La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha pedido esta semana a los ayuntamientos que impulsen el uso de la bicicleta como alternativa de transporte limpio y sostenible durante la desescalada del confinamiento por la crisis del coronavirus. Pero el plan solo consta de recomendaciones, no se ha anunciado financiación.

En una carta enviada a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Ribera solicita que se fomente el uso de la bicicleta en las ciudades para contribuir a descongestionar el transporte público, mantener la distancia de seguridad entre usuarios y evitar el uso masivo de automóviles particulares, lo que que agravaría la calidad del aire. Los estudios científicos asocian la contaminación atmosférica con un mayor impacto del Covid-19.

La misiva de la ministra propone implantar carriles bici provisionales, reabrir los servicios públicos de bicicleta y establecer corredores ciclistas en zonas periurbanas que comuniquen polígonos, municipios vecinos o campus universitarios con los centros de las ciudades. Medidas de este tipo están siendo adoptadas por ciudades como Berlín, Milán, París o Bogotá. En España, ciudades como Valencia y Barcelona ya han anunciado planes para dar más espacio a bicicletas y peatones.

Ribera apunta que las restricciones de movilidad impuestas por esta crisis "han mejorado sustancialmente la calidad del aire en España". Por lo que considera que "las expectativas de salida de la crisis sanitaria ofrecen una oportunidad para impulsar un cambio en las pautas de movilidad en los núcleos urbanos que haga posible un aire más limpio y mejores condiciones de vida para los ciudadanos".

Propuestas para impulsar la bici

Así, recomienda a los municipios impulsar la apertura de los servicios de bicicleta compartida pública, con las garantías y cautelas necesarias para evitar contagios como, por ejemplo, el uso obligatorio de guantes. En Madrid, tras más de 30 días sin funcionar, Bicimad reabrió el 22 de abril. 

También establecer infraestructuras provisionales de bajo coste para la ampliación de zonas peatonales y ciclistas, que pueden incluir, por ejemplo, la reserva del carril derecho en grandes arterias para la bicicleta o la reducción de la velocidad en ciudad (prohibición de circular a más de 30 km/h en vías de un solo carril por sentido). En esta ultima ya trabaja la Dirección General de Tráfico.

La ministra en su carta a la FEMP también propone identificar la bicicleta como vehículo autorizado para el desplazamiento en las actividades y excepciones permitidas, considerando la bicicleta como medio de transporte y no como herramienta de ocio, evitando así potenciales malentendidos. 

Por último se recomienda facilitar y reforzar la intermodalidad con transportes colectivos (Metro y Cercanías), reduciendo en la medida de lo posible las restricciones a subir la bicicleta en los mismos, facilitar la integración tarifaria de los sistemas de préstamo de bicis con títulos de transporte colectivo y promover aparcamientos seguros para bicicletas en centros de trabajo, estaciones de autobuses y de cercanías y puntos estratégicos.

Desde Greenpeace llevan tiempo pidiendo más espacio para los peatones y las bicicletas durante la desescalada del confinamiento. "Se puede implantar de manera rápida y con un coste muy reducido", mediante el empleo de vallas, señales y pintura sin necesidad de obras de construcción, según la organización ecologista. 

"Apostar por el automóvil particular para defenderse del virus es un error, incluso en un futuro donde se reduzca la movilidad en su conjunto, bastaría apenas que un 10% de los viajeros del transporte público se cambiasen al coche para colapsar totalmente una ciudad", apunta Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace.

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