Antonio tiene 64 años y pasa a diario "como mínimo cuatro o cinco horas" con su nieta Celia, de cinco. Cuando sale del colegio de Santa Catalina, en el centro de Salamanca, allí está para recogerla. "Por las tardes me quedo con ella, leemos, escribimos y si hay que jugar, se juega", comenta el abuelo a EL ESPAÑOL, contento de poder pasar tanto tiempo con la pequeña. "Muchas veces se entretiene sola, pero siempre hay que estar pendiente", afirma.

No es una excepción, sino la norma. Millones de familias se sentirán identificadas. La madre de Celia trabaja en una tienda de ropa y su padre en una empresa informática, así que es el abuelo quien se encarga de llevarla a ballet, a natación y sobre todo, de pasar tiempo con ella. ¿No supone una carga? "No, es una gran satisfacción, estoy muy a gusto con mi nieta", asegura.

Aunque él no lo sepa, es posible que esa satisfacción esté repercutiendo favorablemente en su propia salud. Al menos eso indica un trabajo que acaba de publicar la revista Evolution and Human Behavior. No es que los autores hayan estudiado a Antonio, sino que han revisado datos sobre personas mayores que han vivido en Alemania a lo largo de las últimas décadas, y su conclusión es que los abuelos que cuidan a los nietos suelen vivir más.

Si bien algunas investigaciones han señalado anteriormente que tener la custodia de los nietos puede tener efectos negativos para la salud, cuidar de ellos ocasionalmente parece resultar extraordinariamente positivo. De acuerdo con esta investigación, el riesgo de morir en los siguientes 20 años se reduce un 37% entre quienes lo hacen.

Un abuelo junto a sus nietos en Atenas. Michael Debets Getty

Los datos se extraen de un estudio longitudinal realizado en Berlín entre 1990 y 2009. Aquellos que aceptaron participar completaron entrevistas y exámenes médicos en sus casas, consultorios médicos y hospitales que se repetían cada dos años, teniendo en cuenta edades, estado de salud y diversas condiciones socioeconómicas. La mayoría de los abuelos que cuidaban a sus nietos seguía con vida muchos años después de la primera entrevista, mientras que el grupo que no tenía un contacto habitual con ellos presentó una mortalidad mucho mayor.

La investigación también analiza otro perfil, el de quienes no tienen esa relación con los nietos pero sí ayudan a terceras personas fuera de su familia, como amigos o vecinos. En este caso, los efectos no son tan positivos, pero también viven algunos años más que las personas mayores que nunca cuidan a nadie.

Lo cierto es que las razones de todo ello no están suficientemente aclaradas. "Sólo podemos especular", admite Sonja Hilbrand, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Basilea (Suiza). Los indicadores de salud son mejores entre los abuelos que pasan tiempo con los nietos, pero ni siquiera esta medida permite explicar el fenómeno en su totalidad, así que la autora apunta a que estas personas podrían liberar más oxitocina, una hormona que se relaciona con la felicidad y el amor y que se secreta cuando hacemos deporte y actividades relacionadas con la afectividad, como dar un abrazo. "Este vínculo podría ser un mecanismo profundamente arraigado en nuestro pasado evolutivo cuando la ayuda con el cuidado de los niños era crucial para la supervivencia de la especie humana", declara.

De hecho, el artículo recuerda que hay una teoría, conocida como "hipótesis de la abuela", que afirma que los humanos alcanzaron una mayor esperanza de vida porque las abuelas ayudaron en la alimentación de sus nietos en épocas prehistóricas, de manera que las familias pudieron tener más hijos, que a su vez heredaron los genes de longevidad. Bajo este punto de vista, cuidar a los hijos de los hijos podría estar activando un mecanismo del sistema nervioso que repercutiese en la salud y redujese la mortalidad.

Un equilibrio con los intereses personales

No obstante, los autores recalcan que la cantidad de atención prestada es clave para que realmente esta dedicación sea beneficiosa. "Convertirse en el principal cuidador puede ser estresante y afectar a la salud de las personas mayores, mientras que no tener contacto con los nietos en absoluto también afecta negativamente", señala Hilbrand. Por eso, todo indica que lo ideal es "mantener el equilibrio entre su papel de abuelos y otros intereses valiosos en sus vidas, que no se estresen y que sientan que están haciendo algo bueno tanto para los demás como para sí mismos".

Aunque la investigadora de la Universidad de Basilea dice no conocer cómo distribuyen su tiempo las familias españolas –el papel de los abuelos no es el mismo en toda Europa-, admite que el cuidado de los nietos podría estar contribuyendo a que España sea un país bien situado en los rankings de esperanza de vida.

Sin embargo, "ayudar a otros no es la panacea para tener una vida larga", advierte, "hay muchas maneras de aumentar la salud y la longevidad y la forma en la que cada uno vive su vida es una cuestión personal". Por eso recuerda que una dieta saludable, realizar ejercicio físico o pasar un día de relax con amigos puede ser tan bueno como dedicarse a ayudar a otros.

"Yo estoy encantado de cuidar a mi nieta", dice Antonio cuando le contamos los resultados del estudio, "si al final se vive más, ya se verá".

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