Todo apunta a que el mes de junio se convertirá en el más cálido desde que hay registros en España. Estas temperaturas de récord, sin embargo, no están causando de momento importantes incendios forestales, como en años anteriores.
Uno de los últimos se ha producido en la comarca de la Segarra, en Lleida, con 473 hectáreas afectadas, aunque los bomberos ya lo han dado por controlado este domingo. Aun con este incendio, 2025 es uno de los años con menos superficie forestal afectada en la última década.
Según los datos provisionales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), el fuego ha arrasado ya con 12.683 hectáreas hasta el pasado 15 de junio. En 2024, la cifra ascendía hasta las 20.916.
La diferencia es aún mayor si se observa la de 2023, cuando se registró el peor dato de los últimos 10 años. En este periodo, 2025 se sitúa en el antepenúltimo puesto, superando sólo a 2016 (6.363) y 2018 (9.482).
Si se compara la cifra de este año con la media de la última década, el número de hectáreas afectadas se ha reducido en un 59%. En el caso del número de incendios (en lo que va de año se ha registrado un total de 2.359 siniestros), la reducción es del 46%.
"Buenos datos, 'a priori'"
Es pronto como para vaticinar si este año continuará con las buenas cifras de 2024, que fue el año con menos incendios forestales en España desde 1983.
Por el momento los expertos celebran que en lo que llevamos de 2025 no haya tantas hectáreas afectadas por el fuego como en 2023 (65.828), pese a que en ambos años los meses de julio fueron muy cálidos en España.
"Los datos del MITECO, a priori, son buenos", dice a EL ESPAÑOL Carlos Madrigal, antiguo decano territorial de la Comunidad de Madrid del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales y experto en meteorología aplicada a los incendios.
El motivo de estos "buenos datos" parece claro. Y es que al haber tenido una primavera excepcionalmente lluviosa, la vegetación superior se encuentra lo suficientemente hidratada como para haber contenido los incendios.
El inconveniente es, según advierte Madrigal, que en los primeros 15 días de junio las plantas que han crecido en primavera "ya están secas". Y aunque suele ser habitual que esto suceda, las plantas herbáceas "se quedan disponibles para arder".
El combustible grueso —es decir, la vegetación de mayor tamaño— aún mantiene la humedad de las precipitaciones acontecidas durante la primavera. Sin embargo, el fino, que es por el que se inician la mayoría de los incendios, ya está dando muestras de su deshidratación.
"En el inicio de este verano estamos viendo incendios que están quemando combustible fino. Esos fuegos son los que se van trasladando posteriormente a la vegetación superior", explica Madrigal.
Más allá del calor
El especialista se muestra cauteloso ante la evolución del periodo estival: "No se puede garantizar nada al cien por cien. Pero parece que no será una campaña tan mala como otras".
No descarta tampoco que se puedan registrar cifras peores a las de años anteriores. Todo ello dependerá de la evolución de la meteorología, puesto que en función de la entrada de calor, el combustible irá perdiendo su humedad.
Y si las temperaturas son intensas y repetitivas, el combustible acelerará el proceso de pérdida de humedad y comenzará a estar disponible para arder antes de lo esperado.
Por su parte, el doctor por la Universidad de Wyoming y profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lleida Víctor Resco de Dios considera que "no sólo debemos fijarnos en las temperaturas". También hay que prestar atención a otros factores que favorecen la aparición de los incendios.
Además de incluir el combustible y su humedad, cree que es importante conocer la causa de la ignición, que siempre tiene "un componente aleatorio". El ya mencionado incendio de Lleida, por ejemplo, parece haber sido originado tras arder un coche.
Incendio en Granyena de Segarra.
En 2022, como recuerda Resco de Dios, siete de los 10 grandes incendios tuvieron su causa de ignición en rayos de tormentas secas.
Estos siniestros se caracterizan porque afectan a más de 500 hectáreas. Y aunque en los últimos años se ha incrementado su aparición en España, en lo que llevamos de 2025 'sólo' se han registrado dos.
No se había registrado una cifra tan baja, para este periodo, desde 2018. El principal motivo de este descenso también parece encontrarse en la primavera húmeda.
Estos grandes incendios se producen cuando los dispositivos "se ven superados" y la intensidad es tal que "el ser humano es incapaz de extinguirlo".
Por ello las recomendaciones de los expertos apuntan hacia una misma dirección: "Que la población mantenga el sentido común". Y es que, como convienen ambos, "ahora entramos en la parte más crítica".
