Narciso Prieto, director de comunicación de Caja Rural de Zamora
Narciso Prieto, de Caja Rural de Zamora, reivindica la Navidad como "un puente vivo entre generaciones"
Para el director de comunicación de la entidad "el Belén es una lección universal, porque cabemos todos, los ricos y los pobres, los que creen mucho y los que creen poco, los que vienen de lejos y los que viven al lado".
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El director de Comunicación de Caja Rural de Zamora y responsable de la Fundación de la entidad bancaria, Narciso Prieto, ofreció en la tarde de ayer viernes el pregón navideño en el Teatro Principal de Zamora, donde reivindicó la Navidad como "un puente vivo entre generaciones" y "un estado del alma".
Según recoge Ical, en su intervención se refirió a Zamora como "mi patria del alma", y señaló que, pese a haber nacido en Madrid, se considera zamorano "por sangre, por vivencia, por sentimiento y por orgullo", puesto que fue allí donde aprendió "a mirar el mundo" y "a reconocer la belleza del humilde".
"Crecí con Zamora como quien crece con un paisaje grabado en el corazón", apuntó antes de recordar el impacto que en él producían "las luces navideñas, la cabalgata de reyes, la plaza mayor llena de magia, la ruta de Belenes, los escaparates iluminados, la ciudad en calma y esa sonrisa eterna de los niños".
Asimismo, subrayó que un Belén es, para él, "el arte de dar vida a lo sagrado". "No es un adorno, es el primer evangelio hecho figura, es la catequesis más sencilla y la más profunda", defendió, antes de afirmar que "en el Belén cabemos todos, los ricos y los pobres, los que creen mucho y los que creen poco, los que vienen de lejos y los que viven al lado, los que llegan con regalos y los que llegan con las manos vacías". Para él, "el Belén es una lección universal", y "por eso, cada vez que montamos un Belén, levantamos un mensaje de humildad, de esperanza y de unidad, que hoy el mundo necesita más que nunca".
En ese sentido, recordó que su llegada a Zamora, hace ya 32 años, coincidió con la restauración del Belén de la entidad, una tarea que emprendió "con auténtica pasión" y que con el paso de los años han completado con otras muchas figuras, salidas de "las manos prodigiosas" de la ceramista zamorana Marisa Vergara, "que ya figuran en el patrimonio de la entidad".
"Un Belén no es un adorno, es una declaración de principios", sentenció antes de apuntar que "lo más importante en esta vida es sin duda hacer feliz a la gente", en alusión al "secreto" y el "legado" que le enseñó su padre.
"Ese es el sentido de mi trabajo y ese es el corazón de la Navidad, porque la Navidad no sólo es una fecha, sino un tiempo donde el cariño se hace palpable, donde la memoria se convierte en abrazo, donde los valores se hacen visibles y donde la solidaridad deja de ser palabra para convertirse en gesto".