Hoy, el éxito en la ciencia se mide en publicaciones y en citas. Cuantas más acumules, más posibilidades de conseguir un mejor puesto de trabajo o dinero para seguir investigando. Pero esto tiene un lado oscuro: revistas que no buscan la excelencia, sino que existen principalmente para cobrar a los autores por publicar sus estudios sin ni siquiera revisarlos.

Para denunciar esta situación, Katarzyna Pisanski y sus colaboradores en el Instituto de Psicología de la Universidad de Wroclaw idearon en 2015 una sofisticada broma que esta semana aparece publicada en Nature, y no como estudio, sino como pieza de opinión.

La protagonista de esta historia se llama Anna O. Szust por un motivo: en polaco, Oszust significa fraude. A esta investigadora le crearon todo lo necesario para parecer real: una página en el Instituto de Filosofía de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan, un perfil en academia.edu (considerado el Facebook de los investigadores) y otros dos en Google+ y en Twitter, por si a algún editor le daba por buscarla.

El perfil de Anna Szust en Google+. Intereses: psicología, evolución, el CERN y ser falsa.

A día de hoy, su página personal en la universidad polaca ya advierte de que el perfil es falso. "Le dimos falsas titulaciones en ciencia y la acreditamos con capítulos paródicos de libros", confiesa hoy Pisanski.

¿Y su foto? Como ha podido comprobar EL ESPAÑOL sin demasiado esfuerzo, simplemente la sacaron de Shutterstock, un banco de imágenes libres de derechos.

Izquierda, la página personal de Szust en la UAM. A la derecha, la foto original. A. V.

Una vez creado el personaje, sus creadores enviaron en su nombre 360 correos electrónicos. En ellos, Szust se postulaba a formar parte del consejo editorial de la revista gratis, ofreciéndose incluso a editar uno o dos manuscritos.

Comienzo del correo electrónico de Szust.

Un tercio de los correos fueron mandados a los editores de revistas científicas JRC (indexadas en el Journal Citation Report), reputadas y con un cierto factor de impacto, otro tercio fue a revistas DOAJ (indexadas en el Directory of Open Access Journals), revistas de acceso abierto de las que muchas, como PLoS ONE, son serias y creen en la disponibilidad de los datos científicos. Los últimos 120 correos fueron a revistas depredadoras o predatory journals. Estás son publicaciones que, bajo la apariencia de revistas que revisan cada artículo antes de sacarlo a la luz, en realidad están sólo interesadas en cobrar a los autores por el envío de sus manuscritos. 

Por un lado, hay que destacar que las revistas serias han superado bastante bien el test. Sin embargo, un 7% de las de acceso abierto aceptaron a la falsa científica polaca en su consejo editorial, lo que demuestra que los mecanismos de control editorial son demasiado bajos. En total, ocho revistas Open Access dijeron que sí, y una de ellas es española.

¿Tenemos revistas científicas así en España?

Según ha podido confirmar este periódico de los autores del trabajo de Nature, en total, tres revistas españolas recibieron el correo de Anna Szust. Una no respondió, otra la rechazó y la última, tras un compás de espera de ocho días, la aceptó en su consejo editorial. Éste fue el correo electrónico -traducido al español- que el director de la revista remitió a la falsa investigadora polaca.

Querida Anna,

Es muy agradable recibir su solicitud para la junta directiva. Estaremos encantados de ver su participación en nuestras actividades y trabajos académicos.

Por favor sea tan amable de registrarse en XXXXXXX para XXXXXXX revistas como autora, revisora y lectora. Una vez hecho por favor recuérdemelo en XXXXXXX.

También le informo de nuestro próximo proyecto de libro en el que creo que podría desear participar una vez vistos sus capítulos en libros editoriales.

Espero escuchar de usted.

Un cordial saludo

XXXXXXX

En resumen, el director de esta revista española no sólo admite inmediatamente a su consejo editorial a un perfil falso y con trabajos inventados, sino que además la invita a participar en un próximo libro basándose en capítulos que Pisanski y sus colegas habían enumerado de broma en su CV.

Finalmente, cuatro e-mails más tarde, la falsa científica polaca escribió excusándose, dijo que había sido aceptada en otro consejo editorial y les pidió por favor que retiraran su nombre de la revista.

Pero, ¿qué revista es?

Los autores del trabajo aparecido en Nature declaran ser muy escrupulosos con la confidencialidad y no han facilitado nombres, aunque sí han declarado que algunas revistas científicas "se han revelado como incluso más mercenarias de lo que pensábamos".

En el directorio de revistas científicas de acceso abierto (DOAJ) aparecen actualmente 507 revistas con sede en España y de todo tipo de temas. Sin embargo, hay algunas pistas que pueden seguirse. El trabajo detalla que esta revista española dejó de pertenecer al directorio a finales de 2016 por el siguiente motivo: su editorial no envió de nuevo la aplicación para no ser excluidos, un método para limpiar la lista de revistas que ya no se publican.

El propio directorio publica en internet las entradas y salidas que hubo a finales del año pasado. En esa base de datos de revistas retiradas por no reenviar la aplicación está la que buscamos.

El número de revistas es aún demasiado alto, de 2.864, pero hay varios filtros más a considerar. En primer lugar, la selección de las revistas a las que se dirigió Szust.

"Pedimos a dos estudiantes de postgrado que seleccionaran pseudo-aleatoriamente 120 revistas en inglés que coincidieran con los intereses académicos de Szust", explican. Estas áreas de interés eran, por ejemplo, las ciencias del deporte, cognitivas o las bases metodológicas de las ciencias sociales.

Esto simplifica bastante la labor de tener que buscar en Google información sobre casi tres mil publicaciones. Empleando términos de búsqueda en Excel acabamos filtrando la selección a revistas españolas, editadas en inglés y dedicadas a las áreas del conocimiento anteriormente mencionadas. Aparecen dos.

Una es AGON. International Journal of Sport Sciences. La otra es el Journal of Human Sports and Exercise.

Pero sólo una aceptó a Szust, ¿cuál?

El último filtro a considerar es que la revista que admitió a Anna Szust como editora tenía que seguir editándose en el año 2015, algo que puede ser comprobado en bases de datos académicas como Dialnet.

Voilà, la primera revista dejó de editarse en 2013, por lo que la ganadora es el Journal of Human Sports and Exercise, una revista que está editada, además, por la Universidad de Alicante. Para reforzar nuestra hipótesis, encontramos que una revista del mismo campo de conocimiento, pero editada en Turquía, el International Journal of Sports, Exercise and Training Science, le hizo incluso un perfil de usuario a Anna Olga Szust.

Además, el consejo editorial de esta revista alicantina cuenta con 88 personas de las que nueve proceden de Polonia, por lo que Szust no sería la única compatriota.

Todo ello, claro está, de haber sido una persona real.

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