Las relaciones entre ciencia y religión a menudo no han sido cómodas. Pero mientras las grandes religiones mayoritarias han tratado, con mayor o menor acierto, de sobrevivir en un mundo secularizado donde el progreso de la ciencia ha echado por tierra muchos de sus antiguos dogmas, algunos cultos han optado por abrazar la ciencia para convertirla en parte de su doctrina; por supuesto, no sin antes despojarla de todo lo que la ciencia tiene de ciencia. Estos son algunos ejemplos, desde los más marginales a aquellos cuyos seguidores suman decenas de miles e incluyen famosos nombres de la pantalla.

Raelianos

El movimiento fundado por el francés Claude Vorilhon en 1974 es tal vez la más conocida de las religiones marcadamente ufológicas. En diciembre de 1973, un presunto encuentro con extraterrestres convirtió al antiguo cantante y periodista del motor en Raël, el portador de una revelación: el ser humano había sido creado por ingeniería genética por una raza de extraterrestres llamados los Elohim, que habían enviado a la Tierra varios profetas bajo los nombres de Jesús, Buda o Mahoma.

Con su mensaje de paz, amor y sexo libre, el movimiento raëliano presume de haber reunido unos 90.000 miembros en todo el mundo. El grupo, considerado una secta en países como Francia o Bélgica, logró la atención del mundo en 2002, cuando su compañía asociada Clonaid afirmó haber logrado la clonación de una niña llamada Eva. Desde entonces, la empresa ha anunciado posteriores clonaciones y se postula como "el líder mundial en servicios de clonación reproductiva humana". Sin embargo, nunca ha publicado pruebas de sus presuntos logros, cuestionados por la comunidad científica en su conjunto. Por el camino, la secta se ha visto involucrada en varios procesos turbios a causa de sus prácticas sexuales.

Cienciología

La religión que lleva la ciencia en su nombre, y que ha seducido a una larga lista de celebrities incluyendo nombres como John Travolta o Tom Cruise, comenzó su andadura como una especie de técnica de psicoterapia creada por el escritor estadounidene L. Ron Hubbard en 1950 bajo el nombre de Dianética. Las ideas de Hubbard bascularon entre la ayuda psicológica, la filosofía y la espiritualidad, hasta que su Fundación fue acusada de enseñar medicina sin licencia. En 1953, Hubbard decidió adoptar una maniobra lateral transformando su movimiento en una religión.

La transición entre ambos estados fue facilitada por el hecho de que Hubbard dijo haber descubierto por medios científicos el alma inmortal, lo que acomodaba fácilmente sus ideas en el esquema de una religión; sin un Dios concreto, pero con una cierta dosis de ufología y mitología extraterrestre. Hasta su muerte en 1986, Hubbard se creyó una especie de genio, un iluminado que había descubierto la "ciencia del conocimiento", lo que convertía sus peculiares doctrinas en leyes de la naturaleza, en ciencia; naturalmente, lo que él entendía por ciencia.

La Puerta del Cielo

El de la Puerta del Cielo es uno de los casos trágicos en la historia de las sectas y cultos extravagantes. Fue fundada en 1974 por el músico Marshall Applewhite y la enfermera que le cuidó en el hospital psiquiátrico, Bonnie Nettles. Eran tal para cual: él creía que ambos se habían conocido en una vida anterior, mientras que ella había sido advertida de su mutuo encuentro por los extraterrestres.

Mezclando ingredientes del cristianismo, la ufología y la New Age, ambos fundadores llegaron al convencimiento de que la Tierra iba a ser "reciclada", o borrada por completo para volver a comenzar. La muerte de Nettles en 1985 a causa de un cáncer aceleró la carrera hacia el abismo, que culminó en marzo de 1997. Applewhite creía que el cometa Hale-Bopp, que aparecería en el cielo en abril de aquel año, viajaba en compañía de una nave extraterrestre en la que viajaba su mujer fallecida, y a la que él y sus seguidores debían ascender desprendiéndose de sus cuerpos mortales. El suicidio colectivo en un rancho de California dejó 39 cadáveres, incluyendo el del fundador de la secta.

Ciencia cristiana

El batiburrillo de cultos cristianos en EEUU queda bien satirizado en la serie Los Simpson, cuyos protagonistas son feligreses de la Primera Iglesia de Springfield, definida como una parte de la Rama Occidental del Presbiluteranismo Americano Reformado. Y en este variopinto potaje de versiones cristianas, siempre hay sitio para una más; en 1875, Mary Baker Eddy comenzó a lanzar la suya propia a través de su libro Science and Health with Key to the Scriptures, en el que afirmaba que la enfermedad no es un problema físico, sino un desorden espiritual que se arregla con la oración, ya que el mundo material en realidad no es más que una ilusión.

La Iglesia de Jesucristo, Científico ha gozado de gran popularidad y ha construido casi un imperio, hoy en declive. Por sus filas han pasado políticos, astronautas y un gran número de celebridades como Doris Day, Val Kilmer, Joan Crawford o Ginger Rogers. Pero también el movimiento se ha visto acusado de causar la muerte de decenas de niños por falta de atención médica. Tal vez su mayor éxito es el periódico The Christian Science Monitor, un medio prestigioso que minimiza su filiación religiosa y que ha ganado varios premios Pulitzer.

Tempelhofgessellschaft

Probablemente uno de los movimientos más delirantes es el surgido entre los años 80 y 90 del siglo XX en círculos del nazismo alemán y austríaco. Los miembros del Tempelhofgessellschaft (THG) crearon un pastiche entre su ideología fascista, la ufología y la más temprana de las herejías cristianas, el marcionismo. Para los nazis, esta doctrina viene como anillo al dedo, ya que desjudaizaba el cristianismo: el padre de Jesucristo no era el Dios del Antiguo Testamento bíblico, Yahvé, sino otro Dios distinto al que se le había confundido con el primero por pura coincidencia espaciotemporal; casi como en La vida de Brian de los Monty Python.

Por tanto, Jesús no era judío sino, naturalmente, ario. Y extraterrestre, para más señas, ya que los arios proceden de la estrella Aldebarán, desde donde llegaron a la Tierra para desembarcar en la Atlántida. Los miembros de este culto, hoy aparentemente disuelto pero refundado bajo otras denominaciones, esperan la llegada de una colosal nave espacial de arios de Aldebarán que someterán al resto de las poblaciones del mundo para instaurar un imperio, con ayuda de la flota de ovnis nazis que actualmente se oculta en la Antártida.

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