Los supercontagiadores de Covid-19 existen pero nadie sabe quiénes son, hasta el punto de que los expertos prefieren hablar de eventos de super contagio, antes que de este término que, de alguna forma, pone el foco en el paciente que contagia como si lo culpara. 

Pero el hecho es que desde hace meses se sabe que sólo un porcentaje relativamente pequeño de personas infectadas con el nuevo coronavirus exhala las partículas de aerosolo -y también las gotitas más grandes- que hacen que otra persona pueda contagiarse. 

De hecho, el porcentaje es tan llamativo que se ha bautizado como la regla 20/80, ya que se considera que tan sólo el 20% de los infectados por Sars CoV-2 son responsables del 80% de los casos notificados. 

Si hubiera alguna forma de localizar a estos supercontagiadores, la resolución de la pandemia hubiera sido coser y cantar. Se les aislaría diez días y fin del problema o, al menos, una buena disminución del mismo. Pero no la hay. 

Ahora, un estudio publicado en la revista PNAS y llevado a cabo por investigadores de la Tulane University, Harvard University, el MIT y el Massahusetts General Hospital ha demostrado qué hay tres factores que se correlacionan con ser más proclive a exhalar más gotitas infectivas de distintos tamaños

Los científicos han usado datos de un estudio observacional de 194 personas sanas y un ensayo experimental de primates no humanos con Covid-19 y han visto que las partículas de aerosol exhaladas varían ampliamente entre los individuos

Las personas con un mayor índice de masa corporal (IMC), más mayores y con una mayor carga viral de infección por el nuevo coronavirus exhalan hasta tres veces más partículas que el resto de los individuos

También comprobaron lo que era un secreto a voces: quel el 18% de los humanos exhalaban el 80% de las partículas del grupo analizado, lo que confirma la famosa regla 20/80

Respecto a la parte del trabajo hecha con primates no humanos, se vio que los aerosoles se incrementaban según progresaba la infección, mientras que las partículas virales se reducían. 

Ese incremento en los aerosoles exhalados ocurrieron incluso en los casos asintomáticos, explica Chad Roy, el autor principal del estudio. 

"Aunque nuestros resultados demuestra que las personas jóvenes y sanas tienden a generar menos partículas que los más mayores con más enfermedad, también demuestran que cualquiera de nosotros, una vez infectados por el SARS CoV-2, estamos en riesgo de producir un gran número de partículas", concluye. 

Es decir, aunque este trabajo elabora un interesante perfil del supercontagiador, no es lo suficientemente concreto para descartar al resto. Habrá que seguir esperando.