Siempre nos han dicho que la leche es un alimento muy importante. Durante generaciones, a los niños en España les han dicho que si la tomaban todos los días tendrían los huesos más fuertes y que les ayudaría a ser más altos. Sin embargo, en los últimos años los expertos en Nutrición se han rebelado contra estas creencias tan arraigadas: la leche no es un alimento imprescindible y podemos vivir, perfectamente, sin ella.

Ahora bien, la leche tampoco es mala, aunque muchas veces hemos escuchado que no es apta para los adultos o, incluso, que hay que evitar sus grasas. Si bien es cierto que un porcentaje de personas intolerantes a la lactosa que contiene esta bebida, la mayoría de las personas en España pueden consumirla. También es cierto que la mayoría de las grasas que contiene la leche son saturadas, pero no se asocian a riesgos para la salud.

Por tanto, no es necesario que tomemos todos los días leche, pero tampoco hay que dejar de tomarla si no queremos. Contiene proteínas de alta calidad y un buen aporte de calcio y de vitamina D. De hecho, los expertos recomiendan que, si la tomamos, optemos por la leche entera porque, aunque tiene más cantidad de grasa, conserva un mayor número de nutrientes saludables.

La leche y el sueño

Otro de los grandes prodigios que se le han achacado a la leche es su capacidad para ayudarnos a conciliar mejor el sueño por las noches. Muchas personas se toman un buen vaso caliente de este líquido justo antes de meterse en la cama para caer rendidos a mayor velocidad. Pero, ¿es cierto que este líquido tiene unas propiedades tan determinantes a la hora de quedarnos dormidos?

Gran parte de los argumentos que asocian a la leche con la conciliación del sueño es el contenido que tiene de triptófano, uno de los aminoácidos esenciales que debemos incorporar a través de la dieta. Pero, además, también se dice que el simple hecho de beber algo caliente puede calmar el estómago y predisponernos a estar más relajados justo antes de meternos en la cama.

Aunque los lácteos contienen una buena proporción de triptófano, no son los únicos: las legumbres, los pescados y los frutos secos tienen una cantidad muy superior de este aminoácido en su composición. Incluir este tipo de alimentos en la alimentación diaria contribuye a que el cuerpo genere sustancias implicadas en el sueño como la melatonina o la serotonina, aunque no es necesario tomarlos justo antes de dormir para tener un buen sueño.

Lo que sí ayuda a dormir

Matthew Walker, neurocientífico de la Universidad de California, no incluye ningún alimento ni bebida que ayude a conciliar el sueño en su libro Por qué dormimos. De hecho, explica que no debemos comer demasiado justo antes de meternos en la cama ni tampoco beber líquidos porque pueden provocar que nos levantemos en mitad de la noche para orinar. En todo caso, las únicas bebidas que desaconseja son las alcohólicas, que empeoran la calidad del sueño.

Ahora bien, relajarnos antes de ir a dormir es una acción muy importante para conciliar el sueño, aunque el experto recomienda que lo hagamos a través de actividades como la lectura o escuchar música suave. La regulación de la temperatura es otro de los efectos que apreciamos de la leche para quedarnos dormidos antes y es otro aspecto que recoge el experto como importante para conciliar el sueño.

Sin embargo, el neurocientífico explica que lo mejor es tomar un baño caliente antes de dormir. Aunque pensemos que el calor es lo que hace que nos durmamos a mayor velocidad, esta no es la razón. "Por el contrario, el baño caliente provoca que la sangre se concentre en la superficie, que es lo que da esa apariencia enrojecida a la piel. Cuando salimos del baño, los vasos sanguíneos dilatados de la superficie ayudan a expulsar el calor interior y tu temperatura central desciende rápidamente". Un efecto que nos ayuda a conciliar el sueño más rápidamente.

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