Durante la década de 1970, el químico Armin Waiser y sus colegas lograron inventar una alternativa más potente que el famoso Diazepam (más conocido por su marca Valium), y muy útil para su uso como sedante por vía intravenosa: el Midazolam. Por desgracia, el invento de Waiser ha acabado teniendo un uso para nada previsto por su creador; y es que hoy en día el Midazolam es uno de los componentes imprescindibles para llevar a cabo las ejecuciones bajo pena de muerte en los Estados Unidos.Según se hace eco el periódico The New York Times, el Midazolam se ha usado ya en hasta 20 inyecciones letales en todo el país norteamericano, a pesar de que inicialmente el Dr. Waiser y su equipo pretendían que su uso fuese restringido a sedaciones en procedimientos como colonoscopias o cateterismos cardíacos, entre otros.De hecho en España esta droga es muy usada por sus poderes sedantes y su seguridad, siempre que se manejen bien las dosis. Como sucede con todo el grupo de medicamentos llamados "benzodiacepinas", hay riesgo de tolerancia, dependencia y de fallos respiratorios si la dosis no es correctamente administrada.

Arkansas y la polémica del Midazolam

La polémica acerca del Midazolam no es nueva, de hecho aunque su patente se produjo pocos años después de su invención por parte de Waiser, y que incluso en el año 2011 la Organización Mundial de la Salud lo añadió a su lista de "Medicamentos Esenciales", el Midazolam lleva usándose junto a otros medicamentos en las inyecciones letales desde el año 2009 cuando el estado de Ohio adoptó esta droga como parte de su protocolo de ejecución, con el objetivo de que sirviese precisamente como sedante y redujese la sensación de dolor durante la ejecución. Posteriormente se administran otros fármacos con el objetivo de parar la respiración y el bombeo del corazón.Posteriormente otros estados se subieron al carro y empezaron a usar también el Midazolam en sus protocolos de ejecución. En 2013 fue Florida quien añadió este fármaco a su protocolo, siendo el primer estado en llevar a cabo una ejecución con este medicamento.Ahora es Arkansas quién ha hecho saltar la polémica, pues pretende ejecutar a ocho de sus reclusos en solo 10 días durante el próximo mes de abril. ¿El motivo? Sus existencias de Midazolam están a punto de caducar, y los fabricantes de este medicamento se han negado a seguir vendiendo este fármaco para que sea usado en las inyecciones letales. Por ello, Arkansas pretende adelantar todas las ejecuciones posibles, a pesar de que la última vez que se usó una inyección letal en este estado fue en noviembre de 2005.

Por qué el midazolam puede fallar en una inyección letal

Aunque el Midazolam ha demostrado ser una benzodiacepina potente, segura y eficaz en cuanto a su uso como sedante se refiere, los críticos con la pena de muerte aseguran que existen riesgos de que se lleven a cabo ejecuciones inconstitucionalmente dolorosas, pues ya se han producido casos -en Arkansas, Virginia y otros estados por ejemplo- donde este fármaco no ha tenido todo el efecto que se esperaba. Como se produce con otros fármacos de este tipo -el Diazepam por ejemplo-, en algunos casos hay que ajustar las dosis según si una persona ha tomado anteriormente benzodiacepinas, ya que podría existir tolerancia. En estos casos el Midazolam fallaría, sin llegar a sedar completamente a un individuo como se pretende en las inyecciones letales.

De hecho, según The New York Times, existe incluso un caso -la ejecución de Joseph R. Wood III-, donde fueron necesarias hasta 15 dosis de midazolam y un analgésico, durante casi dos horas, para llevar a cabo una inyección letal. Sin embargo, un informe externo encargado por el Departamento de Correcciones de Arizona no encontró fallos en el procedimiento del Sr. Wood, concluyendo que la sedación fue correcta y el convicto no sufrió dolor alguno. Pero, a pesar de eso, Arizona acordó no usar nunca más Midazolam o cualquier otra benzodiacepina en sus protocolos de inyección letal.

Las farmacéuticas, en contra del uso de Midazolam en la pena de muerte

Asimismo, Arizona anunció en diciembre de 2015 que sus reservas de Midazolam habían expirado, y las farmacéuticas se resisten a vender este medicamento para que sea usado en las inyecciones letales: "Los medicamentos deben usarse para curar y ayudar a la gente, no para matarla", según comenta Dale A. Baich, defensor federal de Phoenix y testigo de la ejecución del Sr. Woods.
Por el momento, el Tribunal supremo de Estados Unidos se ha negado a atender casos procedentes de Alabama y Arkansas donde se incluía el Midazolam en sus protocolos de ejecución, algo que ha reforzado a los críticos con el uso de este fármaco para esos procedimientos.
Por su parte, algunos defensores de la pena de muerte siguen defendiendo el uso de la inyección letal y cualquier tipo de dolor en los delincuentes violentos que deban recibirla. Asimismo, por otra parte, otros defensores de esta práctica reconocen que el Midazolam no es el fármaco ideal para ser usado como sedante en las ejecuciones, y que deberían buscarse otras opciones, aunque opinan que los abolicionistas son los culpables de la falta de otros fármacos, como los barbitúricos, y que por ello los diversos estados del país han empezado a usar benzodiacepinas.
Sea como fuere, el creador del fármaco, el Dr. Waiser, no fue conocedor del uso que se le estaba dando a su invención hasta que un reportero de Oklahoma se lo contó el pasado año 2015. Waiser no se siente bien por este uso, pero admite que los médicos pueden hacer con este fármaco lo que quieran.

Noticias relacionadas