A pesar de que el vino tinto es más español, la cerveza es una de las bebidas favoritas en España. Tan extendido está su consumo que cada uno la bebe de una manera: a unos les gusta más directamente de la lata o de la botella y otros la sirven en un vaso. Está claro que para nosotros esto tiene importancia, pero ¿realmente saben diferentes las cervezas de lata con respecto a las que se embotellan? La ciencia sostiene que sí: el sabor de la cerveza cambia tan pronto como se almacena.

Ahora bien, ¿es mejor entonces tomarla de lata o de botella? La respuesta no es absoluta y es que a algunas cervezas les viene mejor la lata y a otras la botella de vidrio. La revista ACS Food Science and Technology publica un estudio científico que, en este sentido, ha buscado qué soporte permite a las diferentes cervezas mantener su sabor mejor. Es decir, en qué contenedor se mantienen frescas más tiempo y envejecen menos. Pero, ¿por qué se produce este fenómeno?

La cerveza es una mezcla de agua y etanol –el alcohol, vaya–, pero también tiene metabolitos producidos por la levadura, el lúpulo y otros ingredientes que le dan sabor. Pues bien, mientras la cerveza se mantiene envasada se producen reacciones químicas que descomponen algunos con buen sabor y forman que tienen un peor gusto. Así es como envejece la cerveza y los investigadores del estudio se fijaron en cómo se daba este proceso en dos principales tipos de cerveza: ámbar (amber ale) e IPA (india pale ale).

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Para llevar a cabo el estudio, los científicos enfriaron latas y botellas marrones de estos dos tipos de cervezas durante un mes y luego estuvieron otros cinco meses a temperatura ambiente para imitar las condiciones típicas de almacenamiento. Cada dos semanas abrían algunos de estos contenedores de cerveza y analizaron los metabolitos. Al realizar este experimento, los científicos observaron que las dos cervezas variaban su perfil metabólico con el tiempo, pero de diferente manera.

La cerveza de tipo ámbar se mantuvo mejor su sabor en la botella que en la lata; en este último soporte se observó bastante variación en sus metabolitos. La IPA, por su parte, mantuvo mejor su sabor independientemente del recipiente en el que estaba contenida: los científicos piensan que esta mejor conservación se debe a la presencia más alta de polifenoles de lúpulo que evitan la oxidación y se unen a los aminoácidos y los retienen sin que se peguen a las paredes del recipiente.