El Océano Atlántico contiene altas concentraciones de nanoplásticos, partículas contaminantes de menos de un micrómetro (la millonésima parte de un metro) de diámetro. Al ser más pequeñas aún que los microplásticos que ya suponen un riesgo ambiental y sanitario, la extensión de estas nanopartículas no se había llegado a medir en profundidad hasta la fecha.
Según el artículo que publica ahora la revista Nature, las concentraciones de nanoplásticos se han localizado en varios puntos del Atlántico Norte, especialmente cerca de la costa y en profundidades no superiores a los diez metros. Estos contaminantes se producen a medida que los materiales plásticos se descomponen por efecto del agua, la radiación ultravioleta y el oleaje, fragmentándose en restos cada vez más pequeños sin llegar a desaparecer. De este modo pasan a los organismos.
"Los trabajos que se centran en los nanoplásticos son de mayor interés ya que, cuanto menor es el tamaño de la partícula de plástico, mayor es su toxicidad", advierte en declaraciones a Science Media Centre Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC). "Los nanoplásticos tienen una mayor capacidad para atravesar las barreras biológicas y acumularse en los organismos vivos, incluidos los seres humanos".
Los investigadores liderados por Dušan Materić, del Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental de Leipzig (Alemania), analizaron las concentraciones de nanoplásticos a partir de muestras de aguas oceánicas obtenidas a varias profundidades. Se establecieron doce estaciones de muestreo de este tipo. De este modo, determinaron que la concentración media a diez metros de profundidad era de 18,1 miligramos por metro cúbico de agua.
Por el contrario, las muestras tomadas al nivel del lecho oceánico reportaron 5,5 miligramos por metro cúbico. Cerca de las costas, finalmente, la concentración resultó ser la superior de todas, con 25 miligramos de nanoplásticos por la misma medida. El equipo de Materić calcula que estas partículas suman 27 millones de toneladas solo en los 10 primeros metros bajo la superficie.
La investigadora Sophie ten Hietbrink tomando muestras en el buque oceanográfico Pelagia.
Es un cambio radical de paradigma, explican, porque esa era la cantidad que esperaban encontrar en la totalidad del océano. En base a estos resultados, los investigadores consideran que los nanoplásticos forman probablemente la mayor parte de la masa de plástico que se encuentra en el Atlántico. Dado que su tamaño les facilita la acumulación en los organismos, concluyen, son el principal peligro para la vida marina y un riesgo de contaminación de la cadena alimentaria.
"Hay que tener en cuenta que, desde mediados de los años 50 del siglo pasado, la producción mundial de plástico se ha multiplicado exponencialmente, y cada década se han vertido al océano millones de toneladas que han estado sometidas a radiación ultravioleta, oleaje y biofouling", apunta Carlos Edo, investigador en el Museo de Historia Natural de Dinamarca de la Universidad de Copenhague.
"Esto se traduce en materiales fragmentándose hasta el rango nano durante décadas, aumentando la concentración disponible", prosigue el experto. "De esa 'sopa' que se ha ido construyendo durante 70 años solo hay monitorización sistemática reciente y únicamente de las fracciones macro y micro, no del nanoplástico. Los valores de nanoplásticos son totalmente desconocidos".