Quinta del pasado año en Torrelobatón

Quinta del pasado año en Torrelobatón Asociación Cultural el Castillo (Facebook)

Valladolid

El pueblo de Valladolid donde una tradición de quintos despierta al pueblo lleno de pintadas cada 1 de enero

Esta costumbre, viva al menos desde mediados del siglo XX, ha sido siempre una vía de expresión para la juventud de este municipio.

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Cuando el reloj del Ayuntamiento marca la medianoche (casi como canta Mecano) y las últimas uvas se apuran, en Torrelobatón (Valladolid) comienza algo más que un año nuevo.

Empieza una tradición que huele a cal, a frío y a juventud. Es el momento en el que los quintos toman las calles y convierten el pueblo en un gran lienzo.

Aún no son oficialmente quintos hasta que el calendario cruza al 1 de enero, pero la espera dura poco. En cuanto pasan las doce, los chicos y chicas que cumplirán 19 años durante el nuevo año salen en grupo, cargados de cubos, brochas y pinceles.

Lo primero es encalar. Mucho. Fachadas antiguas, rincones escogidos con cuidado, paredes que sirven para estrenar enero con nuevas palabras.

Sobre ese fondo blanco llegan las frases. Refranes populares, citas de personajes célebres, juegos de palabras y mensajes que buscan levantar el ánimo o arrancar una sonrisa.

Cada pintada es una pequeña declaración de intenciones, una forma de decir aquí estamos y así pensamos. Y, como manda la tradición, no falta el grito escrito que se repite generación tras generación: “Vivan los quintos”.

Esta costumbre, viva al menos desde mediados del siglo XX, ha sido siempre una vía de expresión para la juventud de Torrelobatón.

Antes, cuando los quintos se marchaban del pueblo para cumplir el servicio militar, las pintadas quedaban como recuerdo y despedida. Hoy ya no hay mili, pero sí permanece el gesto: dejar constancia del inicio de la quinta y del paso a una nueva etapa.

Mientras la noche avanza y el pueblo duerme, los quintos trabajan y se divierten. Y cuando amanece, el relevo lo toman los vecinos.

 Al salir de casa, camino de misa o de felicitar el año, descubren un paisaje urbano distinto, salpicado de frases que invitan a pensar, a reír o simplemente a detenerse un momento. Es entonces cuando la fiesta se completa: los jóvenes han disfrutado por la noche y el resto del pueblo lo hace por la mañana.

Las pintadas duran unos días, pero su significado va más allá. En ellas queda reflejada la forma de sentir de una generación entera. Dar un paseo por el pueblo sirve para leerlas.

Así, entre cal y palabras, Torrelobatón vuelve a estrenar calendario.