El anuncio de Estados Unidos de ampliar la población objetivo de la tercera dosis a toda aquella persona que recibió la segunda hace, como mínimo, ocho meses supone añadir un importante peso en la bandeja de la balanza de los países que están a favor de una inyección de recuerdo contra la Covid. Sin embargo, no todas las vacunas parecen servir para este objetivo.

La decisión del gigante norteamericano sigue a la de otros países que han estado en la vanguardia de la vacunación, como Israel, Reino Unido, Francia o Chile. En principio, el objetivo iba a ser las personas inmunosuprimidas (que, sensu estricto, no es que recibieran una dosis de refuerzo sino adicional, es decir, porque no han respondido bien a la pauta completa) pero se ha decidido extenderlo ya que "estamos viendo pruebas preocupantes de un declive de la vacuna con el tiempo", ha afirmado la directora de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky.

La decisión de usar una tercera dosis de la vacuna contra la Covid ha venido acompañada de una coletilla: que este recuerdo se administre con vacunas de ARN mensajero, verbigratia, las de Pfizer-BioNTech (Comirnaty) y Moderna (Spikevax). Es más, cuando la Unión Europea anunció la adquisición de vacunas para esa potencial tercera dosis, se refería al preparado de Pfizer. Son varias las razones para que esto sea así.

"Las pautas mixtas o heterólogas pueden jugar un papel importante en el futuro próximo", afirma Ángel Hernández-Merino, pediatra del Centro de Salud La Rivota de Alcorcón (Madrid). Pueden ayudar a resolver problemas de suministro de alguna vacuna y además aportar una mejora en la respuesta inmune, "ampliando el conjunto de epítopos (objetivos) implicados en la respuesta".

En este panorama, las de ARN mensajero parecen más seguras a la hora de ofrecer un pinchazo adicional ya que se teme que la inmunidad preexistente en el cuerpo humano a los adenovirus pueda interferir en la respuesta a las vacunas.

Los adenovirus, virus comunes

Este tipo de virus es muy corriente "en todo el mundo", explica Hernández-Merino. "La exposición a múltiples adenovirus a lo largo de la vida podría aportar cierta resistencia natural contra este virus, lo que podría acabar reduciendo la efectividad de las vacunas de adenovirus en adultos".

Así, el uso de dos o más dosis de la vacuna puede generar el mismo problema. "La primera dosis puede inducir cierta reducción de la efectividad de las dosis siguientes; la segunda, más, de modo que dosis ulteriores podrían ver muy limitada su efectividad", comenta el pediatra experto en vacunas.

Para solventar este problema, la vacuna de AstraZeneca (Vaxzevria) utilizó un adenovirus de chimpancé, "pero tal vez este y los humanos no sean tan distintos genética e inmunológicamente". La de Janssen y la vacuna rusa Sputnik V utilizan adenovirus humanos. La primera de ellas utiliza una única dosis, mientras que la segunda usa dos adenovirus distintos para evitar la respuesta inmune.

Además, la inmunidad preexistente a los adenovirus humanos es distinta según la procedencia geográfica, "lo cual complica mucho el desarrollo de soluciones que puedan ser igualmente eficaces en todos los continentes", afirma Hernández-Merino.

Sin embargo, su compañero Fran Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, considera que estas hipótesis que no se ha demostrado con las vacunas de la Covid.

"Hay muchas hipótesis sobre las vacunas. Se decía que los niños tendrían menos infecciones por los coronavirus que han estado en contacto con ellos, pero se ha visto que no es verdad", indica. La razón principal por la que los países se están decantando por el uso de vacunas de ARN mensajero, considera, es que "son las que más ensayos clínicos y más publicaciones sobre el efecto de la tercera dosis tienen".

Por otro lado, en las pautas heterólogas estudiadas se ha visto que las vacunas de ARN generan una mejor respuesta inmunogénica que las de adenovirus, concretamente, la de AstraZeneca.

Según el estudio Com-CoV, liderado por la Universidad de Oxford, la pauta de dosis AstraZeneca primero y de Pfizer después resulta en una mejor respuesta que el resto de combinaciones, recuerda Ángel Hernández-Merino.

Nuevas vacunas, más oportunidades

El pediatra recuerda, además, la asociación de las vacunas de AstraZeneca y Janssen con fenómenos tromboembólicos que, si bien su frecuencia es muy rara, ha limitado mucho su uso. En el caso de Spuntnik no se cuenta con datos que indiquen el mismo problema. Debido a esto, sin embargo, "los planes de futuro de algunos países no contemplan las vacunas de adenovirus".

La siguiente generación de vacunas utiliza ARN (como Curevac) pero también un tipo distinto de estrategia: las subunidades proteicas. Esto es, en lugar de introducir material genético para que las células fabriquen los antígenos a través de un virus inactivado (adenovirus) o de nanocápsulas (ARN), estos sueros utilizan cultivos celulares para fabricar las proteínas, que luego se purifican y se introducen en el cuerpo.

Este es el mecanismo de la primera vacuna española en entrar en ensayos clínicos, la desarrollada por el laboratorio farmacéutico Hipra, pero también las de otras compañías como Sanofi o Novavax.

El uso directo de proteínas evitaría la inmunidad frente a los virus, por lo que no habría problemas en su utilización como dosis de recuerdo. De hecho, Toni Mateu, director de Salud Humana de Hipra, explicó recientemente a EL ESPAÑOL que el objetivo de la compañía es probar la vacuna como "dosis booster o de recuerdo" en una tercera fase de ensayos prevista para el otoño y que contaría con la participación de hospitales españoles, portugueses e italianos.

La Agencia Europea del Medicamento no se ha pronunciado, de momento, a favor del uso de una tercera dosis. La Organización Mundial de la Salud ha pedido que, antes de empezar a inocular estas dosis de recuerdo se inmunice a los países menos avanzados en la vacunación.

España no ha decidido todavía qué hará. Sin embargo, y dado los pasos tomados por nuestros vecinos y socios, no estamos lejos de la administración de nuevos pinchazos en personas previamente vacunadas. Y para ello dispondremos de un arsenal ya conocido, pero también de nuevas oportunidades para mantener el coronavirus a raya.

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