Las claves
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Cuando 2025 amagaba con convertirse en uno de los años más cálidos jamás registrados, quedaba un último giro de guion. Los días 24 y 25 de diciembre van a convertirse en las Navidades más frías de los últimos 15 años, según confirman las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Hay que remontarse al año 2010 para encontrar una temperatura media tan baja en esta época del año, recuerda Aemet en sus redes sociales. La tendencia, por el contrario, avanza hacia inviernos cada vez más templados, especialmente desde que comenzó el siglo XXI.
Así, entre otros datos significativos, el último decenio ha registrado la menor cantidad de olas de frío de la serie histórica en España, que se empieza a contabilizar desde los años sesenta. Si tradicionalmente se ha dado una ola de estas características por invierno, 2024 se convertía en el quinto año sin ninguna, junto a 2014, 2016, 2018 y 2020.
Hay que remontarse a 2005, de hecho, para encontrar un invierno realmente crudo en nuestro país. Aquél año se concatenaron 34 días de ola de frío, más de un mes con temperaturas frías y marcadamente por debajo de la media histórica. Pero se trata de una excepción, ya que las máximas han tendido a 'otoñalizarse', alcanzando valores incluso propios de la primavera.
Así, el pasado invierno registró una temperatura media de 7,8 ºC en la España peninsular, 1,2 ºC por encima de la media del período de referencia 1991-2020. Se convirtió así en el quinto más cálido en lo que va de siglo. No hay que irse muy lejos para encontrar los récords históricos: fueron los de 2019-2020 y los de 2023-2024.
Y la realidad es que este mes de diciembre apuntaba nuevamente hacia una anomalía cálida. "Durante la mayor parte del tiempo ha tenido temperaturas superiores a las normales, tomando como referencia el período 1991-2020", confirmaba Aemet. Un cambio atmosférico importante, sin embargo, ha facilitado el cambio de tendencia.
Se trata del ya famoso "bloqueo escandinavo", la formación de un gran anticiclón sobre el norte de Europa que modifica la circulación de la corriente en chorro, o chorro polar. Esto está facilitando que las masas de aire frío y húmedo provenientes tanto del Atlántico Norte como del noreste continental (Siberia) alcancen la Península Ibérica y los archipiélagos.
Así, tras el desplome de temperaturas de Nochebuena, el día de Navidad arranca con heladas y nieve en el norte peninsular. Una docena de capitales peninsulares, entre ellas Madrid, no pasarán de los cinco grados. Segovia y Lugo quedarán en tres. Lloverá, en ocasiones con intensidad, en el nordeste y Baleares.
Aemet reconoce que un arranque navideño tan gélido es una circunstancia excepcional, especialmente si se compara con los años precedentes. Estas temperaturas no son habituales, advierten, y "cada vez serán menos frecuentes" a medida que la temperatura media tiende a elevarse.
De este modo, e incluso teniendo en cuenta la anomalía de frío, "la primera semana de Navidad es 2.1ºC más cálida que a mediados del siglo XX", advierten los meteorólogos. "No es imposible pero parece muy poco probable vivir navidades tan frías como en 1962".
Las efemérides de aquel año recuerdan una nevada de tres días en Barcelona, con 46 cms de nieve que convirtieron la calle Balmes en pista de esquí.
No obstante, Duncan Wingen, meteorólogo de Meteored, advierte que la situación que nos afecta también apunta a ser duradera. "El modelo europeo vaticina que las próximas tres semanas serán frías en España, con temperaturas inferiores a los valores medios de las fechas".
Así, entre el 29 de diciembre y la víspera de Reyes "habrá anomalías de -1 a -3 ºC en toda la Península y Baleares, con desviaciones respecto de la media de hasta -6 ºC en el Pirineo."
Las anomalías seguirán entre el 5 y 12 de enero 1 ºC por debajo del promedio. "Aunque esta situación no tiene porqué desembocar en una ola de frío, sí implica que las nevadas podrían ser frecuentes", concluye.
