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Las claves

Antes de que la fecha del 29 de octubre de 2024 quedase inscrita en la historia de las catástrofes naturales de España con 229 víctimas mortales, los avisos rojos llevaban días activos para la zona. La Agencia Estatal de Meteorología había activado su máximo nivel de riesgo anticipando acumulados de lluvia superiores a los 200 l/m2.

Los datos finales han podido cuadriplicar la predicción original de Aemet, con la zona de Turís superando los 770 l/m2 en aquella jornada. El dato de 184,6 l/m2 recogidos en una sola hora en ese mismo observatorio marcó el récord histórico jamás registrado. El caudal de la riada rebasó los 3.500 m3 por segundo.

Los meteorólogos coinciden: si bien el aviso rojo ya justificaba que se tomasen restricciones a la movilidad, el sistema de alertas en España todavía flaquea frente a los fenómenos más letales. Se trata de las inundaciones relámpago (flash flood), difíciles de predecir "incluso con los mejores sistemas", explica el meteorólogo Francisco Martín León.

Toda la zona del Levante, "desde prácticamente Cádiz hasta Cataluña", es propensa. "Tenemos un mar cálido y energético con montañas muy cercanas a la costa", detalla el experto, unas circunstancias exacerbadas por el aumento de las temperaturas del Mediterráneo.

Martín León trabajó más de 35 años en Aemet -fue autor del acrónimo dana por Depresión Aislada en Niveles Altos- y tiene constancia de que ha habido una "revisión de los protocolos de coordinación" en el último año. Aemet envía avisos, recuerda, en coordinación con otras entidades como Protección Civil.

"Hoy por hoy, el estado de la predicción operativa hace imposible predecir si van a caer 700 l/m2 en seis u ocho horas en una localización concreta como la sierra en Valencia", explica. De ahí que el aviso rojo emitido hace un año se detuviera en los 200 l/m2: era el tope que garantizaba el modelo de previsión determinista.

"Los niveles rojos no precisan los lugares concretos en los que puede ocurrir una inundación catastrófica", valora por su parte el meteorólogo José Miguel Viñas. "En una misma comarca hay muchas realidades. En la zona en la que se activó el aviso rojo de Valencia el 29 de octubre de 2017, apenas llovió en la capital mientras que a 20 kilómetros caían 700 litros".

"Las cosas no han cambiado todavía de manera notable", lamenta Viñas. "No se ha manifestado una forma de coordinación distinta a la que había antes. Hay que invertir más para estar mejor preparados con toda la información disponible, y para que los avisos que lleguen a la población sean lo más precisos posibles".

Avisos predictivos a cinco días

Si la previsión determinista aún no garantiza los acumulados superiores a 200 l/m2 a largo plazo, los modelos numéricos operativos han mejorado considerablemente su capacidad probabilística, advierte Martín León. Se podría comunicar a Protección Civil, por ejemplo, una posibilidad del 3% de superar los 600 l/m2 en 6 horas.

Puede parecer una proporción nimia para el público general, pero "es una información muy útil" para los servicios de emergencia, explica. "Fenómenos extremos como los que se dieron el año pasado son extremadamente raros. Cuando un modelo te da una probabilidad del 2 al 5%, ya hay que tenerlo en cuenta".

Además, permitiría anticipar la declaración de avisos a cinco días antes de la fecha. Ahora se dan para hoy, mañana y pasado mañana (D+1, D+2 y D+3). "¿Por qué no se dan con antelación D+4 y D+5 para que la sociedad pueda reaccionar antes?", se pregunta el experto.

Vehículos en los alrededores de la V-30 tras el paso de la DANA y la subida del cauce del río Turia Rober Solsona / Europa Press

Alertas localizadas y personalizadas

Hay una alternativa a los avisos basados en volúmenes de precipitación que ya usan países como Reino Unido. Se trata del riesgo calculado en base al impacto. "No es lo mismo 60 l/m2 en una hora en Madrid, Barcelona o Valencia, que ya es el caos, a que sean 300 l/m2 en campo despoblado", resume Martín León.

Viñas añade además la importancia de contar con información en tiempo real. "Se sabía con antelación que iba a haber un episodio de lluvias intensas, pero era imposible saber hasta horas antes que iba a haber esa precipitación en aquél par de barrancos. La única manera es estar muy cerca en el tiempo".

La labor de vigilancia que proporcionan los radares y satélites de última generación es crucial: frente a la realidad de las inundaciones relámpago, "unos pocos minutos de antelación pueden ser claves". Además, la tecnología ya permite en países de EEUU mandar distintos avisos según el peligro de inundabilidad de la zona pese a que solo haya unos kilómetros de distancia.

VÍDEO | Antes era 'gota fría', ahora es DANA: ¿por qué ha causado tantos daños en menos de 24 horas? Imagen: EFE | Edición: Jose Verdugo

Las dudas con los avisos hidrológicos

Una dificultad que desnudó la dana de octubre de 2024 es que los avisos de Aemet están centralizados, pero cada confederación hidrográfica tiene "su propia idiosincrasia" en palabras de Martín León. Y si una avenida del Ebro puede seguirse desde la web "desde Navarra hasta Tortosa", no es así en el Mediterráneo.

"Prevenir las inundaciones repentinas es la asignatura pendiente de España", lamenta. Viñas coincide. "No solo hay que mejorar el modelo meteorológico sino integrar también la información hidrológica". Algunos modelos a nivel regional en País Vasco y Cataluña, añade, ya están integrando ambas partes.

Mientras, el esfuerzo por mejorar la detección en el Mediterráneo sigue siendo prioritario. "Son cuencas muy cortas, con muchas pendientes y en muy poco tiempo pueden causar inundaciones explosivas. Es imprescindible una red de puntos que midan esos datos de caudales".

Esa información sobre el terreno es la que va a permitir generar, con "la gran capacidad de cálculo que poseemos", predicciones en tiempo real a medida que va evolucionando el proceso, resalta Viñas. Esto a su vez permitirá informar de cómo va a seguir lloviendo, y cómo evoluciona el agua sobre la superficie.

"Necesitamos avisos más claros y sencillos, pero basados en probabilidades de extremos; medios de comunicación expertos que los trasladen; y que los políticos correspondientes salgan a dar la cara, que sean valientes y tomen decisiones", concluye Martín León.

¿Y qué hay de la medida para poner nombre propio a las danas de alto impacto, como a las borrascas? Ambos coinciden que sería más útil ponerle nombres a los temporales, porque pueden darse episodios de lluvias extremas por múltiples motivos. Alice, la primera 'bautizada', no tuvo de hecho configuración de dana en muchos momentos.