Disfrutar de una buena tapa acompañando a la cerveza o la tónica es uno de los placeres que la Covid-19 eliminó y que desde que se empezaron a levantar las restricciones, ha vuelto con más fuerza que nunca. La Real Academia Española define tapa como: "pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida". En la actualidad son toda una especialidad gastronómica que ya forman parte de la cultura de España.

Estos bocaditos abarcan desde embutidos a pescado, pasando por versiones en miniatura de recetas tradicionales. Son también un elemento social, fomentan el compartir y la charla. A pesar de que siempre se relacionen con el consumo de cerveza con alcohol, lo cierto es que España es un de los países más moderados de la UE en cuanto al consumo de cerveza, según el Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España 2010, realizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) y la Asociación de Cerveceros de España.

A esto se le suma que el consumo de cerveza suele estar asociado a pautas sociales, por lo que el documento concluye que en España, la inmensa mayoría de la población hace un consumo responsable y moderado, a diferencia del modelo de los países del norte de Europa. Muestra de ello es que España sigue siendo el principal consumidor y productor de cerveza sin alcohol de la UE.

Bacalao al pil-pil

Esta es una de las tapas más saludables que se pueden encontrar en un bar. "Tomar todos los días un aperitivo de bacalao al pil-pil puede incluso ser beneficioso para el organismo", explica José Gallardo, nutricionista especializado en obesidad y sobrepeso. El bacalao es un pescado blanco, este tipo de pescado tiene un bajo contenido calórico (ya que acumula la grasa en el hígado en vez de en los músculos).

También es rico en proteínas de alto valor biológico, minerales y vitaminas como el selenio, clave en la función de la glándula tiroidea y la producción de ADN, y B12, esencial para el funcionamiento del cerebro, el sistema nervioso y la formación de sangre.

En cuanto a la salsa, tiene como ingrediente principal el aceite de oliva (que eleva los niveles de colesterol bueno, disminuye el colesterol malo, beneficia el control de la hipertensión arterial, reduce la aparición de trombosis y previene la aparición de diabetes, según la Fundación del Corazón) y el ajo (que entre sus beneficios, ayuda a prevenir el cáncer colorrectal, como revela un estudio publicado en la revista Asia-Pacific Journal of Clinical Oncology), ambos alimentos están incluidos en la dieta mediterránea.

Banderillas 

Los encurtidos como los pepinillos, las cebolletas o las aceitunas, son una de las tapas más sencillas y a la vez más tradicionales. Su valor calórico es muy bajo y son ricas en vitaminas como la C, un potente antioxidante que previene el daño celular causado por los radicales libres.

Callos a la madrileña

Esta tapa tiene un importante contenido en proteínas debido a su ingrediente mayoritario, los callos; además de lípidos, resultado del resto de ingredientes (chorizo, morcilla y tocino). Aunque esta combinación resulta toda una bomba para el corazón, ya que tanta carne supone un consumo abusivo.

Un chute de grasas saturadas que golpean de lleno a la salud cardiovascular del organismo. A pesar de que según la Fundación Española de Nutrición (FEN) tan sólo tienen 81 kilocalorías por cada 100 gramos, su perfil lipídico es alto en grasas saturadas y además tiene mucho colesterol. El resto de sus componentes, especias, ajo, salsa de tomate y guindilla, sí podrían entrar en el grupo de alimentos saludables.

Chorizos a la sidra

Esta receta procedente del norte de España y combina dos alimentos de tradición asturiana. De esta tapa, destaca su contenido en selenio y hierro hemo, de elevada disponibilidad y vitaminas como la niacina, que contribuye a convertir los alimentos ingeridos en energía. "Al ser chorizo, no recomendaría su consumo diario, dejándolo para algo ocasional", destaca el nutricionista.

Croquetas de jamón y carne

Para el final dejamos las reinas de España en cuanto a gastronomía se refiere. Aun optando por la versión más saludable, la del relleno de vegetales, la bechamel y el frito de la croqueta la descarta como alimento para comer todos los días. "No debemos tomar las croquetas como un plato único, se pueden servir dos croquetas acompañadas por una buena cantidad de vegetales y un poco de pollo, acorde al plato de Harvard", destaca María del Mar Silva, nutricionista licenciada también en Farmacia y especialista en nutrición clínica.

Aunque el preparado sigue presentando un problema, la formación de acrilamida, una sustancia que aparece cuando los alimentos ricos en almidón son sometidos a altas temperaturas. Esta tiene un efecto acumulativo en el cuerpo que se vincula con un aumento en el riesgo de sufrir cáncer.

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