Septiembre siempre ha marcado algo más que la vuelta a las clases, pero este año es especial. Se espera que el objetivo de vacunación que planteó el Gobierno se haya cumplido, lo que animará no solo a los estudiantes a volver a las aulas, sino a muchos de sus padres a regresar a las oficinas.

Desde que finalizó el último estado de alarma en España el pasado 9 de mayo, muchas empresas comenzaron a trazar planes para la vuelta de sus empleados de forma escalonada, muchas veces con la posibilidad de combinar el teletrabajo. Para el próximo mes, grandes empresas, desde Caixabank a Mercadona pasando por Siemens o Mapfre, prevén una nueva fase del trabajo con mayor presencialidad.

A nivel internacional, el primer ministro británico pidió en julio el regreso a la oficina en cuanto se pudiera y, recientemente, ha sido su ministro de finanzas quien ha redoblado ese llamamiento. Con todo, ya hay gigantes como Amazon que han decidido posponer, al menos en EEUU, la vuelta a la oficina hasta enero.

Especialistas en Salud Pública consultados por EL ESPAÑOL ven con buenos ojos el retorno a la presencialidad siempre que se haga de forma racional y sin minimizar las medidas de éxito para el control de la pandemia: distancia de seguridad, uso de mascarilla en interiores y ventilación.

"Con una cifra de vacunación tan elevada como la que vamos a tener a la vuelta de las vacaciones, se minimiza la gravedad, aunque no el contagio, de forma radical", comenta Julián Domínguez, jefe del Servicio de Medicina Preventiva, Salud Pública y Riesgos Laborales del Área Sanitaria de Ceuta.

"Hay muchos condicionantes para la vuelta al trabajo presencial pero, en cualquier caso, si seguimos las buenas prácticas en centros de trabajo que han emitido las autoridades y si gestionamos esta vuelta de forma escalonada, con acuerdos de teletrabajo parcial y mirando cada caso de forma individual, es perfectamente posible".

Según el procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales elaborado por el Ministerio de Sanidad y cuya última actualización es de hace un mes, las buenas prácticas se resumen en organizar el espacio de manera que se pueda mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros, potenciar el teletrabajo y garantizar la ventilación en zonas comunes (como el comedor o los aseos) y, sobre todo, evitar las aglomeraciones.

Vuelta a la 'vieja normalidad' laboral

"El riesgo cero no existe", advierte Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, "incluso con el 100% de personas vacunadas. Una vuelta a situaciones de aglomeración masiva en el trabajo no debería producirse".

Tanto él como Domínguez indican que una vuelta a la 'vieja normalidad' del trabajo presencial sin mascarillas es posible, pero no en los próximos meses. "Hay medidas que vamos a tener que seguir manteniendo durante un cierto tiempo, y las empresas deben garantizar el cumplimiento de estas medidas".

Zurriaga indica que el trabajo en oficina no ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza de la pandemia: se han adaptado bien al teletrabajo y, cuando no ha sido posible, se han dispuesto las medidas para evitar brotes o contenerlos.

Lo que sí ha supuesto un problema ha sido el desplazamiento hacia el lugar de trabajo, "con transportes masificados en horas punta". Andenes abarrotados, imposibilidad de respetar la distancia de seguridad dentro de los vehículos, falta de ventilación adecuada… El transporte público ha sido una preocupación constante entre los especialistas, si bien no ha dado grandes titulares, entre otras cosas, porque su influencia en los contagios es más difícil de medir.

Los expertos consultados por este medio no se atreven a poner fechas a la vuelta al trabajo sin restricciones, pero dan algunas pistas para ello. "El momento idóneo será aquel en que haya un porcentaje de vacunación elevadísimo, que con la presencia de la variante Delta puede estar ahora entre el 87% y el 90%", apunta Julián Domínguez.

Óscar Zurriaga añade, además, un parámetro epidemiológico: "Una incidencia acumulada a 14 días por debajo de 10 por cada 100.000 habitantes, con casos esporádicos controlados y rastreables". Visto a día de hoy, con la incidencia por encima de los 300, parece mucho más fácil de alcanzar el objetivo de vacunación.

En algunas empresas se ha planteado un 'atajo' para volver a la presencialidad sin tantas restricciones: el uso del pasaporte Covid para aquellos empleados que vuelvan a la oficina. El epidemiólogo no lo ve conveniente. "El certificado vacunal tiene una finalidad muy clara y expresa", que es facilitar el acceso a países de la Unión Europea sin necesidad de cuarentenas. "Todo lo que sea salir de esa finalidad no debería hacerse", además de verlo injusto "hasta que no hayamos dado la oportunidad de vacunarse a todo el mundo".

En cambio, el jefe de Preventiva de Ceuta lo ve viable pero no como una vía para suprimir las mascarillas ni la panacea para evitar las infecciones. "Cuando ocurren los contagios es porque existen desayunos, comidas… reuniones informales en las que hay relajación de las medidas y se pueden producir los contagios". Al final, con medidas de prevención o sin ellas, "todos somos humanos".

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