiza un último apunte: reinfección no es lo mismo que recurrencia. Esta implica "que no te has curado, ha habido una recaída. Se ha visto en las personas que tienen los sistemas inmunes comprometidos. Aparte de ser una enfermedad más grave, dura más tiempo, y estas personas van a tener más complicado poder aclarar el virus (suprimir la carga viral) y quedar indemnes frente a la infección".

La revisión de estudios realizada por los investigadores iraníes advierte de esta cuestión: muchas veces es difícil separar una reinfección de recurrencia. Recordemos que muchos países no tienen sistemas de vigilancia epidemiológica tan potentes como los de las grandes potencias económicas, pueden ser falsos negativos que impliquen que los síntomas posteriores se deban a reinfección y no a una enfermedad mal curada, etc.

Con todo, dadas las incógnitas de la inmunidad frente a la Covid a largo plazo, estas situaciones "no son inesperadas". "Es mejor prevenir la infraestimación o la sobrestimación mediante vigilancia activa y rastreo de casos, creando definiciones adecuadas y usando tests diagnósticos de alta precisión. Además, estos indicios deben ser reportados de forma más cuidadosa", concluyen los autores.

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