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En las calles de cualquier ciudad de Castilla y León, es habitual ver a grupos de adolescentes caminando con la mirada fija en sus teléfonos móviles, ajenos al bullicio que les rodea. Pasan horas inmersos en redes sociales y videojuegos, un hábito que dispara la ansiedad, perturba el sueño y debilita los vínculos reales con amigos y familia.

El flujo incesante de likes, stories y notificaciones convierte el dispositivo en una extensión del cuerpo, disminuyendo la concentración y exponiendo a los jóvenes al ciberacoso o a comparaciones tóxicas que minan su autoestima. Lo que empezó como una herramienta de conexión se ha transformado en una dependencia que amenaza la salud mental de toda una generación.

Lejos del asfalto, los pueblos de montaña emergen como refugios inesperados. Allí, los adolescentes redescubren el placer de caminar por senderos empinados, saltar a ríos helados o pasar la noche contando estrellas junto a una hoguera. La naturaleza impone su ritmo lento y obliga a mirar alrededor, a conversar sin emojis y a moverse sin filtros y los hace conscientes de que la verdadera conexión no está en la pantalla, sino en el aire puro y en las experiencias compartidas que dejan huella duradera.

Ese es precisamente el objetivo de una ambiciosa iniciativa impulsada por la Asociación Española de Municipios de Montaña, la red de Refugios Bien de Altura, a la que se han sumado un total de 284 pueblos de montaña de toda España, entre ellos 35 de Castilla y León, que habilitarán edificios públicos para la desconexión voluntaria sin móviles de los adolescentes. El objetivo es luchar contra la dependencia del móvil de los adolescentes y contra sus graves problemas asociados, como ansiedad, depresión, falta de autoestima o insomnio.

La mayor red de España

La portavoz de la Asociación Española de Municipios de Montaña, Marian González, atiende a EL ESPAÑOL de Castilla y León para explicar las claves de este ambicioso proyecto, impulsado con ocasión del Día Internacional de las Montañas y que sirve como continuación a la iniciativa Bien de Altura, promovida el año pasado.

"Todos los años, con motivo del Día Internacional de las Montañas, realizamos una campaña de promoción para dar visibilidad a los pueblos de montaña. En 2024 hicimos la campaña Bien de Altura, dirigida a poner en valor los pueblos de montaña y su entorno y este año hemos querido completar ese proyecto y nos hemos dirigido a los jóvenes con los Refugios Bien de Altura para convertirnos en la mayor red de espacios de ocio sin móviles para jóvenes y adolescentes", apunta.

González hace hincapié en que los 284 pueblos de montaña que se han sumado a la red cuentan con más de un centenar de albergues, refugios municipales y espacios destinados a los jóvenes y que en muchos de ellos ya se están llevando a cabo políticas de desconexión de las pantallas y de conexión con el entorno natural.

"Apostamos por esa idea, por aportar nuestro granito de arena desde la montaña a la lucha contra la dependencia que nuestros adolescentes tienen hoy en día de la tecnología móvil y contra todos los problemas asociados a esta dependencia, como la ansiedad, la depresión, la falta de autoestima o el insomnio", señala, apuntando que sirve como continuación de la campaña de 2024 al buscar en los pueblos de montaña "ese bienestar físico y emocional", en este caso, de los jóvenes.

35 pueblos

Castilla y León es una de las comunidades autónomas con mayor número de municipios integrados en la iniciativa Refugios Bien de Altura. Y es que el entorno de montaña de la Comunidad es un recurso de primer nivel para programas juveniles y los Refugios Bien de Altura permiten aprovecharlo desde la convivencia y la desconexión.

De la provincia de Ávila forman parte Navalacruz, Navalosa, Navarrevisca, San Esteban del Valle, Solosancho y Villanueva de Ávila y de la de Burgos Huerta de Arriba. De León Murias de Paredes, Las Omañas, Prioro, Quintana del Castillo, Santa María de Ordás, Sena de Luna, Trabadelo, Vega de Valcarce, Vegacervera, Villablino, Villagatón y Villamanín.

En la provincia de Palencia se han sumado Cervera de Pisuerga, San Cebrián de Muda y Velilla del Río Carrión. De Salamanca, Aldeadávila de la Ribera y Candelario. De Soria, Cabrejas del Pinar y El Royo, y de Zamora Ferreruela de Tábara, Hermisende, Lubián, Otero de Bodas, Pías, Porto de Sanabria, Puebla de Sanabria, Tábara y Trefacio.

Refugios desconectados digitalmente

La portavoz de la Asociación Española de Municipios de Montaña subraya que pusieron en marcha la campaña el pasado 11 de diciembre y que la adhesión de los pueblos es voluntaria, al igual que el hecho de que los jóvenes lleven a cabo esa desconexión digital. "Por horas o por días, ellos deciden", apunta.

González hace hincapié en que en su página web publicarán el listado completo de los refugios adheridos a esta iniciativa con el objetivo, a su vez, de "dar visibilidad a los pueblos de montaña a través de estos espacios". "Que todo el mundo que quiera conocer estos refugios vea fotografías y conozca como son y si algún joven quiere hacer turismo a través de estos refugios desconectados digitalmente estaremos encantados de que los conozcan", añade.

Y señala que, en muchos casos, esos espacios se utilizan como colonias o campamentos. "También hay pueblos que tienen espacios dedicados a los jóvenes donde tienen juegos de mesa y queremos que esos espacios sean, para el que quiera, un espacio de desconexión digital. En este barrido por ayuntamientos nos hemos encontrado con ayuntamientos que ya están llevando a cabo esas iniciativas, como el caso de Nieva de Cameros, en La Rioja, que ha sido el protagonista del spot de la campaña", afirma.

Una dependencia "preocupante"

La portavoz de la Asociación apunta que el principal objetivo de la iniciativa es que los jóvenes "levanten un poco la cabeza de la pantalla y vean lo que tienen alrededor". "Muchos adolescentes que viven en un pueblo de montaña ni siquiera lo conocen. En mis años de adolescente no teníamos teléfono móvil, teníamos un teléfono fijo, pero sabíamos adónde ir un sábado por la tarde porque allí estaban tus amigos y te los encontrabas y jugabas, hablabas y socializabas. Es una dependencia a las pantallas que es preocupante", afirma.

Y señala que buscar esa desconexión en estos refugios en pueblos de montaña "te reconecta contigo mismo y con el entorno" y, a su vez, "es un arma contra la despoblación y para el arraigo de los jóvenes a sus territorios, haciéndoles conscientes del territorio en el que viven".

González se muestra convencida del potencial de los municipios de montaña para lograr esa desconexión digital de los jóvenes. "Los fines de semana raro es el pueblo de montaña que no se llena de gente que busca la paz, la tranquilidad y la desconexión de la rutina y del ritmo de las ciudades, así que los que tenemos la suerte de vivir en un pueblo de montaña tenemos que disfrutarlo y hay que empezar por los chavales. Queremos que el proyecto siga creciendo", zanja.

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