Una mujer de 28 años acude a la consulta del ginecólogo. Una amiga le ha recomendado ir debido a que presenta un exceso de vello. Siempre lo ha tenido, pero cada vez le afecta más. 

No presenta antecedentes familiares que guarden relación ni ha tenido ninguna enfermedad fuera de las habituales en la infancia. Tampoco consume alcohol o drogas ni padece migrañas.

Para la mayoría de médicos, este caso real reflejado en un ensayo clínico no debería tratarse en ningún caso con anticonceptivos. Sin embargo, esta mujer vio como cambiaba su vida tras llevar a cabo este tratamiento hormonal, el último que esperaba recibir por su problema. Ella, como la mayoría de la gente, creía que estos medicamentos, que se conocen popularmente como "la píldora" servían únicamente para evitar embarazos no deseados. 

Además del uso común de los anticonceptivos, ginecólogos españoles aconsejan su uso como tratamiento de primera línea para otras enfermedades. Esther de la Viuda García, médica especializada en ginecología y obstetricia que trabaja en el Hospital Universitario de Guadalajara, ha coordinado el trabajo de varios especialistas para la publicación del manual Usos terapéuticos de la anticoncepción hormonal que se ha presentado este miércoles en Madrid. Este informe ha sido realizado por el grupo ACOTA y en su elaboración ha participado la firma farmacéutica Gedeon Richter, que comercializa este tipo de medicamentos.

En la publicación se exponen varios casos clínicos en los que los anticonceptivos hormonales (AH) y anticonceptivos hormonal combinados (AHC) les han sido recetados a mujeres que sufrían alguna enfermedad y estos fármacos han mejorado su estado de salud.

Para la prescripción de estos medicamentos, según cuenta De la Viuda, se deben seguir criterios de elegibilidad según la paciente. De esta forma, el objetivo es siempre buscar casos en los que los beneficios terapéuticos son superiores a los riesgos que conlleva el uso de un AHC.

Estos peligros son especialmente elevados en mujeres que padecen obesidad o fuman más de 15 cigarrillos al día y tienen más de 35 años. Además, también existe un especial riesgo en pacientes que padecen migrañas y presentan previamente un cuadro de aura.

Estas son algunas patologías que afectan a mujeres en edad fértil que han remitido en mayor o menor medida al ser tratadas con anticonceptivos hormonales, aunque este uso se encuentre fuera de su ficha técnica.

Acné e hirsutismo

Tanto la aparición de granos en la piel como el crecimiento de vello en localizaciones del cuerpo normalmente masculinas se producen en mujeres adultas por exceso de andrógenos en la sangre o una sensibilidad mayor de lo normal en los receptores de los tejidos a estas hormonas.

El hirsutismo afecta a entre el 5 y 10% de mujeres en edad reproductiva y el acné tiene una prevalencia de cerca del 35% en la población femenina adolescente que se va reduciendo con la edad. Tras la ingesta controlada de un AHC compuesto por un gestágeno antiandrogénico que reduce los niveles de esta hormona en la sangre, las mujeres que han participado en el estudio han visto reducidos el número de granos y la cantidad de pelo que tenían antes de iniciar el tratamiento.

Síndrome del ovario poliquístico

Esta enfermedad relacionada con el aparato endocrino es la patología de este tipo más común en mujeres en edad fértil. Tiene una incidencia de entre el 6 y 15 % y produce hiperandrogenismo y anovulación crónica. Además, los ovarios pueden presentar un aspecto poliquístico y se acompaña de hiperinsulinismo, resistencia a insulina y obesidad.

Sus consecuencias son la infertilidad a medio plazo, el síndrome metabólico y un aumento del riesgo de cáncer de endometrio a largo plazo.

Con la ingesta de AHC se consiguen mejorar los síntomas. En concreto, los compuestos más apropiados para tratar esta patología son los gestágenos antiandrogénicos como dienogest, drospirenona o acetato de clormadinona con la menor dosis posible de estrógeno.

Sangrado menstrual abundante

Este problema afecta a entre el 8 y el 27 de mujeres en edad fértil y significa el 10% de las consultas de ginecología. Aparece en adolescencia y perimenopausia y está asociado a limitaciones sociales y personales durante la menstruación debido al miedo a manchar la ropa y a la anemia.

Las mujeres que padecen esta patología presentan una alteración en la integridad fisiológica del eje gonadal y los ginecólogos del grupo ACOTA recomiendan AHC. Tras varios meses, las pacientes notan mejoría, viendo como disminuye la cantidad de su sangrado y mejora el cuadro de anemia.

Enfermedad de Von Willebrand

Esta patología de origen hereditario tiene lugar por el déficit de la proteína Von Willebrand, que se encuentra en la sangre. Los síntomas son sangrado cutáneo y por mucosas, la aparición de hematomas en la piel sin motivo y sobretodo el sangrado por la nariz.

Se suele detectar entre los 15 y 20 años y afecta a un uno por ciento de la población. La proteína Von Willebrand interviene en el correcto funcionamiento de las plaquetas, facilitando el proceso por el que se adhieren a las paredes de los vasos sanguíneos cuando hay una rotura.

Un tratamiento con AHC actúa de forma fisiopatológica y etiológica, produciendo la coagulación de la sangre cuando es necesario. Según el caso clínico que aparece en el manual, la paciente no volvió a tener problemas de aparición de cardenales ni hemorragias nasales sin motivo una vez iniciado el tratamiento.

Endometriosis

Esta enfermedad crónica se produce por la presencia en el exterior del útero del tejido endometrial, que se supone debe estar en el interior de este órgano. Esto provoca inflamación crónica en la zona y afecta a entre el 2 y el 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva. Produce a las mujeres que la sufren dolor pélvico y exacerbaciones en la menstruación.

Un AHC disminuye el dolor pélvico y reduce el tamaño de los quistes formados por el tejido fuera de lugar. Además, también merma el riesgo de cáncer de ovario que se asocia a esta patología.

Síndrome premenstrual

Los síntomas de esta patología son signos físicos, psicoemocionales y cognitivo-conductuales que alteran la actividad de la mujer. Se presentan hasta tres semanas antes de la menstruación y algunas pacientes presentan dolor de cabeza, nauseas y distensión abdominal.

Con la ingesta de anticoncepcion hormonal de drospirenona mejoran los síntomas. En el caso clínico tratado en el manual, una menor de 16 años vio como estos problemas disminuían tras ingerir AHC.

En el acto de presentación del informe, la doctora De la Viuda ha manifestado la necesidad de impulsar campañas para que la sociedad deje de ver los anticonceptivos hormonales como fármacos con grandes efectos secundarios. La ginecóloga sostiene que el uso de hormonas en algunos tratamientos puede mejorar la calidad de vida de las mujeres de forma sustancial.

Amenorrea

La amenorrea se caracteriza por la ausencia de menstruación en la mujer. Se puede deber al estrés, a una pérdida drástica de peso o a practicar ejercicio de forma muy intensa. Al no ovular, las pacientes pierden totalmente la capacidad de tener hijos. Ademas, la ausencia del ciclo menstrual puede provocar a largo plazo osteoporosis, mayor riesgo de fracturas óseas y osteopenia.

Los médicos del grupo ACOTA sostienen que además de un tratamiento que esté indicado a eliminar las causas que provocan la amenorrea, el tratamiento con estrógenos es útil en pacientes proceso de recuperación de su fertilidad.

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