Prevenir la demencia no debería ser un objetivo cuando ya se llega a las cuatro o cinco décadas de vida, sino que debería plantearse ya en la juventud. De hecho, son estos años los más importantes para lograr una buena prevención general tanto de la salud cardiovascular como de la salud cerebral.

Así lo cree también la psiquiatra nutricional Uma Naidoo, miembro de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y autora del libro This is Your Brain on Food. Además, Naidoo ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de las bacterias intestinales y cómo sus procesos metabólicos afectan a la salud cerebral y la memoria.

Según explica esta experta, es posible prevenir la demencia mediante la alimentación, cuidando las bacterias intestinales, y existen algunos alimentos y sustancias que deberían evitarse con dicho objetivo.

Azúcares añadidos

Si bien es cierto que el cerebro usa la glucosa como forma de energía en sus tareas diarias, un exceso de azúcar en la dieta, y por tanto un exceso de glucosa cerebral, se habría relacionado con problemas de memoria y menor plasticidad en el hipocampo; precisamente la zona cerebral que controla la memoria.

Así mismo, el consumo de alimentos ultraprocesados como bollería y refrescos, habitualmente repletos de azúcares refinados, en forma de jarabe de maíz o sustancias similares, también produce una sobredosificación de glucosa cerebral.

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Actualmente la American Heart Association (AHA) recomienda no superar los 25 gramos de azúcares añadidos diarios en las mujeres, y no superar los 36 gramos de azúcares añadidos diarios en hombres.

Alimentos fritos

Las patatas fritas, alimentos en tempura, mariscos como los calamares, el pescado o el pollo frito son solo algunos ejemplos de alimentos que deberían evitarse con el objetivo de conservar la salud cerebral: una dieta rica en alimentos fritos se relacionaría con menores puntuaciones en tareas de aprendizaje y memoria, según un gran estudio con más de 18.000 participantes.

Estos alimentos causan inflamación, lo cual acaba dañando los vasos sanguíneos, incluyendo aquellos que suministran sangre al cerebro. Por su parte, otro estudio con 715 voluntarios sugirió que, a mayor nivel de consumo de alimentos fritos, mayor probabilidad existiría de sufrir depresión.

Alto índice glucémico

Aunque los alimentos ricos en carbohidratos refinados como el pan o la pasta no tienen sabor dulce, sí se procesan de forma similar a los azúcares libres. Por tanto, también se relacionarían con un aumento del riesgo de sufrir depresión y demencia.

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Sin embargo, la solución no estaría en dejar de comer carbohidratos de forma total, sino en mejorar su calidad: granos integrales, alimentos altos en fibra y carbohidratos con bajo índice glucémico como las verduras o algunas frutas serían buenas opciones. Recordemos que el índice glucémico (IG) mide la rapidez con la que se absorbe la glucosa de un alimento durante la digestión; a mayor rapidez, mayor IG.

Según un estudio, las personas que consumen carbohidratos de calidad más elevada (menor IG, y más ricos en nutrientes y fibra), tendrían hasta un 30% menos de riesgo de desarrollar depresión, en comparación a aquellos que consumían carbohidratos con un IG más elevado.

Alcohol

La profesora y directora del Instituto Francés de Salud e Investigación Médica, Archana Singh-Manoux, y sus colegas, han seguido a 9.087 personas durante 23 años con el objetivo de analizar si existe una relación entre consumo de alcohol y demencia. Y en 2018 se publicaron sus resultados en la revista British Medical Journal.

Según sus resultados, aquellas personas que se abstenían completamente de consumir alcohol, o bien consumían más de 14 porciones semanales, tenían un mayor riesgo de demencia en comparación a los que llevaban un consumo moderado. Recordemos que consumir más de 14 porciones de alcohol semanales en hombres, o más de 7 semanales en mujeres, se considera un consumo excesivo; de igual forma que consumir 4 porciones en un solo día al menos una vez al mes. Sin embargo, cada persona responde de forma diferente al abuso de alcohol.

Nitratos

Los nitratos son sustancias que se usan como conservantes y saborizantes en carnes curadas, como tocino, salami o salchichas, entre otras. De hecho, ya se han relacionado con el aumento de riesgo de depresión en alguna ocasión. Un estudio reciente también habría sugerido que los nitratos pueden alterar las bacterias intestinales y llegar a aumentar el riesgo de sufrir trastorno bipolar.

Sin embargo, si no es posible evitar totalmente su consumo, algunos expertos como la Naidoo aconsejan que los alimentos contengan harina de trigo sarraceno, que también se usa como relleno en los alimentos: este trigo contiene antioxidantes que pueden contrarrestar los efectos negativos de estas carnes curadas. Aunque, idealmente, debería evitarse el consumo de estas carnes procesadas.