Sergio y Daniel entre sus viñas.

Sergio y Daniel entre sus viñas. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Valladolid

Dos hermanos en un pueblo de Valladolid y una curiosa forma de cuidar su vino: “Está en un oasis de paz y vale unos 60 €”

Daniel y Sergio, de 34 y 30 años respectivamente, son dos hermanos que guardan su vino bajo tierra para dotarlo de las mejores cualidades.

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Daniel y Sergio Vidal son dos hermanos que llevan toda la vida viviendo en La Seca. Ambos tenían claro que querían continuar con la tradición vitivinícola del lugar y de su familia en busca de confeccionar los mejores caldos posibles.

Hace tres años, los dos se pusieron manos a la obra para hacer el Viña Dammis Confidencial, un vino que está 16 meses en barrica francesa y otros ocho enterrado bajo tierra, a unos dos metros de profundidad.

Nuestros protagonistas nos cuentan el porqué de hacer esto y aseguran que seguirán luchando, en el futuro, para hacerse un hueco en este complicado mundo.

Dos hermanos con las ideas claras

“Me considero un joven sencillo, con muchas ganas de trabajar y de no estar nunca parado. También diría que soy paciente y muy amigo de mis amigos”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Daniel Vidal.

Nuestro protagonista, junto a su hermano, nació en el Hospital de Medina del Campo, pero ha pasado toda su vida en una localidad eminentemente vitivinícola como es La Seca, donde desarrollan su actividad.

Hemos vivido una infancia muy buena. Jugábamos mucho por la calle. Desde pequeños íbamos al campo y ahí entendimos que, en la vida, el esfuerzo trae la recompensa”, aseguran los hermanos.

Ellos siempre han querido dedicarse al campo en general, y al mundo del vino en particular. Querían seguir los pasos de sus padres y continuar con los viñedos de la familia. Su objetivo, su sueño, va haciéndose, poco a poco, realidad.

Hace tres años que comenzó la aventura.

Toda la familia brindando.

Toda la familia brindando. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

“Vinos sinceros”

“En nuestra cabeza, nos empezó a gustar, de forma más profesional, el mundo del vino hace ocho o nueve años. Hace tres, más o menos, materializamos nuestro pequeño proyecto de Viña Dammis”, afirma Daniel.

Sergio matiza que la marca se creó en el año 2022 y que “todavía no tenemos bodega propia como tal”. De hecho, apunta que les toca “alquilar las instalaciones de otra” y que persiguen “hacer una bodega pequeña en La Seca, cuando vendan un número de botellas que sea sostenible”.

De momento, en este proyecto familiar solo están embarcados los dos hermanos. Ellos sacan el trabajo adelante para elaborar un vino que ellos mismos nos definen.

“Elaboramos vinos que pasan por ser sinceros. Todos ellos son ecológicos y con fermentaciones naturales. En la actualidad tenemos tres referencias. Los dos primeros son vinos parcelarios, mostrando cada uno el suelo del viñedo del que procede. Nos centramos en el trabajo de campo ya que Sergio y yo hacemos todas las labores en el viñedo y nos aseguramos de la máxima calidad en la uva”, explica Daniel.

La joya de la corona para estos dos jóvenes es el Viña Dammis Confidencial. Una idea que, como aseguran, “surgió del prueba y error y salió bien”.

“Nos aseguramos, cogiendo el mejor mosto posible. Para este vino usamos mosto puro extraído directamente del remolque sin usar prensas ni bombas en bodega. Pasa 16 meses en barrica francesa y ocho meses bajo tierra en botella”, explica Sergio.

Curioso lo de enterrarlo. Por ello les preguntamos.

Ocho meses bajo tierra y un futuro prometedor

“El Viña Dammis Confidencial lo enterramos directamente en uno de nuestros viñedos. Lo tapamos y seguimos arando haciendo labores normales. Lo enterramos a unos dos metros de profundidad”, explica Daniel.

Añade que estar a dos metros de profundidad le da a su vino “los mejores parámetros para ser guardado. Nada de luz, ni vibraciones, ni ruido y una humedad constante del 90%. Está en un oasis de paz y vale unos 60 euros. Solo hay 224 botellas de esta añada”, añade el mayor de los hermanos.

Imagen de las botellas tras estar dos meses bajo tierra.

Imagen de las botellas tras estar dos meses bajo tierra. Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Apunta que se transmite al vino todas estas cualidades convirtiendo a su vino en un buen producto que “afila muchísimo su acidez” y al que, estar bajo tierra, le da “complejidad y largura en boca”.

“En la actualidad no podemos vivir del vino porque producimos muy pocas botellas. En el futuro, seguro que sí. Vamos a continuar trabajando duro. Somos capaces de aumentar nuestra producción”, apunta Sergio.

Sobre el futuro apuntan que “el mundo del vino está complicado” porque “cada vez se bebe menos alcohol” lo que se convierte en “un problema para todas las bodegas”.

“Tendremos que ir adaptándonos a los nuevos consumidores y saber lo que buscan y quieren”, finalizan estos hermanos, trabajadores y con la ilusión por montera.