Parece un mantra que se repite una y otra vez desde los medios de comunicación tradicionales: los videojuegos son malos para los jóvenes, generan adicción y comportamientos violentos… Pero ahora un nuevo estudio demuestra que, lejos de ser tan perjudiciales, pueden ayudar a mejorar las notas de los adolescentes en asignaturas como matemáticas o ciencias.

El investigador australiano Alberto Posso, de la escuela de Economía RMIT de la Universidad de Melbourne (Australia), publica en la revista International Journal of Communication un análisis de los datos de la encuesta internacional PISA de más de 12.000 estudiantes australianos de 15 años de edad en materias como matemáticas, lectura y ciencias.

Los resultados son sorprendentes: "Los estudiantes que participan en juegos online casi todos los días obtienen una valoración 15 puntos por encima del promedio en matemáticas y 17 puntos por encima de la media en ciencia", afirma el investigador.

Posso sostiene que los juegos en red obligan a los jóvenes a ir resolviendo puzles para pasar al siguiente nivel, lo que implica el uso práctico de conocimientos de matemáticas, comprensión lectora y ciencia que han ido aprendiendo en la escuela. "Los profesores deberían considerar la incorporación de videojuegos populares en la enseñanza, siempre y cuando no sean violentos", afirma este investigador.

Existen numerosos estudios que relacionan la actividad de videojuegos con una mayor concentración de los usuarios. Incluso los más violentos. Así, por ejemplo, un artículo publicado en 2013 en el Journal of Cognitive Neuroscience del MIT establecía una relación causal entre jugar con un ’shooter’ en primera persona -un juego de acción en el que, básicamente, se dispara al contrincante, como Medal of Honor- y una mejora en la atención no sólo en la atención visual de algunos jugadores, sino en su capacidad para realizar búsquedas visuales en escenarios complejos.

Otro análisis publicado en 2010 por Current Biology mide cómo los videojuegos de acción mejoran la rapidez a la hora de tomar decisiones y aumentan el rendimiento del usuario en una amplia variedad de tareas.

Redes sociales

La otra cara de la moneda la encontramos en las redes sociales. Basándose en los datos analizados, Posso afirma que los adolescentes que utilizan Facebook o interactúan en chats cada día registran una media de 20 puntos menos en matemáticas que los estudiantes que no usan medios y redes sociales.

"Los estudiantes que entran regularmente a medios de comunicación social pierden un tiempo que podría ser invertido en el estudio, aunque también pueden indicar que están atascados en matemáticas, lectura y ciencia, y acuden a las redes sociales a socializar en su lugar", comenta el experto. Otros estudios indican incluso que las redes sociales pueden ayudarnos a ser más 'listos', al ampliar dramáticamente las fuentes de aprendizaje.

No obstante, hay otros factores que podrían tener un impacto negativo incluso superior en el rendimiento de los alumnos, como la repetición de un año académico, la costumbre de saltarse las clases, e incluso el propio origen étnico o lingüístico de los alumnos: las minorías lo tienen más difícil siempre.

Según Posso, estos factores pueden ser tan malos o incluso peores en las puntuaciones en la encuesta PISA que un uso intensivo de las redes sociales.