"Esta increíble cura para el cáncer se conoce desde principios del siglo XIX. Sin embargo, dicha información ha sido ocultada por las compañías farmacéuticas". Así empieza uno de los últimos vídeos virales en los que se muestra un tratamiento natural para el cáncer que ha permanecido oculto durante años por los científicos, que pretenden lucrarse con las alternativas actuales.

En él se habla del descubrimiento del Doctor Johan R. Tarjany, un científico que en 1816 descubrió el potencial de una especie concreta de musgo para alterar el ADN de las células cancerosas, conduciéndolas a la muerte. Tras descubrirlo, Tarjany decidió introducir este curativo manjar en su dieta y jamás llegó a tener cáncer. Lamentablemente, la FDA prohibiría más tarde su venta por intereses propios.

Este truco natural puede curar el cáncer.

Sin duda, éste podría ser el argumento de muchos de los vídeos virales sobre el tema que se encuentran en la red. Sin embargo, en éste existe un detalle que no debemos pasar: su autor reconoce estar mintiendo desde el principio. Su objetivo no es otro que alertar a la población sobre la existencia de este tipo de noticias, invitándoles a ser más críticos con la información que encuentran en internet.

La importancia de verlo hasta el final

El responsable del vídeo es el biólogo y comunicador científico de la Universidad McGill Jonathan Jarry, cuyo nombre es un anagrama del nombre del científico protagonista del vídeo. Efectivamente, Johan R. Tarjany nunca existió. Pero éste no es el único gazapo del vídeo. Por ejemplo, las fotos del hombre con las que se ilustra la historia, tampoco pertenecen a la misma persona.

Además, al principio se dice expresamente que el musgo ataca a la cadena de doble hélice de ADN de las células cancerosas. La existencia de esta estructura sólo se conoce desde 1952, 136 años después del supuesto descubrimiento de Tarjany.

Según declaraciones de Jonathan Jarry a Futurism, su objetivo al crear el vídeo era enseñar a quiénes lo vieran la importancia de ser críticos y contrastar la información. Sirvió también como un experimento social muy interesante, ya que después de publicarlo en redes sociales pudo observar cómo muchas personas lo compartían sin ni siquiera haberlo visto hasta el final, una costumbre muy arraigada en lo referente a vídeos virales y fake news.

El vídeo ha alcanzado ya los ocho millones y medio de visitas y ha sido compartido 130.000 veces. Según Jarry, muchos de los internautas que lo han visto serán personas escépticas, interesadas en el objetivo final del vídeo. Sin embargo, cabe esperar que también lo hayan podido ver personas más influenciables y que haya servido para que desde ahora cambien su comportamiento frente a este tipo de publicaciones virales.

La lucha contra las pseudociencias y las fake news es una carrera de fondo que sólo tendrá fin cuando los consumidores de internet aprendan a ser críticos con la información que encuentran online. Por desgracia aún falta mucho para que eso ocurra, pero gracias a iniciativas tan originales como la de Jarry la sociedad está cada vez más cerca de conseguirlo. Y eso, sin duda, es una gran noticia.