Puede que lo llames torrezno o chicharrón. El caso es que este frito tan clásico en España y parte de Latinoamérica se mantiene a la vanguardia como aperitivo. Se trata de una bomba de grasas y de proteínas, pero no cuenta con nada de hidratos de carbono y, por eso, se ha puesto de moda como sustituto de las patatas fritas entre los practicantes de la dieta keto o cetogénica.

Esta nueva alianza entre los torreznos y una dieta contemporánea puede inducirnos a error y hacernos pensar que no nos van engordar o, incluso, que pueden ser saludables. Nada de eso, la receta de este aperitivo consiste en sumergir en aceite hirviendo trozos de tocino y piel de cerdo, generalmente extraídos de la zona de las costillas. Es decir, un corte muy grasiento del animal que tiende a absorber, además, la grasa en la que se fríe.

Se trata, por tanto, de un alimento que debemos evitar o hacer un consumo esporádico y moderado de él. Su enorme aporte de grasas lo convierte en un bocado muy energético —puede llegar a suponer entre 400 y 500 kilocalorías por cada 100 gramos—, pero, eso sí, aparte de grasas y proteínas, los torreznos no aportan muchos nutrientes saludables. No contienen nada de fibra y una proporción insignificante de vitaminas y minerales.

De Pascuas a Ramos

Según este artículo de Men’s Health, el 80% de un torrezno está compuesto por grasas saturadas, unos ácidos grasos muy relacionado con la hipercolesterolemia, un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular.  Pero los problemas para el corazón asociados a los torreznos no terminan ahí. Al tratarse de un aperitivo procesado, la mayoría de estos productos cuentan con un exceso de sal, un ingrediente asociado en muchas ocasiones a la hipertensión cuando se abusa de él.

Los torreznos, además, están elaborados con carne roja. A pesar de que durante años se han considerado algunos cortes del cerdo como carne blanca, esto es un mito. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la carne de este animal como roja por ser "carne muscular de mamífero". Además, el organismo global recomienda reducir el consumo de esta carne pues se ha relacionado con el desarrollo de algunos tipos de cáncer cuando se abusa de ella.

Este aperitivo crujiente, por tanto, debe guardarse para ocasiones excepcionales. Para los aperitivos más habituales existen opciones mejores, como las aceitunas o los frutos secos. Ambos son alimentos también muy energéticos, pero se diferencian en la cantidad de nutrientes que poseen. Estos no contienen apenas grasas saturadas y destacan por ser fuente de grasas cardiosaludables y, además, contienen fibra lo que contribuye a que nos sintamos saciados tras comerlos y, en consecuencia, evitar hacer un sobreconsumo de calorías.

Cortezas y torreznos

Ahora bien, no confundamos torreznos con cortezas. Aunque algunas personas llamen indistintamente a unos y otros, ambos alimentos son algo diferentes. Lo que tienen en común es que ambos proceden del cerdo y, concretamente, de su piel y que se fríen en aceites a altas temperaturas. Les diferencia, sin embargo, que el torrezno contiene tocino y algo de carne del animal.

Las cortezas de cerdo suelen distribuirse a mayor escala y es posible encontrarlas en supermercados en bolsas de plástico al estilo de otros aperitivos, como las patatas fritas. Eso sí, no se trata de una opción más saludable. Desde el punto de vista nutricional aportan, básicamente, lo mismo. Muchas grasas saturadas y algo de proteínas, pero nada de fibra ni de minerales ni vitaminas. Se trata de otro aperitivo superfluo y muy energético que debería ser evitado. Cuanto menos comamos de él, mejor.

Se tratan de piezas de carne procesada, un tipo de alimento que la OMS también recomienda restringir por sus vínculos con el desarrollo de cánceres colorrectales. El portal norteamericano de salud, Healthline, ofrece un resumen de su procesamiento. Las industrias que comercializan con cortezas comprar piel de cerdo congelada, la hierven para eliminar grasas y después la enfrían, después pasan por un largo período de deshidratación y, por último, se fríen en aceite a altas temperaturas.

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