Los voluntarios de Asalvo posan antes de servir el menú

Los voluntarios de Asalvo posan antes de servir el menú Cedidas por Asalvo a EL ESPAÑOl Noticias de Castilla y León

Valladolid

La cena navideña con jamón y langostinos de los más vulnerables de Valladolid: "Hay 2 camareros por mesa"

Cada diciembre, la organización solidaria Asalvo organiza cenas y actividades pensadas no solo para dar alimento, sino también compañía, dignidad y alegría a quienes más lo necesitan. La parroquia de La Milagrosa en el barrio de Las Delicias, ha sido testigo de una noche muy especial.

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Cuando las luces navideñas se encienden y las calles se llenan de compras, de niños en los caballitos y brindis entre amigos, existe también otra ciudad. La Valladolid invisible, o que nadie quiere ver.

Hay quienes viven estas fechas de manera diferente. Para muchas personas en situación de vulnerabilidad, la Navidad puede ser un recordatorio doloroso de soledad y carencias. Pero desde hace años, una asociación local ha transformado estas fechas en momentos de esperanza y calidez.

Cada diciembre, Asalvo organiza cenas y actividades pensadas no solo para dar alimento, sino también compañía, dignidad y alegría a quienes más lo necesitan. Este año, por ejemplo, la cena navideña se ha celebrado el martes 16 en la parroquia de La Milagrosa en el barrio de Las Delicias.

Más de 40 voluntarios, muchos de ellos antiguos alumnos que hoy son médicos, maestros o estudiantes universitarios, se encargarán de servir un menú especial para los 81 comensales.

Un menú al que no le falta de nada, como en cualquier mesa: langostinos, patatas con bacalao, pollo asado, dulces navideños donados por Maro Valles y cestas de frutas. Mientras que Gadis aporta jamón, uno de los productos estrella, y queso.

Un voluntario posa junto a un comensal

Un voluntario posa junto a un comensal Cedida

Es el momento de repartir caridad para el religioso; solidaridad, para el menos religioso. Las mesas se engalanan con adornos, con manteles, y llegan como si fuera un hotel de seis en seis.

“Les colocamos y cada mesa tiene dos camareros que son alumnos, y se les sirve, que no les falte de nada de lo que hay, claro, si me piden un vino de Rioja pues no lo hay, pero de lo que tenemos pueden repetir pan, pueden repetir langostinos, pueden repetir jamón”, explica emocionada a EL ESPAÑOL Castilla y León.

Cada invitado recibe además un regalo cuidadosamente envuelto: bolsos, pañuelos, gorros o calcetines, símbolos pequeños pero poderosos de atención y cariño. Además de una cesta de frutas.

Para María Jesús Fournier, presidenta de Asalvo, estas cenas son “el culmen del trimestre, un día de servicio a los demás, sin importar su credo, su historia o su situación”.

Un simple abrazo, la conversación junto a la mesa o una sonrisa compartida, dice, puede ser más nutritiva que cualquier alimento. "Ha salido todo de lujo", asegura Fournier a su conclusión.

Momentos de alegría durante la cena navideña en La Milagrosa

Momentos de alegría durante la cena navideña en La Milagrosa Cedida

Pero las actividades navideñas no terminan ahí. El 22 de diciembre, la Casa de Galicia acoge una comida especial para familias con niños, con todo organizado y financiado por la propia institución.

Y para culminar las fiestas, el 5 de enero se celebra la tradicional fiesta de Reyes, gracias al Hotel Olid, donde los más pequeños reciben regalos y disfrutan de una jornada de diversión y magia.

No solo en Navidad

Pero ASALVO es mucho más que una tradición navideña. La asociación nació en 2008, impulsada por María Jesús y un grupo de profesores y estudiantes con el objetivo de educar en valores a través de la acción social.

La semilla de este proyecto surgió hace más de 20 años, cuando María Jesús, recordando su infancia en Valladolid y sus experiencias de voluntariado con adolescentes y personas en exclusión social, decidió transmitir a sus alumnos no solo conocimientos académicos, sino también solidaridad, empatía y compromiso con los demás.

“Yo quería que los alumnos vieran realidades concretas con rostro, no solo hablar de valores abstractos en clase”, recuerda María Jesús.

Así, junto con otra profesora de Filosofía, comenzaron a organizar salidas para acompañar y ayudar a personas en situación de calle. Primero repartían café y bocadillos, luego organizaron cenas con alumnos, y con el tiempo se consolidó un modelo que combina educación, acompañamiento y ayuda inmediata.

Así lució la mesa durante la cena

Así lució la mesa durante la cena Cedida

En la actualidad, salen los martes con alumnos de la Escuela de Arte y del IES Zorrilla.

Los jueves, con alumnos del IES Galileo, que han sido los últimos en llegar "y estamos muy contentos con ellos", apunta, los domingos con alumnos de La Inmaculada, Maristas y del colegio Nuestra Señora del Carmen. Posiblemente se incorporen pronto los alumnos de San José.

Hoy, atiende a decenas de personas semanalmente, cubriendo necesidades básicas que las instituciones tardan en gestionar o no llegan a cubrir: alimentos, ropa, recargas de móvil, cuidado podológico, oftalmológico y odontológico, acompañamiento a enfermos y apoyo en trámites burocráticos.

“No resolvemos todos los problemas del mundo, pero parcheamos para que la vida de estas personas sea más digna hasta que las instituciones puedan intervenir”, explica María Jesús.

Ayuda de empresas

La asociación, sin ánimo de lucro y sin gastos superfluos, se financia gracias a socios, donaciones y colaboraciones puntuales con empresas locales como Gadis, la Casa de Galicia o el Hotel Olid.

La transparencia y la eficiencia son parte de su esencia: “Cada euro se destina directamente a mejorar la vida de quienes lo necesitan”, explica.

Estas actividades son solo una parte del amplio trabajo que Asalvo desarrolla durante todo el año.

La asociación combina educación en valores con atención inmediata a personas en situación de vulnerabilidad: cubre necesidades básicas como alimentos que faltan en los bancos de alimentos, recargas de móvil, ropa, atención podológica, oftalmológica y odontológica, acompañamiento a enfermos o apoyo en trámites burocráticos.

“Nos aseguramos de que cada necesidad inmediata se atienda con rapidez y eficacia. No podemos solucionar todos los problemas, pero ayudamos a que la vida de estas personas sea más digna”, afirma María Jesús.

Además de la atención inmediata, esta asociación promueve el ocio y la inclusión. Excursiones trimestrales, paseos en barco por el Pisuerga, visitas al Museo de la Ciencia o fiestas de Reyes para los niños son algunas de las actividades que ofrecen a quienes rara vez tienen acceso a experiencias de ocio. “Queremos que puedan disfrutar, sentirse parte de la sociedad y recordar que son valiosos”, afirma María Jesús.

Lo más profundo de Asalvo, sin embargo, no se mide en cifras ni en cenas servidas. Es la transformación que provoca en todos los involucrados: voluntarios y beneficiarios. “Asalvo es mi familia, qué haría yo sin Asalvo, me habéis salvado la vida”, dicen muchos usuarios.

Y los alumnos, que aprenden a entregar sin esperar nada a cambio, descubren la fuerza de la amabilidad y la solidaridad.

Para ella, el mensaje es claro: “Soy feliz porque soy amable con los demás. La amabilidad genera felicidad, y la empatía transforma vidas”. Una frase de Sócrates resume su filosofía y la de Asalvo: “Una vida que no es vivida para los demás no merece la pena ser vivida”.

Como buena profesora deja otra frase, en este caso, de Martin Luther King, “no me quejo de los gritos de los malos, me quejo del silencio de los buenos”.

María Jesús es de esas personas que cree, al estilo Rousseau, que el hombre es bueno por naturaleza, pero las circunstancias le hacen cambiar. Y para ello pone un ejemplo a modo de parábola cercano de la asociación.

“Óscar lo tenía todo: casado, con un buen negocio y resulta que un día pues coge el coche, iba un poco más deprisa, llevaba a los niños y a la mujer y tiene un accidente. Se matan los dos niños en el accidente. La mujer no se lo perdona, no se lo perdona porque había ido a más velocidad, entonces él se hace borracho, está en la calle. ¿Es malo Óscar? No, las circunstancias”.

En un mundo donde la indiferencia parece prevalecer, ASALVO demuestra que la Navidad —y cada día del año— puede ser un tiempo de calor humano, esperanza y dignidad compartida.