Tanto la enfermedad de Alzheimer como la enfermedad de Parkinson son patologías neurodegenerativas ampliamente conocidas, y sufridas, tanto en España como en el resto de los países occidentales. Si bien cada una de ellas destaca por cierta sintomatología, también comparten características, dado que en ambas se produce un deterioro cognitivo y memorístico, aunque, en este último aspecto, la enfermedad de Alzheimer destaca sobremanera.

Además, en ambos casos se ha sugerido que el estilo de vida en general, y los patrones dietéticos en particular podrían ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cerebral, o al menos retrasar su aparición. En su momento, ya se sugirió que la dieta mediterránea y la dieta MIND podrían reducir el riesgo de demencia y Alzheimer, dado que ambas dietas destacan por una protección del sistema nervioso.

Ahora, un nuevo trabajo llevado a cabo por la Universidad British Columbia ha ido más allá, y sugiere que estas dos dietas también protegerían contra la enfermedad de Parkinson, retrasando su aparición.

Protección contra el párkinson

El nuevo trabajo, publicado en la revista Movement Disorders, sería el primero en relacionar la dieta MIND con la enfermedad de Parkinson, dado que este patrón dietético se había estudiado anteriormente en otras enfermedades como la enfermedad de Alzheimer y las demencias en general, pero no en otras patologías neurodegenerativas como es el caso.

La dieta MIND o "mente" combina algunas características de la dieta Mediterránea y la dieta DASH, ambas enfocadas a la mejora de la hipertensión arterial.

En este caso, se analizó a 176 participantes y su adherencia a este tipo de dietas, donde destaca una baja ingesta de carne y se priorizan las verduras, frutas, cereales integrales y grasas. Además, se analizó la edad de aparición potencial de la enfermedad de Parkinson, según la adherencia a este patrón dietético.

Según los resultados de los investigadores, dirigidos por Silke Apple-Creswell, del Pacific Parkinson's Center for Brain Health y profesora del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la UBC, a más adherencia, más tarde aparecía la enfermedad.

Concretamente, aquellos individuos con una adherencia más estricta a esta dieta llegaban a retardar el inicio de la enfermedad de Parkinson hasta 17,4 años de media en el caso de las mujeres, y hasta 8,4 años de media en el caso de los hombres.

Una dieta importante

Dada la evidente falta de fármacos que sean capaces de prevenir o retrasar la enfermedad de Parkinson en la actualidad, estos resultados han provocado cierto optimismo en los investigadores, sugiriendo la necesidad de ampliar el foco en el tratamiento nutricional a modo de prevención.

Destacó sobre todo la diferencia de tiempo entre hombres y mujeres. En estas últimas, el impacto de la dieta MIND fue más significativo, aunque la dieta mediterránea parecía funcionar mejor en los hombres.

No hay demasiada diferencia entre ambas dietas, pero sería un punto de partida para tener en cuenta el impacto de ciertos alimentos y micronutrientes en cuanto a salud cerebral se refiere. Además, cabe destacar que estas diferencias entre una dieta y otra sí serían un punto clave a tener en cuenta, dado que actualmente el 60% de los diagnósticos de enfermedad de Parkinson se dan en hombres.

Por su parte, Brett Finlay, profesor de los departamentos de bioquímica, biología molecular, microbiología e inmunología en la UBC, sugiere que este estudio también indicaría una vez más una significativa conexión entre intestino y cerebro como factor desencadenante de la enfermedad de Parkinson. La alimentación saludable no solo mejora una enfermedad neurodegenerativa determinada, sino que parece mejorar varias de ellas.

En futuras investigaciones se plantean examinar más a fondo la conexión entre microbioma intestinal y salud cerebral.

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