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En el mundo de la nutrición, pocos alimentos generan tanto consenso positivo como los huevos. Considerados durante años con recelo por su contenido de colesterol, hoy se reconoce como una fuente completa de proteínas, vitaminas y minerales esenciales.

Su versatilidad en la cocina y su valor nutricional han hecho de este alimento un aliado indispensable, tanto para quienes buscan una dieta equilibrada como para los que practican actividad física con regularidad.

Más allá de su perfil nutricional, el huevo es un alimento accesible y económico, lo que lo convierte en una opción viable para una amplia parte de la población. Incorporarlo en la dieta no solo aporta beneficios para la salud, como el fortalecimiento del sistema inmunológico o el mantenimiento de la masa muscular, sino que también contribuye a una alimentación más sostenible y eficiente.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que no todos son igual de beneficiosos para la salud. La calidad del huevo puede variar considerablemente dependiendo de factores como la alimentación y el trato que reciben las gallinas, el tipo de producción (industrial, orgánica o de pastoreo), e incluso el tiempo que ha pasado desde su recolección.

Los huevos provenientes de sistemas más naturales y sostenibles suelen contener mayores niveles de ácidos grasos omega-3, antioxidantes y vitaminas, mientras que aquellos de producción intensiva pueden estar más expuestos a contaminantes o carecer de un perfil nutricional tan equilibrado.

¿Cuáles son las diferencias?

Esta diferencia en la calidad de los huevos según su procedencia ha sido ampliamente explicada por expertos en nutrición, como el nutricionista Luis Alberto Zamora, quien en uno de sus vídeos publicados en Instagram desglosa con claridad el sistema de numeración que aparece en los huevos y que muchos consumidores pasan por alto.

"Si empieza ese DNI por el número 3, son huevos de gallinas que están en jaulas", señala Zamora, refiriéndose a los sistemas de producción más industriales y restrictivos.

En este tipo de cría, las gallinas viven en condiciones artificiales, con luz controlada y alimentación a base de pienso, lo que puede influir negativamente tanto en el bienestar animal como en el perfil nutricional del huevo.

Zamora advierte que incluso entre los huevos que no provienen de jaulas (los numerados con 2 o 1), existen matices importantes. Las gallinas de suelo (número 2) siguen viviendo en naves cerradas y con luz artificial, mientras que las camperas (número 1) tienen acceso a espacios exteriores, lo que mejora su calidad de vida.