España lleva 27 años siendo líder en donación y trasplante de órganos. El modelo español permitió el año pasado superar por primera vez las 5.000 intervenciones y alcanzar los 48 donantes por millón de población (p.m.p), la tasa de donantes más alta del mundo, y que sitúa a nuestro país por encima de EE.UU, cuya tasa es de 31,7 donantes. 

Según los datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la donación tras la muerte encefálica -cese completo de la actividad cerebral- es la más habitual en nuestro país. Sin embargo, una de cada tres donaciones ya es en asistolia, es decir, que procede de donantes con parada cardiorrespiratoria. En 2018 se registraron 629 donaciones de este tipo, la cifra más alta hasta la fecha. 

La donación en asistolia es menos común porque supone un complejo proceso clínico y organizativo, ya que la calidad de los órganos extraídos dependerá de la rapidez con la que se actúe desde el cese de la función cardíaca y circulatoria. Con este tipo de donante “el tiempo para efectuar el proceso de donación es mucho más limitado. Cuando el corazón se para y deja de bombear sangre, el oxígeno no llega igual al resto de órganos, lo que reduce de forma importante la capacidad de supervivencia de los órganos trasplantados”, explica Juan González Maestre, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla.

Recientemente, este centro y el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, han trabajado conjuntamente en una donación en asistolia, llevada a cabo en el citado centro privado y que ha permitido la realización de dos trasplantes renales, dos de córneas y la disponibilidad de tejidos osteotendinosos, que beneficiarán a otros tantos pacientes. Se trata de la segunda intervención de este tipo que se realiza en el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa en los últimos dos años y que muestra el crecimiento de este tipo de donación en Andalucía. 

La comunidad autónoma “tiene unas tasas de donación muy altas y una negación por parte de los familiares muy baja”, señala el doctor González. De hecho, la tasa de donantes es de 52,5 p.m.p (por encima de la media española y superando los objetivos marcados por la ONT), situando a Andalucía entre las regiones a la cabeza de España. Por otro lado, el año pasado no se registró ninguna negativa a la donación en asistolia controlada en la comunidad. 

En total, las donaciones en asistolia y tras la muerte encefálica han permitido alcanzar en los primeros cinco meses de 2019 la cifra de 224 donaciones de órganos y tejidos en Andalucía (181 en asistolia). Para mantener los buenos resultados, González apuesta por “seguir en la línea de trabajo que estamos haciendo, porque da sus frutos desde hace muchos años y, en segundo lugar, hacer una campaña de información para toda la población explicando lo que supone un proceso como este en términos de solidaridad”.  

Una alianza público-privada para aumentar el número de trasplantes

Pese a las cifras históricas en cuanto al número de donantes y trasplantes -récord de 5.314 intervenciones realizadas en 2018- , uno de los aspectos a mejorar son los tiempos de espera y eso “solo lo podemos hacer aumentando el número de donaciones”, argumenta el facultativo. En este aspecto, la participación de los hospitales privados en los procesos de donación “se estima que podría incrementar la actividad alrededor de un 5% o 10%, que representaría entre 100 y 200 donantes que podrían significar entre 200 y 400 trasplantes anuales adicionales”. 

Precisamente otro centro del grupo Quirónsalud, el Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón -junto al Hospital Universitario Virgen del Rocío- asistió en 2016 a la primera donación en asistolia efectuada en un centro privado en España. Esta intervención se convirtió en uno de los primeros pasos en la colaboración entre la sanidad pública y privada en materia de donación y trasplantes. Una relación que se ha concretado hace unos meses con la firma de un convenio entre la Organización Nacional de Trasplantes y la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) para regular la participación del sector privado en el sistema de donación y trasplantes. El objetivo es facilitar la realización de estas intervenciones en los centros privados pero siempre con la cooperación de los hospitales públicos. 

“Lo que se pretende por todos los medios es crear un equipo público y privado, porque las técnicas de donación son muy complejas y necesitan de la participación de muchos profesionales”, cuenta González. La sanidad pública tiene una amplia experiencia -más de tres décadas- sobre el proceso de donación y extracción, pero “la suma de profesionales es la única forma de dar unas garantías de calidad”. 

El sistema español de donación y trasplantes se ha convertido en un modelo a seguir por otros países. “Los dispositivos nacionales tienen una formación muy sólida, con un desarrollo organizativo, legislativo y de calidad increíble”, afirma el doctor. Esto ha permitido que las tasas de efectividad de las donaciones se haya mantenido al alza desde 2009 y que en la actualidad sea del 86%. 

“Creo que el ciudadano debe estar muy orgulloso de este modelo clínico y solidario”, concluye González, “que ha servido no solo para salvar vidas sino para ayudar a muchas personas que actualmente tienen una calidad de vida limitada y cuya única posibilidad de mejorarla es el trasplante”.