Para un joven investigador australiano conseguir plaza en el Departamento de Astronomía de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO, una entidad equivalente al CSIC en España) tendría que ser un sueño hecho realidad.

Sin embargo, la científica Naomi McClure-Griffiths, una de las astrónomas más importantes del país -antigua directiva de dicho centro- ha declarado a la web ABC que en la actualidad duda antes de recomendar a sus estudiantes que entren a formar parte de su filas.

La razón: desde 2008, la dirección del CSIRO ha tenido que llevar a cabo 16 investigaciones sobre acusaciones de mal comportamiento en dicho departamento, incluyendo una de asalto sexual y un caso sin especificar en el que tuvo que intervenir la policía.

Me molesta mandar a los estudiantes allí porque seríamos incapaces de proteger a las potenciales víctimas

"Me molesta [mandar a los estudiantes allí] porque los agresores podían reincidir y nosotros seríamos incapaces de proteger a sus víctimas futuras potenciales", explica la investigadora.

Las implicaciones del escándalo van más allá ya que, según McClure-Griffiths, la forma de manejarlo por parte del CSIRO ha hecho que Ilana Feain, una figura prometedora del campo de la astronomía, dejara su trabajo en el centro y abandonara también la especialidad, que ha cambiado por la investigación en radioterapia.

Feain acusó en 2012 a un compañero de haber mantenido un comportamiento inapropiado con ella durante años. Tanto la investigación interna que siguió a la denuncia como sus resultados fueron declarados confidenciales por el centro. A ella se le prohibió hablar del asunto; a él se le recomendó que recibiera tratamiento psicológico y se le puso una advertencia en su expediente, pero se le mantuvo en su puesto.

El director ejecutivo declaró que se trataba de un asunto confidencial y que este tipo de temas se tratan así

"Sigo muy enfadado sobre lo que pasó con Ilana", explica a ABC un profesor de astronomía que trabajaba estrechamente con la ex astrónoma. McClure-Griffiths ha declarado que este interés por mantener la confidencialidad sólo sirve para ayudar a los delincuentes. "Si las cosas no van bien, todos tenemos la responsabilidad de hablar en voz alta y decir que hay que arreglarlas y no lo hemos hecho", subraya.

Desde el CSIRO han negado todas las acusaciones. Su director ejecutivo, Dave Williams, que está precisamente a cargo del Departamento de Astronomía, declaró que se trataba de un asunto confidencial y que en todas las organizaciones este tipo de temas se tratan así.

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