Las recomendaciones dietéticas más actualizadas señalan que un cuarto de nuestro plato debe estar integrado por proteínas de calidad. Estas se obtienen a través de pescados, legumbres, carnes, frutos secos y también de los huevos. Este último, además de una excelente fuente de proteínas, es uno de los ingredientes más versátiles de la cocina en España (con permiso de la patatas): revueltos con setas, a la plancha como desayuno, cocidos como guarnición … hay muchas opciones a la hora de comer huevos de forma saludable. Además son protagonistas de recetas tan populares como la tortilla de patata o a la francesa. Pero a pesar de su omnipresencia en la despensa, aún hay casos en los que parecen unos auténticos desconocidos.

Por ejemplo, si se compra una docena y aparecen un par de huevos con la cáscara arrugada, qué será lo correcto, ¿hay que desecharlos o se pueden comer con tranquilidad?, ¿sabemos cuál es el posible motivo de ese aspecto? A juzgar por la reacción mayoritaria de los usuarios de redes sociales, parece que, en general, no tenemos ni idea sobre el asunto.

Para resolver dudas se ha pronunciado sobre este tema en sus perfiles de redes sociales Miguel Ángel Lurueña, doctor en Tecnología y Ciencia de los Alimentos y autor del blog Gominolas de Petróleo. Según este experto, este defecto de los huevos se cree que se debe a que la gallina estuvo contagiada con el virus de la bronquitis infecciosa aviar. Pero, que no cunda el pánico, Lurueña añade que se considera un defecto comercial pero no afecta a la seguridad ni a la composición del huevo, por lo que se pueden utilizar sin problema.

Sobre la aptitud de los huevos arrugados también se pronunció en una entrada de blog Juan Revenga, dietista-nutricionista y biólogo, en la que señala como referencia el manual Optimum Egg Quality, para llegar a la misma conclusión: este tipo de defectos no impide su normal consumo. “La presencia de rugosidades en la cáscara de los huevos se considera un defecto de su calidad, al menos en lo visual, que no suele implicar un defecto en su valor nutricional o seguridad”, añade este experto en su web. 

No obstante, además de la bronquitis aviar, el citado manual señala otras posibles causas de la rugosidad de la cáscara: falta de madurez o defectos en la función de la glándula cascarógena o útero de la gallina, estrés o hacinamiento. También puede responder a un uso excesivo de antibióticos, deficiencia de cobre en la dieta de las gallinas ponedoras, así como un exceso de calcio. 

Pero Revenga concluye descartando que sean inseguros: “Buena parte de las fuentes consultadas sostienen que cerca de un 2% de los huevos comercializados suelen presentar este tipo de defectos y que ello no impide su normal consumo, siendo más frecuentes entre gallinas primerizas o, al contrario, en gallinas de una cierta edad al final de su vida productiva”, matiza.

Otros defectos

Sobre el aspecto de los huevos hay otra situación que suele despiertar dudas, pero en este caso se produce una vez abierto. Nos referimos a unas manchitas rojas internas que presentan algunos ejemplares en la yema.

Según este asunto, este diario explicó en este texto que se trata de manchas de sangre producidas por pequeñas hemorragias que tienen lugar durante la ovulación. También se puede dar el caso de que sean manchas de carne por descamación de algunos tejidos de la gallina (del tejido glandular de los ovarios y sobre todo del epitelio del oviducto) o por partículas de calcio. Suelen ser más comunes en las gallinas marrones y también aumenta en base a la edad de la gallina y el estrés. Pero como en el caso anterior, el huevo es seguro, por lo que se puede consumir.  

Después de aclarar estas dudas, no está de más acabar recordando que el huevo, además de aportar proteínas de calidad, es bajo en calorías y contiene casi todas las vitaminas, salvo la C, que necesita el organismo, también minerales de interés (hierro, fósforo, selenio). La energía que aporta proviene de los lípidos, que son principalmente ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, o sea, aquellos considerados beneficiosos para la salud cardiovascular. Los nutricionistas animan a incorporarlos en el desayuno, una comida en la que no suelen abundar las proteínas.

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